Archivo mensual: octubre 2011

‘La voz dormida’: Almas en pena

La recuperación del papel fundamental que jugaron las mujeres en la contienda civil española, en la postguerra y durante el franquismo, parece de justicia. Tanto a nivel de militancia antifascista, como de cooperadoras necesarias de la resistencia de izquierdas, como de prisioneras en las cárceles manteniendo bien altas su dignidad y compromiso político, como ante los pelotones de ejecución, como de ciudadanas de ínfima categoría en un país oscuro, misógino, machista y atroz… La Historia, la Memoria Histórica y las pequeñas y grandes historias de las mujeres están aún por contar.

Benito Zambrano (Lebrija, Sevilla, 1965) demostró en ‘Solas’ que sabe narrar y filmar a personajes femeninos singulares en situaciones límites con respeto, lucidez, sensibilidad y emoción. Con talento, en definitiva. Por ello es tanto mayor la decepción por su adaptación al cine de la novela homónima de Dulce Chacón, sobre las desventuras de dos hermanas cordobesas en los años cuarenta. Una, prisionera por su militancia comunista en Madrid y la otra, una joven ingenua y apolítica que, sin embargo, está dispuesta a arriesgarlo todo por ayudar. Sobre sus camaradas,  sobre sus implacables enemigos políticos, sobre sus compañeras de infortunio, sobre los hombres a quienes amaron…

El realizador sevillano que, según sus propias palabras, se sintió profundamente conmovido con el libro y con la autora – quien murió poco después de que le presentara su proyecto de guión, que finalmente acabó coescribiendo él mismo junto a Ignacio del Moral- le aplica al relato un tratamiento teatral, efectista, acartonado y panfletario. Tanto más gratuito cuanto que éste posee  carga emocional e ideológica tan potente que hace innecesario cualquier subrayado y, por el contrario, recomendable la contención.

Lamentablemente, el exceso se erige en seña de identidad convirtiendo a lo que podía haber sido un sólido drama, en un imposible dramón. A lo que podía haber sido una historia emocionante, en lacrimógena. A la justa reivindicación de l@s olvidad@s perdedores-as, en un maniqueísmo caricaturesco en la mayoría de las caracterizaciones de jueces, carceleras, militares, religiosas, curas, de algunas prisioneras y de… A la reconstrucción de un Madrid sórdido y hostil, en decorados de serie B.  A la descripción de la vida carcelaria, en meras composiciones en claroscuros. A los personajes y a la mayoría del reparto,- con las excepciones, y no siempre, de Inma Cuesta y de María León, flamante Mejor Actriz en el Certamen donostiarra- en enfáticos y sobreactuados. A lo que podía haber sido, en resumen, una película notable, conmovedora, necesaria, adulta y combativa, en una esquemática y abrumadora  colección de almas en pena.

‘Mientras duermes’: Cautivo del mal

Jaume Balagueró ( Lleida, 1968 ) se ha labrado una sólida reputación entre los amantes del género de terror con títulos tales como ‘Los sin nombre’, ‘Frágiles’, ‘Darkness’ o, sobre todo, a nivel de éxito popular, las dos entregas de ( Rec ), codirigidas con Paco Plaza.

En este su último trabajo, ‘Mientras duermes’, un inquietante thriller de terror, narra la historia del portero de un lujoso inmueble, tan aparentemente amable y servicial como torturado y dañino. Marcado por una básica incapacidad para ser feliz, no soporta que lo sean las personas a su alrededor. La dicha ajena le resulta tanto más intolerable cuanto menos puede comprenderla y compartirla. Trata, entonces, artera y perversamente, con todos los medios a su alcance,  de hacer desgraciadas a las personas de su entorno a cualquier precio.

Contada desde el punto de vista del personaje central, un magnífico Luis Tosar, otra segura nominación al Goya al Mejor Actor, de quien- a despecho del rechazo moral que provoca –  se nos hace cómplices… Personaje que, pese a su trabajo y máscara de solícito subalterno, se sirve del hecho de estar en posesión de las copias de las llaves de todos los apartamentos del bloque para introducirse en los más íntimos reductos de l@s inquilin@s  a fin de   provocar daños indelebles en sus vidas. En este caso, su víctima propiciatoria será una joven vecina siempre amable y sonriente, a la que encarna, con su soltura y encanto habituales, Marta Etura. Muy destacable asimismo es el trabajo de la excelente Petra Martínez en un personaje conmovedor.

