La parisina Claire Denis tiene en su haber más de una decena de películas, de cuya escritura también es responsable, e incluso una intervención como actriz en ‘Venus, salón de belleza’. Ahora se exhibe en las carteleras sevillanas la cinta que nos ocupa, lamentablemente doblada, que data del año 2009, tiene un metraje de 100 minutos, de la que es coguionista junto a Marie Ndiaye y Lucie Borleteau y que nos ha llegado con los casi preceptivos dos meses de retraso, con respecto a su estreno en otras ciudades españolas.
Una figura solitaria deambula por los caminos polvorientos de un paisaje africano – del que ignoramos la localización exacta – bajo un sol de justicia, desoyendo las indicaciones de miembros del ejército que, desde un helicóptero, la instan a huir a su patria de origen. Ella, por el contrario, tan terca e indómita como ajena al peligro de permanecer allí, sólo piensa en encontrar un medio para regresar a lo que considera su verdadero hogar.
Se trata de una mujer europea – magnífica, como siempre, Isabelle Huppert – dueña de una plantación de café, cuya cosecha quiere salvar a toda costa, y de una casa en la que convive con un ex marido, un ex suegro y un hijo adolescente perezoso y malcriado, cuya evolución ideológica tomará en el futuro rasgos inquietantes. Ellos no la apoyan en su voluntad de resistir allí, sin mano de obra nativa, ni protección por parte de los hombres del regidor local que amparaban con sus armas a los colonos. Así que camina en pos de su objetivo o se apretuja en atestados autobuses, mientras dormita y rememora retazos de épocas pasadas de su itinerario vital en un continente desdichado.
La realizadora conoce de primera mano lo que está narrando. Hija de diplomático, su infancia transcurrió entre Burkina Faso, Somalia, Senegal y Camerún . Conoce el país y sus heridas, los devastadores efectos del postcolonialismo, el papel explotador de su propia raza, ese material blanco con el que la nombran l@s nativ@s despectivamente. De hecho, el título original de la cinta es precisamente ‘White material’.
Y de todo ello, de las luchas feroces en naciones sin estado entre soldados dudosamente legales y milicianos rebeldes en cuyas filas se incluyen niños de corta edad, da cuenta sin épica, ni énfasis, ni lírica, ni mixtificación o mitificación alguna. El resultado es una cinta incómoda y desasosegante, a modo de docudrama, radical de fondo y forma. Tan dura y terrible como la realidad que consigna.
Hola. Deseaba comunicar a la página que mi nombre y dirección de correo aparecen en todos los comentarios. No consigo hacerlo desaparecer. Posiblemento haya hecho algo incorrecto. Si fuesen tan amables de suprimirlo o informarme a mi correo cómo hacerlo se lo agradecería. Un saludo. Galo
Hola, hemos intentado anularlo. Si no fuera así, házmelo saber. No sé qué ha podido ocurrir y siento las molestias que te está originando, aunque sea totalmente ajena a este problema. Confío en que se haya resuelto. Saludos.