‘El llanto’: Andrea, Camila, Marie y… Lisbeth

Esta película notable, singular, inquietante y transgresora se divide en capítulos dedicados a cada una de sus protagonistas. Unas protagonistas, básicamente las tres primeras – aunque la cuarta aparezca en una conclusión abierta, que es un nuevo comienzo – unidas por fuertes vínculos, que se nos irán descubriendo a lo largo del metraje, y por una maldición.

Unas protagonistas que sienten una maléfica presencia espectral – bajo la apariencia de un hombre delgado y canoso – pero que no pueden verlo, esto lo descubrirán luego, más que a través de los ojos de una cámara.

Unas protagonistas que transitan entre dos ciudades, dos países, dos décadas y dos continentes. Unas protagonistas que oyen también un llanto desgarrador en el interior de un edificio vacío y desasosegante, el mismo en Buenos Aires y Madrid, del que no se sale indemne.

Unas protagonistas que son el presente, el pasado y el futuro, por este orden temporal, de un oscuro sortilegio que las amenaza y al que no obstante se ven inducidas a enfrentarse.

Tres historias entre la negrura, el terror y la esperanza de una conclusión abierta que puede, cuando vuelven a ser tres aunque no las mismas, conjurar un fatal destino. Todo ello con una puesta en escena hermosa, terrible y estilizada, un guion solvente que reta a nuestra inteligencia, una factura impecable y unas intérpretes entregadas.

Coproducción entre España, Argentina y Francia, fechada en el año en curso, de 107 minutos de tenso e intenso metraje. Escrita, junto a la reconocida Isabel Peña, habitual de Sorogoyen, y realizada por Pedro Martín-Calero.

Extraordinariamente fotografiada por Constanza Sandoval y con una partitura notable de Olivier Aron. Ester Expósito, Mathilde Olivier y Malena Villa prestan sus talentos y registros a estas criaturas tan dolientes como solidarias entre ellas y contra el horror que las acecha.

No es una película de terror al uso ni de fondo, ni de forma, y este es uno de sus valores. Les va a exigir mucha concentración, pero déjense llevar por ella y no se la pierdan bajo ningún concepto.

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