‘La tierra prometida’: Propiedades, derechos de pernada y barbaries de las tiranías feudales

Ludwig von Khalen (1700-1774) fue un capitán danés empobrecido, que trabajaba en la agricultura y tenía conocimientos de topografía, a quien el monarca reinante en su país permitió, tras una contumaz insistencia por su parte, cultivar los inhóspitos páramos daneses, con la ayuda de colonos, tanto nativos como extranjeros, que se establecieron en el lugar.

A cambio pedía un título nobiliario para restablecer su dignidad e identidad de hijo bastardo – el título original de la película es «El bastardo» – de una sirvienta y el noble de su localidad de origen, ya que se ejercía impunemente por estos terratenientes cortesanos el abominable derecho de pernada. O lo que es lo mismo, inicuas violaciones con el agravante de abuso de poder.

Pero esa tierra prometida tan árida como hostil, tan intratable como yerma, sería reivindicada por el despiadado gobernante de la zona que odiaba al protagonista porque su criada, de quien abusaba, luego se hablará de ella, y su marido habían huído de su casa para unirse a él. Y su venganza resultó terrible.

En el interín, años de esfuerzo y trabajo extenuante para extraer algo productivo de un terreno baldío. Como patatas, lo único posible, con el viento, la lluvia y las heladas en contra.

En el interín, el amor de dos mujeres y la relación con una de ellas. En el interín, la adopción de una niña gitana a quienes los nativos consideraban maldita y portadora de desgracias. En el interín, con todo en contra… no se hará spoiler.

Este relato fílmico está basado en la novela, inédita en nuestro país, «El capitán y Ann Barbara», de la premiada traductora y autora danesa Ida Jessen, cuya mirada crítica feminista sobre la terrible opresión de sus compañeras de sexo en este justamente calificado como «western feudal» es obvia.

Y también lo es, algo muy bien retratado por el director y el guionista, la construcción de los tres personajes femeninos tan dignos y notables, tan valientes y afirmativos, pese a su posición tan frágil y vulnerable, tan íntegros y consecuentes.

El guionista es uno de los más reconocidos y solventes de su país, Anders Thomas Jensen, cosecha del 72, que ha trabajado con prestigios@s compatriotas como Susanne Bier o el propio Nikolaj Arcel o estadounidenses como Jim Sheridan, además de tras la cámara en numerosas series y en la aplaudida «Justicieros»

El realizador es el citado Nikolaj Arcel, también guionista y realizador de la misma cosecha, entre cuyos títulos están «Un asunto real» (2012) o «La torre oscura» (2017).

Ambos saben imprimir a este drama biográfico, de aventuras, en clave de western feudal histórico, como se ha mencionado antes, una mirada nada convencional, ni al uso a un país y una época de tiranías y barbaries.  

Ello sin blanquearlo con la épica. Aunque sí lo sea la gesta de un hombre, que no necesariamente resulta simpático, sino más bien un antihéroe, obsesionado contra toda lógica por una causa imposible a la que arrastra a´otr@s.

Un hombre que no duda en traicionar sus afectos, aunque luego asuma sus errores con nobleza y luche por rectificar. Un hombre enfrentado a un villano cobarde y miserable visto en toda su crueldad.

Una historia que nunca hace concesiones al acartonamiento, ni a la autocomplacencia. E incluso cuando en su franja central se diría agotada, levanta el vuelo con su conclusión.

Coproducción entre Dinamarca, Noruega y Alemania, de 127 minutos de metraje. Su espléndida fotografía se debe a Rasmus Vidabaek y su vibrante banda sonora a Dan Romer.

Entre su excelente reparto, destacar las presencias de Amanda Collin, Kristine Kujath Thorp y Melina Hagberg, pero sobre tod@s la de un inmenso Mads Mikklesen, Mejor Actor en los Premios del Cine Europeo, a quien todos los reconocimientos le son debidos, y tan injustamente ignorado en los Oscar 2024, como Leonardo DiCaprio.

Es una de las elegidas para debatir esta misma tarde, a las 19.30, en la Casa del Libro Velázquez durante la sesión de nuestra tertulia de cine Luis Casal Pereyra. VÉANLA SIN FALTA Y CUANTO ANTES.

Escrito queda.

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