El ojo de la cámara de Balagueró opta por una puesta en escena y un tratamiento de la historia lleno de intensidad contenida, escorándose más hacia el suspense que al terror clásico. Huyendo de efectismos y sustos fáciles, ha construído el retrato de un cruel  y difícilmente olvidable psicópata en el ejercicio in crescendo de su maldad radical, contra gente tan inocente como desprevenida. Lo que no le impide ser descarnado cuando procede y mostrar sin paliativos la dureza de los estragos causados por este ser inteligente, terrible, verdugo de la alegría, aliado del infortunio, sádico depresivo y cautivo del mal.

‘Another year’: El paso del tiempo.

A pesar de que los termómetros sevillanos se empeñen en prolongar el verano con altas temperaturas, especialmente en las horas centrales del día, no está de más recordar que estamos en otoño. Y afortunadamente la ‘rentrée’ se va notando en forma de colas ante las taquillas de los cines, de animación en los vestíbulos, de mayor ocupación en las salas…  Sobre todo, en los estrenos. Desde este blog hemos consignado las últimas propuestas de Urbizu, Sofía Coppola, Malick o Almodóvar. Ahora le toca el turno a Mike Leigh con ‘Another year’.

La filmografía de este ciudadano británico – de origen judío, casi septuagenario, dramaturgo, guionista y cineasta – es pródiga en títulos de interés en los que  su compromiso con las personas, especialmente las más desprotegidas social y emocionalmente, viene acompañado por una narrativa con voluntad de estilo, pero sin las pretensiones de autor frecuentes en tantos de sus colegas. Ahí están ‘Secretos y mentiras’ o ‘Vera Drake’ para atestiguarlo.

En efecto, pocos cineastas hay capaces de hacer invisible la muy cuidadosa elaboración de su puesta en escena, en beneficio de filmar la intimidad de sus criaturas. Así,  el silencio, los gestos, los sentimientos, las tensiones,  la comunicación , lo expresado y lo que permanece oculto, las emociones  y hasta los pensamientos, que presiden las relaciones humanas nos son mostradas de tal forma que se antojan vívidas y palpables. Plenas de verdad y cercanía, de sabiduría, lucidez y complejidad.

Esta su última cinta no es una excepción. En ella se narra el paso del período de tiempo mencionado en el título a través de cuatro epígrafes, cada uno dedicado a una estación, comenzando por la primavera y finalizando por el invierno, de un@s  amig@s sexagenari@s  que se reúnen en torno a un matrimonio – geólogo él, terapeuta ella-  que parece haber alcanzado la plenitud de su afecto, entendimiento y complicidad. El resto del grupo no resulta tan afortunado y sus vidas distan mucho de ser satisfactorias, algo que tratan de ocultar y u ocultarse a base de alcohol, excesos o de patéticas regresiones juveniles que encubren una profunda desdicha.

Las estaciones le sirven a Mike Leigh para tomar el pulso vital y emocional de sus personajes. La primavera contribuye a la efervescencia, a la exaltación del autoengaño y a propiciar acercamientos unilaterales abocados al fracaso… El verano y el otoño hacen madurar amores , decepciones y desencuentros y el invierno trae consigo una pérdida, un tocar fondo, un duelo y una posibilidad de recuperación. El realizador muestra, sin juzgar, los avatares vitales y sentimentales del grupo, individual y colectivamente, con afecto, respeto,  comprensión, humor y fina ironía. A la calidad de lo narrado contribuye poderosamente  un reparto portentoso, en estado de gracia, en el que destacamos a Jim Broadbente, Ruth Sheen y una desgarradora Lesley Manville.

Nada humano,en sus vertientes personal y social, parece serle ajeno al firmante de esta película notable. Tampoco la edad. Estimulante, divertida, dramática, tierna, adulta, conmovedora y nada paternalista resulta esta crónica de las diferentes y particulares formas en las que se pueden disfrutar o padecer las ventajas y servidumbres del inexorable paso del tiempo.

‘Las razones del corazón’: Peligro mortal

«Para algunas mujeres, el amor puede suponer un peligro mortal». Simone de Beauvoir,  El segundo sexo.

La combinación de la mirada fílmica de Arturo Ripstein y la escritura de Paz Alicia Garciadiego, ha dado al cine obras notables tales como ‘Principio y fin’, ‘La reina de la noche’ o ‘Profundo carmesí’, que se unen a la extensa y muy interesante filmografía anterior del director mexicano como ‘El lugar sin límites’, entre otros títulos sobradamente conocidos y reconocidos.

