Quien esto firma, está muy perjudicada ocularmente por una virulenta alergia, acentuada por esta primera ola de calor primaveral. Quien esto firma, gusta de sentarse en la última fila de la sala de cine que frecuenta y también lo hizo visionando esta película, pues sus ojos le habían dado una tregua.
Quien esto firma, acudió con expectación e interés a ver esta última propuesta del muy particular e inclasificable guionista, productor y cineasta estadounidense Wes Anderson, cosecha del 69. Ver, lo que se dice ver en el caso concreto de los subtítulos, más bien poco, ya que su tamaño era bastante pequeño, se desenfocaban en el blanco sobre blanco y resultaba muy díficil seguirlos dada la frenética rapidez de los diálogos del cineasta.
Quien esto firma no es angloparlante, así que lo tuvo complicado. Quien esto firma, dado este contexto, debe reconocer que su aprehensión de la película, en todos sus giros y matices, fue limitada e insatisfactoria.
A todo ello cabría añadir que el muy singular y libérrimo director al que, como quien esto firma escribió en su momento, le preocupa más bien poco la inteligibilidad de sus relatos fílmicos. Posee su propio universo narrativo, visual, de tratamiento, escritura y puesta en escena al que se mantiene fiel caiga quien caiga.
Es un AUTOR, así con mayúsculas, para lo bueno, muy esquemáticamente y siempre a juicio de esta firmante – ‘El gran Hotel Budapest’ (2014) – y para lo menos bueno – ‘Asteroid City’ (2023), por cierto filmada en Chinchón – por poner sólo dos ejemplos de una extensa y reconocida filmografía.
Es un realizador al que hay que acercarse saliendo de la zona de confort y con la mente abierta y curiosa permitiendo, y permitiéndole, que rompa cualquier esquema previo. Consintiendo que sus microcosmos, tan personales e intransferibles, penetren en los sentidos y en la inteligencia.
En esta historia, excéntrica como todas las suyas, Wes Anderson sigue a un poderoso magnate – un glorioso Benicio del Toro, magnífico villano – que se ve envuelto en una trama de espionaje y geopolítica, mientras viaja por distintos países, buscando aliados y enfrentando a rivales, con su única hija, novicia que aún no ha profesado, entre más de una decena de varones de diversas edades.
Pretende hacerla su heredera universal y ponerla al frente del negocio familiar. Ella, pese a su modestia inicial, resulta ser muy inteligente y una alumna muy aventajada. Dividida en capítulos, con una brecha como hilo conductor.
Una brecha, una grieta, no sólo económica y empresarial, sino privada, íntima y personal. Una brecha que se revelará alrededor de los múltiples desplazamientos en trenes y avión, alrededor de la eliminación, desenmascaramiento y descubrimiento de sus enemigos.
Coproducción entre Estados Unidos y Alemania, fechada en el año en curso de 101 minutos de metraje. Su guion lo escribe el propio Anderson, a partir de una historia suya, junto a Roman Coppola, uno de sus colaboradores habituales. Como también lo son los excelentes Bruno Delbonnel, a cargo de la fotografía, y al gran Alexander Desplat en la banda sonora.
Ya se ha mencionado el gran trabajo de Benicio del Toro. A esto que habría que añadir los de Mia Threapleton y Michael Cera. Junto a los suntuosos cameos o apariciones secundarias, marca de la casa en sus repartos corales, de Tom Hanks, Scarlett Johansson o Benedict Cumberbatch…
Se ha escrito que es su mejor propuesta, la más cálida y cuidadosa con los personajes, la más reflexiva sobre los afectos, el legado y el sentido de la vida. Esta firmante lo deja aquí, pese a discrepar con matices y sin negarle sus valores, pues habrá ocasión de debatirla mañana, MIÉRCOLES, 4 DE JUNIO, A LAS 19.30, EN CASA DEL LIBRO VELÁZQUEZ, DURANTE LA SESIÓN DE FIN DEL CURSO 2024-2025 Y DE LA TEMPORADA 12 DE NUESTRA TERTULIA DE CINE LUIS CASAL PEREYRA.
Escrito queda.