‘Un fantasma en la batalla’: La infiltrada

Aunque quien esto firma haya titulado esta crítica con el nombre de la conocida, notable y muy premiada película de Arantxa Echevarria, lo cierto es que las dos no tienen nada en común. Salvo las profesiones y las circunstancias de sus dos protagonistas, policía nacional y guardia civil respectivamente y el estar ambientadas en décadas similares del pasado siglo.

Una basada en un personaje real y esta que nos ocupa encarnando a quienes fueron fantasmas en una batalla y siguen siéndolo. Ambas con sendos jefes masculinos, de los que uno de ellos tiene mucho que ocultar, a los que componen respectivamente dos grandes, Luis Tosar y Andrés Gertrúdix.

Ambas valientes y generosas, a quienes no les importó renunciar a sus identidades, a sus familias, a sus afectos y a sus vidas para infiltrarse en una organización armada y peligrosa. Ambas conviviendo con sus enemigos jurados. Ambas solas ante el peligro. Ambas encarnadas por dos eminentes actrices: Carolina Yuste, justamente galardonada con un Goya por este papel, y Susana Abaitua.

La primera es más desgarradora e intimista, sin renunciar a su vocacion narrativa de ritmo, verosimilitud y suspense en un tiempo y un país convulsos. Esta que comentamos, más sistemática, estructurada y casi documental en su descripción de los personajes reales, víctimas y victimarios, que se van sucediendo especialmente a lo largo de 12 años. Aunque tampoco renuncie a dejar constancia del lado más personal de su protagonista.

Arranca con un prólogo, en el que se muestra – en imágenes documentales, que se repetirán una y otra vez, así como las repulsas a los crímenes en multitudinarias manifestaciones – el asesinato de Carrero Blanco, la llegada de la democracia y la esperada renuncia a las armas de la organización, fundada en 1958, que, pese a ello, sigue ejecutando a sus «objetivos», con un saldo mortal de 44 personas en aquel entonces.

A partir de los 90, la Guardia Civil diseña una operación para acabar con la banda que dura 12 años y en la que participan cientos de agentes españoles-as y franceses-as. Esta ficción la encarna quien podía ser una de ell@s.

Alguien como Amaia, licenciada en filología inglesa y francesa, con conocimientos del euskera y traductora de Yeats, que deja su Carmona natal, y a su prometido, con quien tiene fugaces encuentros a escondidas en hoteles, para tomar la nueva identidad de profesora en una ikastola, dirigida por Begoña – estupenda Iraia Elías – pareja de un jefe etarra y perteneciente a la cúpula, cuya confianza debe ganarse. Algo que logrará, pese a las reservas iniciales, así como su amistad.

Es entonces cuando la organización decide «socializar el sufrimiento» atacando al «corazón del Estado» encarnado en jueces, políticos, periodistas…, ante las mayoritarias aclamaciones de sus seguidores, mientras que ella debe hacer malabares para conseguir datos en las bolsas de basura que le deja un miembro destacado del comando, muy bien Raúl Arévalo, que se aloja en su casa.

Es en este oscuro periodo cuando – mostrados con impactantes imágenes documentales de sus cuerpos tapados con sábanas blancas, sus entierros y manifestaciones multitudinarias de repulsa posteriores – asesinan a Fernando Múgica, a Fernando Buesa y a su escolta, a Tomás y Valiente, a José Luis López de Lacalle, cuando secuestran a Ortega Lara y, tras meses en un zulo, le liberan.

Un material de archivo, de Memoria Histórica, excepcional. Es en este oscuro periodo cuando Amaia es trasladada al sur de Francia, junto con Begoña y una miembro del Comité Ejecutivo fría e implacable, una desasosegante Ariadna Gil, y cuando saben que hay un topo entre ell@s.

Pese a un interludio en el que el personaje central decide volver a casa y dejar el Cuerpo, es cuando, probándose su vestido de novia oye que han secuestrado a Miguel Ángel Blanco y dado un plazo para su ejecución, decide volver a todo riesgo y conseguir localizar los zulos en una Operación llamada Santuario que comprometerá su integridad física si la descubren, con canciones italianas, como Parole, parole, de Mina, que utiliza para contactar con su jefe y a este para avisarla del peligro y…

Narrada con rigor histórico, político y moral – tambien se hacen alusiones a las condenas por torturas, secuestros y abusos en el Cuartel de Intxaurrondo – con nervio, intensidad, suspense, talento y emoción, su interés va in crescendo hasta llegar a su electrizante final.

Producción española, rodada en el año en curso, escrita y dirigida con las solvencia y maestría, marcas de la casa, por Agustín Díaz Yanes – cosecha del 50 y que tiene en su haber la notable ‘Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto’ (1995) y las adaptaciones de Pérez Reverte, ‘Alatriste’ (2006) y ‘Oro’ (2016) su anterior propuesta, hace nada menos que casi una década.

De modélica factura, hay que destacar su hermosa fotografía, en los preciosos paisajes naturales donde está localizada, y su estupenda banda sonora, incluyendo los clásicos musicales italianos ya citados. Firmadas respectivamente por Paco Femenia y Arnau Bataller. Al reparto, ya le hemos glosado.

Es una de las elegidas para debatir en la próxima sesión de nuestra tertulia de cine Luis Casal Pereyra, que tendrá lugar el MIÉRCOLES, 5 DE NOVIEMBRE, A LAS 19.30, EN CASA DEL LIBRO VELÁZQUEZ. VÉANLA CUANTO ANTES Y NI SE LES OCURRA PERDÉRSELA.

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