Del guionista, músico y DJ francés, Quentin Dupieux, cosecha del 74, también conocido por su seudónimo de Mr Oizo, con una filmografía habitada por un humor absurdo y surrealista, en la que utiliza a menudo la metanarrativa, esta firmante ha visto la muy heterodoxa e inclasificable ‘Mandíbulas’ en un preestreno que tuvo lugar en Sevilla, el 1 de julio de 2021, cuya crítica tienen en estas mismas páginas, y la también muy singular «El segundo acto».
Imaginen a una joven influencer multimillonaria y mundialmente famosa. Pero de un tipo muy particular, ya que inició su peculiar y meteórica carrera en su niñez con videos caseros en los que , sometía a su cuerpo a estímulos dañinos y difícilmente soportables.
Su única baza, y su mayor riesgo, es padecer una enfermedad conocida como insensibilidad congénita al dolor o analgesia congénita. Con lo que, a partir de sus primeros éxitos y a espaldas de sus progenitores, lleva sus experimentos de impacto cada vez más lejos.
Tanto, tanto como, ya en su vida adulta, golpearse con martillos y otros instrumentos pesados, introducir corrientes en su boca, hacerse atropellar por camiones y que le arrojen instrumentos como un piano desde una considerable altura.
El accidente de piano, la deja imposibilitada – pues su cuerpo acusa todos los tormentos que le infiere – y también con un muy grave secreto que preservar. Es entonces cuando se retira con su asistente personal, su esclavo a todos los efectos, a una de sus mansiones en la montaña y es ahí cuando recibe perturbadoras visitas de locos fans y una proposición deshonesta, porque oculta un chantaje…
La mirada del realizador sobre este microcosmos es tan vitriólica como irónica. Una visión impía de un mundo vacío de contenido, poblado por personas que se enriquecen, vía redes, a cualquier precio y por otras que consumen acrítica, y a veces histéricamente, lo que las primeras, la protagonista en este caso, les ofrece sin alarma, ni empatía alguna con un proceso autodestructivo galopante que se le escapa de las manos.
Negra, negrísima, hace reir sin embargo con sus situaciones e interacciones surrealistas y disparatadas. Muestra el precio a pagar por el éxito, del que ella es tan víctima y beneficiaria como cómplice, señalando también la bajeza moral que provoca en sus seguidores. Un espejo no tan invertido de la sociedad que padecemos.
Producción francesa, fechada en el año en curso, de 88 minutos de metraje. La escribe el propio cineasta, quien también se hace cargo de su excelente fotografía. En el reparto, una admirable, pasmosa, casi irreconocible y odiosa Adéle Exarchopoulos, muy bien secundada por Jerome Commandeur y Sabrine Kiberlain.
Salgan de sus zonas de confort y VÉANLA.