La realizadora navarra Itsaso Arana – actriz de cine, teatro y televisión, guionista, y cineasta, cosecha del 85, que tiene en su haber el libreto de ‘La virgen de agosto’, que también protagonizó como intérprete esta y dos más de las películas de Jonás Trueba, entre otros muchos títulos cinematográficos y televisivos – describe ‘Las chicas están bien’, su debut en el largometraje, en un imaginativo prólogo en el que se sirve de una carta, escrita con su puño y letra, como » una película-ensayo con 5 chicas en una casa de campo durante siete días de verano hablando…»
Las cinco chicas a las que hace referencia son cuatro actrices – espléndidas Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero y Helena Ezquerro – además de ella misma, con quienes comparte el talento interpretativo – como escritora y directora de la obra que se ensaya en la ficción.
El lugar, otro personaje más, es un precioso molino del siglo XVII, como la obra en la que se sitúa, situado en Nistal de la Vega, León. En él se instalan las protagonistas, en él conviven, en él trabajan, en él, y en el pueblo donde hay verbena popular, y en las camas que comparten dos y dos, como en la de atrezzo, se comunican, intiman y expresan recuerdos y vivencias…
Rodada en pocos días, es tan sencilla como compleja y poliédrica, tan fluida y ligera como reflexiva, tan juguetona como con posos de profundidad, tan poco convencional como accesible.
Un cuento de verano que contiene muchos planos y lecturas posibles: drama, comedia, teatro dentro del cine, cine dentro del cine, docuficción y representación de ambas o película-ensayo, como la describía la propia Arana …
También en cuanto a las protagonistas, que son, al tiempo, personajes y personas en el relato. Se llaman como las actrices, se representan a sí mismas, y transmiten generosa y valientemente experiencias de sus rodajes y de sus vidas. Así, Bárbara Lennie muestra su avanzado embarazo y comenta como experimentó la situación de su inminente muerte en ‘La enfermedad del domingo’, de Ramón Salazar (2018), aunque no mencione el título.
De la muerte se habla tanto como de la vida y del amor, aunque la descripción de los dos romances sea bastante impostada. De la muerte de ficción, de la real, de los duelos, de los finales de las personas más queridas, de la orfandad temprana, de, otra vez Lennie, cómo las películas las sobrevivirán, algo tan inquietante como esperanzador, porque también son cartas para el futuro.
La directora dice que esta propuesta tiene «vocación feminista» y que quería hacer una relectura de cuentos sobre sapos y príncipes, princesas y guisantes, ambientada en una época contrastándola con el presente. Pero…
… Pero la feminista que esto firma cree que es, por contra, extremadamente femenina y que tales cuentos, junto al argumento del montaje, y sus parafernalias de miriñaques, corsés y preciosos vestidos, avalan los roles en lugar de cuestionarlos.
Es una mirada de mujer, eso sí, habitada por la sensualidad delicada, el encanto, la belleza, la estilización de la puesta en escena, la sutileza, la luz y la oscuridad. Es una mirada de mujer, eso sí, que glosa la amistad femenina, que rebosa admiración y ternura por, y entre, las protagonistas, colegas y amigas personales de Itsaso Arana.
La animalista que esto firma también agradece que muestre un entorno rural civilizado en el que sólo aparecen un caballo libre, una mariquita y un sapo que son tratados con el respeto y la ternura que merecen.
Producción española, fechada en 2023, de 85 minutos de metraje. La escribe, como ya se ha señalado, su responsable. Su bellísima y sugerente fotografía se debe a Sara Gallego. Resaltar también la presencia de una niña, Julia León cree esta firmante que se llama, que puede dar mucho juego interpretativo.
Escrito queda. Desde luego que hay que verla.