‘Uncle Boonmee’: Entre fantasmas

Esta cinta tailandesa, de género fantástico, dirigida, escrita y producida por Apichatpong Weerasethakul se hizo con la Palma de Oro en el reciente Festival de Cannes y con el Premio de la Crítica en el de Sitges. Viene avalada además por uno de los productores españoles más íntegros y consecuentes en su apuesta por un cine transgresor y de calidad, Luis Miñarro.

Su título completo es ‘Uncle Boomer recuerda sus vidas pasadas’ y da cuenta de cómo el protagonista, gravemente enfermo del riñón, decide convocar a parte de su familia en su casa de campo para despedirse. Pero tendrá visitas inesperadas, que le guiarán por un mundo onírico de recuerdos de existencias anteriores.

En palabras de su director en el filme hay un triple homenaje de reconocimiento, a su padre, enfermo renal, al anciano del mismo nombre que, a través de la meditación, tuvo la visión de sus reencarnaciones anteriores y a un tipo de cine » que está muriendo o está ya muerto, el cine con el que crecí».

Y a fe que cumple con lo propuesto. Se trata de una historia de fantasmas, de una extraordinaria belleza plástica. Localizada en los paisajes rurales y montañosos del noroeste del país, filmados en toda su hermosura nostálgica y algo tenebrosa. Pero también con la luminosidad de celebración de la vida, de todas las formas de vida, del eterno retorno de seres queridos tan iguales y tan diferentes.

El realizador dota a este relato tan peculiar y a sus extremadamente singulares personajes, de una autenticidad y una ternura perturbadoras. Los habitantes del más allá conviven con los terrenales con una naturalidad desarmante, sin concesiones al susto fácil. Más bien, a su aceptación en el marco de una cultura para la que el fin de la existencia humana, es sólo el principio de otras experiencias. Y lo mismo puede aplicarse a quienes, estando vivos, transmutan sus apariencias en lo que podíamos calificar de monstruoso, pero a los que se concede la cualidad de sujetos provistos de dignidad.

Narrada de una forma lenta, casi ceremonial, como un tributo a otras formas de vivir, de situarse en el mundo, de creer y de mirar. Aparentemente ingenua y extremadamente elaborada, desconcertante y no siempre cómoda, habitada por el misterio y la hondura, es todo un regalo para aquell@s que gustan de ese tipo de cine de una calidad especial, nada frecuente en la oferta sevillana de los últimos meses.

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