La guionista y directora italiana Laura Samani, cosecha del 89 – quien deslumbró con su ópera prima ‘Pequeño cuerpo’ (2021), que participó dicho año en el SEFF, en la otrora Sección Historias Extraordinarias – concursa esta vez en la Oficial con este su segundo largometraje, coproducción entre Italia y Francia – cuyo guion también escribe junto a Elisa Dondi, sobre una historia de Gianni Stuparich – fechada en el año en curso, de 102 minutos de metraje.
Fechada en 2007, sigue a una chica sueca huérfana de madre que debe trasladarse a Trieste donde su padre ha sido nombrado directivo en una empresa. Así que se matricula, inteligente y dotada para los estudios como es, en el politécnico local en una clase donde solo hay chicos y…
… Mientras ella pretende ser un «compañero» más, sus compañeros la asedian, como los groseros machistas que son, con insinuaciones soeces, que a la chica parece no importarle. Hasta que tres amigos, de muy diferentes personalidades, la acogen como una de ellos invitándola incluso a su lugar más privado.
Pero este estado de cosas no durará, la camaredería es imposible sin igualdad real, pues tiene un romance con uno de ellos. A partir de ahí vendrán los celos, las rivalidades, los malentendidos y un vejatorio insulto en las paredes del instituto, que a ella lógicamente la daña en su autoestima y hasta en sus perspectivas de futuro académico…
A todo ello se añade que le resulta imposible cumplir su deseo de volver a casa, pues su padre está obligado a permanecer en el país y nadie está dispuesto a tomar en serio la desazón que la oprime. Hasta el punto en que su propia profesora, que se presupone progresista y empática, le recomienda que siga con su vida como si nada hubiera pasado y no les permita vencerla.
Una verdadera pena que la directora haya desaprovechado este material de partida que tendría que haber sido tratado con rigor y radicalidad desde los puntos de vista político y feminista. No sólo eso, que sería lo principal, sino que apenas si cuestiona el rol laboral del progenitor especialista en despidos.
Según parece, la novela de partida sí incidía en todo este contexto comprometida y coherentemente. Porque el enfoque de este relato fílmico es superficial, banal, conservadora y comercial, aunque, eso sí, resultona y con buena factura. Lo escrito: una verdadera pena.
Muy bien fotografiada, con paisajes naturales de imponente belleza, por Inés Tabarin, el reparto cumple con frescura y credibilidad, pero sin más. Por eso sorprende el premio de interpretación a uno de los amigos, Giacomo Covi, en Orizzonti del Festival de Venecia.
Escrito queda.