‘Somewhere’ : Lost in L.A.

Sofía Coppola gusta de retratar en sus películas personajes aislados, alienados e insatisfechos, pese a sus modus vivendi privilegiados y envidiables. Seres habitados por graves contradicciones que muy a menudo les conducen a situaciones límites e incluso destructivas, de las que reaccionan o no… Tal esquema, con variaciones según la historia y el contexto, lo ha aplicado en ‘Las vírgenes suicidas’, ‘María Antonieta’ y, sobre todo, en ‘Lost in Translation’‘Somewhere’, recién estrenada en nuestra ciudad, no es la excepción a la regla. Se ha comentado sobre ella, además, que contiene alguna que otra pincelada autobiográfica sobre su infancia en la Meca del Cine.

La historia sigue los pasos de una superestrella que vive en un fastuoso hotel hollywoodense, entregado a una existencia de lujo y excesos sin que nada ni nadie parezca estimularle o interesarle, más allá de las pulsiones eróticas. Estas suele desahogarlas con dos atractivas bailarinas quienes, previo pago, le brindan todo tipo de sketches sexuales. De cualquier forma, y tratándose de quien es, resulta evidente que las mujeres más hermosas caen rendidas e insinuantes a sus pies… La llegada de su hija, una estupenda y luminosa Elle Fanning, para pasar unos días con él, le hará cuestionarse algunas cosas.

La realizadora, responsable as¡mismo del guión, ha compuesto un retrato banal y pretencioso, hueco y prescindible, plagado de tiempos muertos, exento de humor y corrosividad, de una celebrity – por cierto, nada divo, sino disciplinado y responsable con sus compromisos laborales…- ,  en su entorno y circunstancias. Con mala factura, además. La puesta en escena es pobre y rudimentaria, muy por debajo del propio sello de su autora en otras cintas.

En este caso, comete otro error, dado que nada es ni sórdido, ni glamouroso. Sus criaturas, situaciones y diálogos, carecen de vida y verosimilitud. Stephen Dorff intenta impregnar de naturalidad a un protagonista imposible. El guión es inconsistente y plagado de clichés. El tratamiento dado a las mujeres es objetal y penoso, de una misoginia cutre. Todo y tod@s son de cartón piedra. Tan perdida y a la deriva como sus personajes, Coppola debería aprender que es necesario mucho talento, y oficio, para filmar el vacío.

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