‘Pa negre’: Años de plomo


El mallorquín Agustí Villaronga_ ‘Tras el cristal’, ‘El niño de la luna’, ‘Aro Tolbukhin. En la mente del asesino’…_ posee una de las miradas más inquietantes y vidriosas de un panorama cinematográfico como el nuestro, nada sobrado de ellas. Realizador y guionista, esta su última cinta ha obtenido catorce candidaturas a los Goya y ha arrasado con trece estatuíllas- de las tambien catorce a las que estaba nominada- en los Premios Gaudí.

‘Pa negre'( ‘Pan negro’) es la adaptación de una novela de Emili Teixidor ambientada en la Cataluña rural de la posguerra en la que el descubrimiento de un doble crimen será el detonante para ir desentrañando una maraña de secretos, mentiras, resentimientos, odios, perversiones, corrupciones y venganzas , servidumbres y relaciones de poder y de clase, que vinculan al universo adulto con el infantil. Todo ello visto a través de los ojos de un niño, hijo de perdedores, cuyas experiencias y descubrimientos le transformarán radicalmente.

Como era de esperar en un realizador de sus características, Villaronga no cede al costumbrismo al uso, ni a los lugares comunes, ni a esquematismos trasnochados, ni a compasivos paños calientes, ni a épicas complacientes, ni siquiera a lo políticamente correcto.

Tiene claro, sin embargo, como el novelista cuyo guión adapta, la prepotente crueldad y sadismo de los vencedores para con los derrotados y también con los diferentes. Pero no elude las críticas al colaboracionismo y complicidad de l@s vencid@s, aunque sin cometer el error de equipararlos, pues muestra cómo razones estrictas de supervivencia mueven -en un contexto tan terrible- a cometer actos execrables, aunque nunca justificados.

La perfidia y perversidad, el lado más oscuro y sanguinario de la especie humana, son expuestos a nuestra consideración como el peor daño colateral del regimen triunfante sobre las mentes, las voluntades, las emociones, las vidas y las ideas de l@s habitantes -especialmente devastador en el caso de l@s niñ@s- de una pequeña comunidad, microcosmos paradigmático de un tiempo y un país marcado por los años de plomo.

El equipo técnico y artístico plasma tan negra historia con una poderosa y matizada contundencia, perturbadoramente turbia y radical. Marca del estilo de un realizador nada domesticable. Y el reparto encarna con excelencia a sus cínicos, atormentados y equívocos personajes.

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