Tres miradas de mujer. 1, Arantxa Echevarría: ‘Chinas’: Lucía, Xiang y Claudia

El debut cinematográfico de la productora, guionista y cineasta Arantxa Echevarría, cosecha del 68, fue llegar y besar el santo. En efecto, ‘Carmen y Lola’ (2018) fue premiada con dos Goya, tuvo múltiples candidaturas en galardones como los Feroz y fue seleccionada para participar en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes.

La que nos ocupa es su tercera propuesta centrada en el barrio madrileño de Usera – del que aseveró una conocida presentadora nacida allí que «ahora era Chinatown…» – y en tres protagonistas femeninas.

A saber dos niñas muy diferentes entre sí: una española, hija de inmigrantes chinos, Lucía, absolutamente integrada en su colegio, estudiosa, trabajadora y con un carácter alegre y adorable y una adoptada, Xiang, solitaria, introvertida y aislada que rechaza cualquier intento de acercamiento y desea conocer sus raíces.

Dos niñas que coinciden en el mismo centro escolar y que, pese a su origen común, no conectan por mor de la actitud cerrada de la segunda. Dos niñas, una pobre y otra rica.

Dos niñas, la primera citada con una madre, sobre todo ella, y un progenitor igualmente estricto, que regentan un bazar, desconfiad@s, exigentes, cerrados, exentos de ternura y recelos@s. Que pese a estudiar y trabajar hasta tarde en el negocio familiar, no la valoran y subestiman su nota media de notables.

Dos niñas, la segunda citada con una progenitora y un progenitor solventes y cariñosos que la comprenden, la quieren y la animan en todo lo que emprenda y a abrirse a los demás. Hasta el punto de darle la oportunidad de conocer unos orígenes muy lejanos a lod que ella había imaginado.

Y la tercera es una adolescente, Claudia, hermana mayor de Lucía y muy unida a ella, que también choca con la incomprensión y la dureza del padre y de la madre que tampoco valoran sus altas calificaciones, media de 9, y la reprimen tanto o más que a la menor.

Claudia sólo encuentra respiro en una pandilla multicultural de contemporáne@s con cuyos comportamientos de ocio y sexuales no coincide y la hacen sentirse extraña en el peor sentido del término. Pero deberá pagar el precio de la claudicación…

Con estos mimbres la realizadora ha retratado a las tres criaturas citadas, a sus entornos familiares y amistosos y al microcosmos en el que se insertan. Lo ha hecho de una forma valiente, alejada del costumbrismo al uso, sensible y valiosa, sí. Pero imperfecta e insatisfactoria a juicio de esta firmante.

Porque, si bien la naturalidad que desprende la historia de las niñas es un acierto, ha cargado las tintas innecesariamente en la de Claudia. Y en la de sus progenitores, singularmente en la de la madre. Un personaje de una pieza, rígido, esquemático, cruel y a la defensiva que sólo se permite romperse en un momento y por las razones equivocadas.

A este respecto, servidora ha recibido la queja de la responsable de un excelente restaurante japonés cuya hija, quien también se llama Lucía, estudia en dos colegios chino y español.

Ella considera que se la ha retratado mal al personaje puesto que, en la comunidad china, y española, con la que se relaciona, no encuentra a nadie similar. Y menos aún regentando un bazar. En su caso, habla perfectamente nuestro idioma, lo lee, va al cine y tiene una rica vida social, pese a la intensidad de su trabajo.

Su desequilibrio narrativo, para quien esto firma, es evidente. Con una puesta en escena que parece fragmentaria y llena de puntos suspensivos. Deja traslucir temas de hondura, pero no los desarrolla adecuadamente y sus críticas se diluyen y se pierden ante lo abrupto, y erróneo, de ciertas conclusiones. Por no mencionar el final…

Producción española, fechada en el año en curso, de 118 minutos de metraje. Su guion, bastante irregular, está a cargo de la propia directora. Aplausos sin reservas para sus fotografía y banda sonora que firman dos mujeres: Pilar Sánchez Díaz y Marina Herlop, respectivamente.

Y para un más que digno reparto con el excelente trío protagonista encarnado por Daniela Shiman Yang, Elia Qiu y Xinil Ye. Además de las estimulantes presencias de Leonor Watling y Carolina Yuste, asidua de Echevarría. Un precioso personaje el suyo.

Pero claro que hay que verla.

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