Archivo diario: julio 29, 2023

Vistas, desaparecidas de la cartelera y no consignadas en el blog. Ni Paul, ni Paolo, ni Wes. Capítulo 2, ni Paolo. ‘El primer día de mi vida’: Segundas oportunidades

El guionista y cineasta romano Paolo Genovese – cosecha del 66, en cuyo haber filmográfico está ‘Perfectos desconocidos’ (2016), de la cual haría un remake con el mismo título Álex de la Iglesia en 2017 – ha adaptado al cine en la que nos ocupa – escribiendo también su guion, junto a Isabella Aguilar, Paolo Costella y Rolando Ravello – su propia novela homónima.

Se trata de una producción italiana fechada en el año en curso, de 121 minutos de metraje. Muy bien fotografiada, con esa pátina entre brumosa y oscura que la historia requiere, por Fabrizio Lucci y con una banda sonora que subraya el dramatismo del relato, firmada por Maurizio Filardo. Entre su solvente reparto coral, destacar los talentos de Tony Servillo y Margherita Buy, además de los de Sara Serralocco y Valerio Mastandrea.

Cuatro personas, dos mujeres, un hombre y un niño, eligen una oscura y lluviosa noche para poner fin a sus vidas. En el último instante de estas, un hombre misterioso les rescata, recogiéndoles en un taxi y llevándoles a un hotel enigmático y solitario.

Una vez allí, les propone un trato: una semana para que tengan ocasión de contemplar sus propias despedidas, el impacto emocional que han causado sus pérdidas en familiares, amistades y hasta amores secretos y el futuro que les esperaría de haber optado por seguir adelante. Y…

A quien esto firma, que no ha leído la novela original, le resultó sugerente ese arranque. Un comienzo que pone de relieve los diferentes duelos de los personajes: por una hija, por una carrera, por la incongruencia entre la profesión y el estado de ánimo, por unos padres explotadores…

Todo ello en un clima tan sombrío y desgarrado como el requerido por el relato. Lástima que no profundice en tales dolores y motivaciones y que, en su franja central, se convierta casi – con algunos destellos de lo que podía haber sido e incluso al dar la clave en ese final que alza el vuelo, desvelando el enigma del salvador, aunque ya sea demasiado tarde – en un manual de autoayuda.

Se la ha comparado, salvando todas las distancias, con ‘Qué bello es vivir’ (1946), de Frank Capra, y mantiene, pese a sus carencias e irregularidades, una cierta dignidad en su mirada a la doliente travesía de la existencia.

Por ello, esta firmante les anima a verla cuando la programe alguna plataforma y a juzgarla por sí mism@s.