Ahora se estrena ‘Las razones del corazón’, coproducción hispano-mexicana- que viene precedida por la polémica de las desafortunadas declaraciones, luego rectificadas, del realizador por no haber sido incluida en el Palmarés del Certamen donostiarra. Festival en el que, por cierto, ya ganó dos Conchas de Oro por ‘Principio y fin’, en el año 93 y con ‘La perdición de los hombres’ en el 2000, y que siempre ha sabido apreciarle como creador.

Se trata de una versión libre y actualizada de los últimos capítulos de ‘Madame Bovary’ ambientada en el México contemporáneo , con una espléndida fotografía en blanco y negro de Alejandro Cantú y que transcurre casi íntegramente en un bloque de pisos donde malvive económica y emocionalmente la infortunada protagonista, una excelente Arcelia Ramírez.

Una puesta en escena elegante, tan cinematográfica como teatral, sirve de formato a la desgarradora historia de una mujer torturada por el desamor de un amante que se cansó de ella, por un marido pusilánime que no la satisface, por una maternidad que le pesa, por un hogar que están a punto de embargarle, por una ruina a la que le han conducido sus dispendios compulsivos, por una sensualidad frustrada.

El apego del tándem Ripstein- Garcíadiego por personajes e historias más grandes que la vida, trágicos y al borde del precipicio, casi siempre localizados en su país, un México incandescente y primitivo, se plasma aquí de forma más estilizada, aunque igualmente pasional. El intento de combinar una carga emocional de alto voltaje con una racionalización, e incluso autocrítica, de su comportamiento, por parte de la protagonista, resulta conmovedor por su descarnada sinceridad.

Constituye asimismo una lúcida crónica de la alienación de las mujeres en una sociedad machista que las condena a ser madres, esposas, amas de casa e incluso amantes, pero nunca sujetos de su propia vida. Mujeres como la desventurada Emilia, cuya afirmación individual pasa por la dependencia y sumisión hacia quien no le corresponde o por la autodestrucción radical. Mujeres  para quienes eso que da en llamarse amor, constituye un peligro mortal.

‘Somewhere’ : Lost in L.A.

Sofía Coppola gusta de retratar en sus películas personajes aislados, alienados e insatisfechos, pese a sus modus vivendi privilegiados y envidiables. Seres habitados por graves contradicciones que muy a menudo les conducen a situaciones límites e incluso destructivas, de las que reaccionan o no… Tal esquema, con variaciones según la historia y el contexto, lo ha aplicado en ‘Las vírgenes suicidas’, ‘María Antonieta’ y, sobre todo, en ‘Lost in Translation’‘Somewhere’, recién estrenada en nuestra ciudad, no es la excepción a la regla. Se ha comentado sobre ella, además, que contiene alguna que otra pincelada autobiográfica sobre su infancia en la Meca del Cine.

La historia sigue los pasos de una superestrella que vive en un fastuoso hotel hollywoodense, entregado a una existencia de lujo y excesos sin que nada ni nadie parezca estimularle o interesarle, más allá de las pulsiones eróticas. Estas suele desahogarlas con dos atractivas bailarinas quienes, previo pago, le brindan todo tipo de sketches sexuales. De cualquier forma, y tratándose de quien es, resulta evidente que las mujeres más hermosas caen rendidas e insinuantes a sus pies… La llegada de su hija, una estupenda y luminosa Elle Fanning, para pasar unos días con él, le hará cuestionarse algunas cosas.

La realizadora, responsable as¡mismo del guión, ha compuesto un retrato banal y pretencioso, hueco y prescindible, plagado de tiempos muertos, exento de humor y corrosividad, de una celebrity – por cierto, nada divo, sino disciplinado y responsable con sus compromisos laborales…- ,  en su entorno y circunstancias. Con mala factura, además. La puesta en escena es pobre y rudimentaria, muy por debajo del propio sello de su autora en otras cintas.

En este caso, comete otro error, dado que nada es ni sórdido, ni glamouroso. Sus criaturas, situaciones y diálogos, carecen de vida y verosimilitud. Stephen Dorff intenta impregnar de naturalidad a un protagonista imposible. El guión es inconsistente y plagado de clichés. El tratamiento dado a las mujeres es objetal y penoso, de una misoginia cutre. Todo y tod@s son de cartón piedra. Tan perdida y a la deriva como sus personajes, Coppola debería aprender que es necesario mucho talento, y oficio, para filmar el vacío.