Archivo mensual: agosto 2025

Series en plataformas, Filmin. ‘Todo esto te daré’: Mais non…

Esta firmante tenía muchas expectativas puestas en esta serie – adaptación cinematográfica de la novela homónima de Dolores Redondo, que se hizo con el Premio Planeta en 2016, pero que traslada su localización, desde la original de Galicia, a la Provenza francesa – a la que precedían buenas referencias.

De ahí que su decepción ante el pobre resultado haya sido mayor. Quien esto firma, no ha leído el libro original, pero eso no le impide hacer una valoración crítica del tratamiento – ya se sabe que el literario y el cinematográfico son lenguajes muy diferentes – visual y narrativo dado a esta historia.

Porque esta historia contaba con un material de partida, muy al uso en este tipo de intriga, en el que un escritor de prestigio, nada menos que Premio Goncourt…, que pierde a su marido, de ascendencia noble, en un accidente y viaja desde París a la región citada para descubrir sórdidos secretos de su familia política y hasta de su cónyuge.

Sí, esta sinopsis se repite a menudo. La variante aquí es que se trata de una unión homosexual, a la que se le da – todo un acierto, de los pocos que tiene – carta de normalidad, pese a los prejuicios homófobos que afloran en ciertas gentes del lugar y en algunos parientes del fallecido.

Así que se reitera que, con esta variante y estos mimbres, se le podía haber sacado un buen partido a esta producción francesa, fechada en 2024, y compuesta de 6 episodios de 52 minutos de metraje cada uno.

Pero nada de esto ocurre. El guion – de Françoise Charpat, Pascal Fontanille y Karine Lollichon es muy, muy, muy flojo e insuficiente – y el tratamiento que le ha dado su director, Nicolas Guicheteau, es plano, aburrido y carece del ritmo y de la intensidad que reclamaban tanto el drama como los misterios que se van revelando.

Que se van revelando tarde y mal, con dispersiones, oquedades, confusiones y lentitud y precipitación en los dos últimos capítulos. La trama no engancha como debería, todo lo contrario. No interesa, en opinión de esta firmante, lo que cuenta, ni mucho menos cómo lo cuenta, pese a que la autora haya declarado que el ADN del texto se ha respetado.

Capítulo aparte merecen las interpretaciones, tan deficientes y desinteresadas como toda la escritura y la puesta en escena, por llamarla de alguna manera. En su reparto coral, aunque con dos claros protagonistas, no hay nadie que destaque.

Ni tampoco en su factura, ya que ni la fotografía de Jerome Carles, ni la banda sonora de Erwan Kermorvant, tienen algo más que la corrección esperada en este tipo de productos.

En fin… Ustedes mism@s.

‘Aquel verano en París’: La soledad era esto…

Blandine tiene nombre de princesa de cuento tradicional o de heroína de Pixar, pero nada más de lejos de tales polos opuestos. Blandine es una joven normanda que viaja al París estival de los Juegos Olímpicos con dos entradas, aunque la destinataria de una de ellas no acudirá a la cita.

Blandine se encuentra en la Ciudad de la Luz dispuesta a ver a su nadadora favorita, pero el tamaño de su mochila le impide la entrada. Blandine también está en la capital francesa para ver a su hermana de padre, diez años después, y conocer a su sobrina.

Blandine la llama y le deja mensajes, pero no hay respuesta. Blandine no tiene un físico al uso y normativo, a sus treinta años recién cumplidos. Blandine viene de una ruptura sentimental de mutuo acuerdo, dolorosa pero civilizada.

Blandine se encuentra aislada – sin rumbo, pero no perdida, receptiva y asombrada – en una metrópolis vibrante y atestada de gente, ante tal evento de proyección mundial. Blandine está en una ciudad que no duerme, en la que pasa una noche en las calles de música y fiestas, intentando mantener el tipo.

Blandine debe pernoctar, pero sólo una vez, en un albergue, con otras chicas que tampoco la integrarán. Blandine, por fin, queda, y se queda, en casa de su hermana, estresada hasta decir basta, que la recibe con un cortés desapego, y con una encantadora sobrina con la que conecta desde el minuto uno.

Blandine se ve inmersa en una familia rota y disfuncional en la que el ex y padre de la niña, que tiene una pésima relación con la progenitora, es un radical opositor a los JJOO que – mientras nuestra antiheroína la cuida y se cita con él para entregársela en medio del maremágnum de la manifestación – provoca involuntariamente su detención e interrogatorio policial…

Blandine, generosa, bondadosa y flexible con todas estas anomalías y desencuentros que le suceden sin poder controlarlos, es puesta a prueba y, pese al dolor y el desgarro, no manifestados pero sí sentidos, mantiene su carácter comprensivo y dulce hasta decir basta.

