Curiosa carrera la del guionista y realizador británico, afincado en Estados Unidos, Cristopher Nolan, firmante de ‘Origen’. Desde ‘Following’, thriller psicológico nada convencional hasta su descubrimiento internacional, con el fascinante y complejo puzzle de ‘Memento’, su prestigio no ha dejado de crecer en paralelo a su enorme tirón comercial.
Ha conferido un toque de distinción y calidad al superhéroe Batman en dos entregas, muy bien recibidas por público y crítica, especialmente en lo que se refiere a la, algo sobrevalorada pero interesante, ‘El caballero oscuro’, y prepara una tercera. Con ‘Origen’, realiza un tour de force espectacular, en una arriesgada sinergia de superproducción y creatividad, de la que sale más que bien parado. Un tipo hábil, Mr. Nolan.
La historia podría resumirse, algo toscamente, en la de un equipo, liderado por un excelente Leonardo Di Caprio- cada vez mejor actor y con una filmografía impresionante, ahora le espera Clint Eastwood…-que se dedica al espionaje onírico, y recibe el complicado encargo de manipular el subconsciente del heredero de una gran empresa, implantándole, por así decirlo, sueños que le hagan abandonar su legado en beneficio de un enigmático oriental, que es quien les ha contratado.
A tal efecto, se añaden al grupo dos nuevos miembros.Una estudiante, la estupenda Ellen Page, quien se encarga de la escenografía arquitéctonica de la otra realidad y un químico experto en poderosos somníferos. Se trata de que tod@s duerman simultáneamente, en los sofisticados escenarios previamente diseñados por la chica, a varios niveles a cual más profundo, dónde interferirán con el sueño de su ‘víctima’, para conseguir su objetivo.
Visualizar y contar semejante historia, haciéndola inteligible, sin concesiones a la banalidad.Crear unas imágenes de una hermosura y espectacularidad apabullantes sin que se resienta la lógica de un relato entre el thriller, la ciencia ficción, el espionaje y la acción pura y dura, necesita de un guión, del propio realizador, muy sólido. De un equipo técnico-artístico de primer orden, de un holgado presupuesto y de una mano maestra que coordine todos esos elementos, sin perder el pulso.
El resultado es extraordinario, de una creatividad, imaginación, ambición estética y narrativa pocas veces disfrutada en este tipo de superproducciones. No da tregua ni respiro esa catarata de imágenes y situaciones, en el filo de lo imposible, retorciendo fondo y formas, sin perder el hilo. Desafiando al espectador emocional e intelectualmente, con una belleza y solidez aplastantes.
Hay peros, pocos, pero haberlos haylos. El abuso de ciertos tics del cine de acción. El personaje de Marion Cotillard- a quien, por cierto, se le hace un guiño recordando a la gran Piaf en su precioso tema, recurrente aquí como ‘despertador’, ‘Je ne regrette rien’. La actriz la interpretó en ‘La vie en rose’, ganando un Oscar. El sesgo más conservador de lo deseable de la resolución de la historia. Pero este caballero inglés, que atiende por Cristopher Nolan, nos ha rescatado oscura y brillantemente de los sopores fílmicos estivales.
Carmen Jiménez