Archivo diario: octubre 23, 2011

‘La voz dormida’: Almas en pena

La recuperación del papel fundamental que jugaron las mujeres en la contienda civil española, en la postguerra y durante el franquismo, parece de justicia. Tanto a nivel de militancia antifascista, como de cooperadoras necesarias de la resistencia de izquierdas, como de prisioneras en las cárceles manteniendo bien altas su dignidad y compromiso político, como ante los pelotones de ejecución, como de ciudadanas de ínfima categoría en un país oscuro, misógino, machista y atroz… La Historia, la Memoria Histórica y las pequeñas y grandes historias de las mujeres están aún por contar.

Benito Zambrano (Lebrija, Sevilla, 1965) demostró en ‘Solas’ que sabe narrar y filmar a personajes femeninos singulares en situaciones límites con respeto, lucidez, sensibilidad y emoción. Con talento, en definitiva. Por ello es tanto mayor la decepción por su adaptación al cine de la novela homónima de Dulce Chacón, sobre las desventuras de dos hermanas cordobesas en los años cuarenta. Una, prisionera por su militancia comunista en Madrid y la otra, una joven ingenua y apolítica que, sin embargo, está dispuesta a arriesgarlo todo por ayudar. Sobre sus camaradas,  sobre sus implacables enemigos políticos, sobre sus compañeras de infortunio, sobre los hombres a quienes amaron…

El realizador sevillano que, según sus propias palabras, se sintió profundamente conmovido con el libro y con la autora – quien murió poco después de que le presentara su proyecto de guión, que finalmente acabó coescribiendo él mismo junto a Ignacio del Moral- le aplica al relato un tratamiento teatral, efectista, acartonado y panfletario. Tanto más gratuito cuanto que éste posee  carga emocional e ideológica tan potente que hace innecesario cualquier subrayado y, por el contrario, recomendable la contención.

Lamentablemente, el exceso se erige en seña de identidad convirtiendo a lo que podía haber sido un sólido drama, en un imposible dramón. A lo que podía haber sido una historia emocionante, en lacrimógena. A la justa reivindicación de l@s olvidad@s perdedores-as, en un maniqueísmo caricaturesco en la mayoría de las caracterizaciones de jueces, carceleras, militares, religiosas, curas, de algunas prisioneras y de… A la reconstrucción de un Madrid sórdido y hostil, en decorados de serie B.  A la descripción de la vida carcelaria, en meras composiciones en claroscuros. A los personajes y a la mayoría del reparto,- con las excepciones, y no siempre, de Inma Cuesta y de María León, flamante Mejor Actriz en el Certamen donostiarra- en enfáticos y sobreactuados. A lo que podía haber sido, en resumen, una película notable, conmovedora, necesaria, adulta y combativa, en una esquemática y abrumadora  colección de almas en pena.