Blandine, sola en la urbe multitudinaria e injustamente tratada en el círculo familiar, sabe lo que quiere y lo que no, tendrá también un encuentro nada al uso con un electricista de los Juegos, el único que le muestra su amabilidad y empatía.

Blandine volverá a su hogar, a su costa querida, a su mar amado, sin rencores y dispuesta a partir de cero, tras las tumultuosas experiencias vividas, y a acoger a quienes la rechazaron, en su hogar. Blandine sola, sí. Encontrándose a sí misma voluntariamente sola, pero no desolada.

Producción francesa, fechada en el año en curso, de 77 minutos de metraje. La escribe, junto a Mariette Désert, y la dirige, la actriz y cineasta Valentine Cadic, de la que es su ópera prima. La fotografía muy bien Naomi Amarger y la música la firma con solvencia el músico Saint DX.

Entre su reparto en estado de gracia, destacar el enorme talento de la debutante Blandine Madec, que se llama como su personaje, y de la excelente India Hair. Mejor Largometraje en el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires, todos los reconocimientos le son debidos.

Una mirada de mujer, la de una realizadora a seguir, delicada, sensible, crítica también con el entorno que describe, tan personal como política, tan aparentemente ligera como honda, que no deberían perderse. VÉANLA.

‘Leer Lolita en Teherán’: Poner una vela a Dios y otra al diablo

Esta película resultó elegida para debatir en nuestra tertulia de cine Luis Casal Pereyra, pero su estreno se retrasó y no pudo ser. Quien esto firma, que la tenía pendiente, abandonó el pasado viernes su confinamiento térmico para verla en una sesión doble, que incluyó a otra muy estimable, de la que se dejará también constancia en estas páginas.

Quien esto firma no duda de las buenas intenciones de su realizador – el israelí Eran Riklis, cosecha del 54, que ha filmado series de televisión, spots publicitarios y títulos para el cine tales como ‘La esposa siriana’ (2004), ‘Los limoneros’ (2008) o ‘Mis hijos’ (2014), entre otros muchos – por su compromiso social plasmado en ellos.

Un cineasta, un hombre de formación cosmopolita, que afirma que «es díficil vivir en Tel Aviv hoy, pero lo es más siendo un niño palestino en Gaza». Un cineasta que ha demostrado su interés en reivindicar, como lo hace en esta que nos ocupa, los derechos de las mujeres.

Un cineasta que ha tomado partido en la ficción por su protagonista femenina, la eminente actriz palestina Hiam Abass, frente al ministro de Defensa israelí en la anteriormente citada ‘Los limoneros’. Un cineasta, un humanista, que comparte con esta firmante su rechazo integral a las teocracias fascistas y ferozmente misóginas.

Un cineasta que, en 2009, se enamoró del libro que, 16 años después, daría lugar a este filme y llamó a su autora, la iraní Azar Nafisi, exiliada en Estados Unidos y con doble nacionalidad, para preguntarle si él, director judío, podía adaptar su novela homónima al cine y ella se lo dio.

Un cineasta que, en 2015, afirmó «que estaba de los dos lados, que no reconocía que hubiera dos lados», aunque ahora… Un cineasta cuyas películas son financiadas por capital judío, e italiano también en este caso y eso no deja de ser contradictorio. Sobre todo con la que está cayendo.

Un cineasta que filma esta historia sobre una profesora iraní, que vuelve a su país con su marido tras la llamada revolución, y, a lo largo de los años, se siente progresivamente más oprimida como mujer, como profesional y como ciudadana y opta por crear un club de lectura en su casa, secreto y clandestino, con sus alumnas más aventajadas.

Un cineasta que mira a estas mujeres letraheridas con admiración y respeto, que empatiza con ellas en sus luchas contra un Estado que conculca sus derechos más fundamentales. Que sabe mostrar sus valores y coraje frente a la represión, junto con la sororidad que las une.

Pero que, en opinión de esta firmante, que no ha leído el libro original, pone más el acento en los golpes de efecto y subrayados innecesarios que en profundizar sobre las diferentes personalidades de las protagonistas y sus lecturas, en el más amplio y complejo sentido del término, de clásicos como ‘El gran Gatsby’, ‘Daisy Miller’ u ‘Orgullo y prejuicio’.

Acierta, en cambio, con la honestidad de calificar como pedófilo al personaje central de ‘Lolita’ y de ir revelando, a través del tiempo y de las reuniones en torno a esos volúmenes, la cerrazón y el fanatismo de un regimen atroz. Aunque sí se noten las contradicciones en el filo del hecho de ponerle una vela a Dios y otra al diablo…

Coproducción entre Italia e Israel, fechada en 2024, de 108 minutos de metraje. Bellamente fotografiada por Hélene Louvart y con una solvente banda sonora de Jonathan Riklis, hijo del director. El guion de Marjorie Davis es manifiestamente mejorable y su reparto acusa también el esquematismo de los personajes. Incluso la excelente Golshifteh Farahani lo resulta también…

No obstante, con sus contradicciones y carencias, y por sus valores, hay que verla.

