Quien esto firma – pese a tener ya escrita, y publicada en estas páginas, la crónica del primer paseo nocturno que se repitió en la noche de ayer, pues así lo habían solicitado compañeras que, dada la ola de calor imperante la pasada semana o por otras circunstancias, no pudieron asistir – no se resiste a registrar de nuevo sus impresiones al respecto.
En este caso, la temperatura fue propicia y nos dimos cita 11 de nosotras, incluyendo a nuestras guías Laura y Lola para, después del itinerario, tomar algo con opciones veganas – somos dos en el grupo – en un restaurante de un centro histórico atestado, como es norma habitual, siendo un viernes aún primaveral.
Lo que esta firmante quiere resaltar en esta entrada es el clima tan especial que se crea cuando socializamos, tras aprender, enriquecernos y honrar la Memoria Histórica de esas semejantes y hermanas de otros siglos, y departimos en esos momentos.
Siempre con una química diferente, pues algunas de las integrantes van cambiando, pero con el denominador común de una libertad de expresión, una curiosidad, un humor, una complicidad y una empatía, entre tantas otras cosas, en el marco de un espacio seguro y reconfortante entre nosotras, entre mujeres feministas.
Lo personal es lo político, sí. Y estos encuentros, estas rutas, estos paseos, son a la vez personales y políticos. Porque se socializa de la mejor y más enriquecedora forma posible. Porque se pueden conocer experiencias, pasiones y vivencias cercanas y ajenas, diferentes y comunes, sin juicios, con un respeto absoluto a las diferencias de cada cual, siempre con la sororidad por delante.
Gracias a Laura, a Lola y a todas las mujeres que nos acompañan en este camino, por otra velada para el recuerdo. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.