La empresaria estadounidense Ruth Handler, de soltera Ruth Moskowickk ( 1916-2002), diseñó a Barbie. La llamó así en homenaje a su hija Bárbara, quien prefería jugar con muñecas adultas. Lo hizo para la empresa Mattel de su marido y su socio. En el filme se la homenajea, casi como un hada madrina de la protagonista, interpretada por Rhea Perlman.
Mattel Films es una de las productoras de la película y planea hacer otras tantas sobre 45 juguetes más de su factoría. Así que es lícito pensar que su directora, quien también la escribe, junto a Noah Baumbach, la actriz, guionista y cineasta norteamericana Greta Gerwig – cosecha del 83, con títulos en su filmografía tales como las sensibles ‘Lady Bird’ (2017) y ‘Mujercitas’ (2019) – la ha rodado, a todos los efectos, por encargo. O casi.
Aunque le haya añadido su impronta personal, con unas señas de identidad pretendidamente feministas, a una historia en la que el personaje central, la estupenda y desaprovechada por la industria en función de su físico, Margot Robbie, – que vive una idílica existencia, color de rosa, en Barbieland con sus amigas las otras Barbies y sus Ken – se ve asaltada por oscuros pensamientos que le provocan efectos físicos indeseables.
Esto hace que, con ayuda de una «colega» rara y presuntamente transgresora, dé el salto al mundo real en el que busca a su «dueña» humana para conseguir explicar y resolver su crisis. A partir de ahí, el juego de poderes cambiará en su microcosmos y…
Entre la comedia, el musical, el fantástico y la sátira, Gerwig intenta, en opinión de esta firmante, una imposible cuadratura del círculo para convertir a una muñeca «estereotípica» – como se define a sí misma el personaje – de la femineidad más sexista y cosificadora, en una abanderada de los derechos de las mujeres.
Para criticar y poner en solfa a la empresa que la comercializa, a través de su director, un divertido Will Ferrell, y ejecutivos masculinos, pero honrar, como se ha escrito al principio de esta entrada, a su creadora.
Para convertir a un universo de papel de celofán, intensamente rosa, en nada menos que un matriarcado, con una presidenta al frente. Para convertir a las «mujeres» de ficción que lo habitan en liberadas. Para convertir la alienación provocada en las niñas por un juguete muy insidioso, en un ejercicio de libertad. Para…
Producción estadounidense, fechada en el año en curso, de 114 minutos de metraje. Su magnífica fotografía se debe a Rodrigo Prieto y su notable banda sonora, además de las canciones de Dua Lipa, Billie Eilish o Karol G, la firman Mark Ronson y Andrew Wyatt. Chapeau a su dirección artística, efectos especiales y a su deslumbrante factura audiovisual.
Y a un irresistible Ryan Gosling, lo mejor de la función junto a la crítica del universo de los Ken. Sus referencias son excelentes, ténganlo en cuenta. No le faltan méritos, ni valores, pero esta firmante reconoce que se aburrió bastante en su proyección, además de todo lo demás. Porque no, Barbie no es feminista, sino todo lo contrario.
Escrito queda. Véanla y juzguen por sí mism@s.