Festivales en Plataformas. Filmin, Atlántida Mallorca Film Fest 2025. ‘Being Maria’: Tango de dos… contra una.

Precisamente hoy – que hace 22 años del brutal asesinato de la actriz Marie Trintignant a manos de su pareja el cantante Bertrand Cantat, por el que sólo pagó cuatro de cárcel – es más que oportuno trasladar a estas páginas las impresiones causadas en esta firmante por la película que nos ocupa.

O lo que es lo mismo, la mirada de una mujer sobre otra que fue vejada, humillada y, a todos los efectos violada, aunque la penetración no fuera real, en el rodaje de una película, ‘El último tango en París’ (1972) y de una escena tristemente conocida como «la de la mantequilla».

Una terrible agresión, cuyos cómplices y coautores fueron el director Bernardo Bertolucci y el coprotagonista Marlon Brando quienes nunca se arrepintieron de incluirla, a espaldas de la actriz, en la película. «Quería que lo sintiera y no lo interpretara», afirmó entonces el cineasta.

Una actriz, que entonces contaba con 19 años y sufrió consecuencias devastadoras por todo ello. Tan traumáticas a nivel emocional, que la convirtieron en adicta durante casi una década. Algo que perjudicó muy seriamente su carrera, su reputación porque se asoció al personaje con ella misma y su salud.

Porque, a partir de ahí, sólo le ofrecían papeles con desnudos integrales. «Pretenden que pase toda la película desnuda, incluso haciendo una pizza…» Con la notable excepción de otros títulos como, por ejemplo, ‘El reportero’ (1975), de Antonioni, en los que demostró su talento interpretativo.

Ella fue Maria Schneider, nacida Marie-Hélene Schneider (1952-2011), fruto de una relación extramatrimonial entre una modelo rumana, madre indiferente y despegada, y el actor Daniel Gélin, un padre ausente quien nunca la reconoció como hija, «estoy cansada de que me presenten como hija de Daniel Gélin, cuando él nunca me ha reconocido. Le he visto tres veces en mi vida».

No obstante, tales encuentros le despertaron el interés por el mundo del cine y del teatro, en los que hizo incursiones desde que tenía 15 años hasta ser seleccionada, entre cientos de candidatas para interpretar ese tango de tan infausto recuerdo para ella, que la catapultó a una fama no deseada.

La mirada de la guionista, ayudante de dirección, quien casualmente trabajó como tal en ‘Soñadores’ (2004) de Bernardo Bertolucci, y realizadora francesa Jessica Palud – cosecha del 82, activamente comprometida con la igualdad de derechos en la industria cinematográfica – explora la vida y las experiencias más tempranas de su personaje con respeto, admiración, sororidad y empatía.

La muestra como a una criatura privada de los afectos más esenciales y traicionada por aquellos en quienes confió. La muestra tan doliente, traumatizada y enganchada a la heroína en un bucle como lúcida, valiente y, en una época nada propicia para las mujeres, precursora del Me Too al denunciar los hechos execrables de los que fue víctima.

La muestra conjugando el verbo amar y los placeres sexuales de la ternura, la sensualidad y la pasión, muy lejos de la violencia que le hicieron sufrir en brazos de una igual. La muestra sin imposturas ni subrayados. La muestra…

Producción francesa, fechada el pasado año, de 102 minutos de absorbente metraje. Escrita, junto a Laurette Polmanss, y dirigida por la ya citada Jessica Palud, adaptando el libro de Vanessa Schneider, prima de la protagonista.

Muy bien fotografiada por Sébastien Buchmann, otro tanto puede decirse de su banda sonora firmada por Benjamin Biolay. De entre su convincente reparto, destacar la magnética composición de Anamaria Vartolomei. En cuanto a Matt Dillon, resulta, al entender de esta firmante, algo incómodo y forzado dando vida a Brando.

Procuren no perdérsela.

‘En cartelera’, desde Viva Sevilla a Sevilla Cinéfila: Opciones donde elegir

Así es, si hacemos caso de las referencias, pues las cinco películas que se han destacado de entre la oferta de estrenos de este viernes que inaugura agosto, son opciones donde elegir en variedad e interés. Aquí tienen ya el enlace:

https://vivasevilla.es/sevilla/1913811/devuelvemela-destaca-entre-los-cinco-estrenos-de-primeros-de-agosto/

Pues ya lo saben. Consulten horarios y sesiones y vayan al cine. #CineEnLasSalas #YoVoyAlCine