Archivo diario: noviembre 10, 2025

SEFF 2025, Sección Oficial. «Dossier 137»: Matonismo e impunidad

La gran sala del Cervantes, llena a reventar, estalló en aplausos esta noche cuando aparecieron los créditos finales de esta película. No era para menos… Todos las aclamaciones le son debidas a este thriller y drama policíaco, que funciona con la precisión de un mecanismo de relojería, sin desdeñar la intensidad emocional.

El 8 de diciembre del 2018 arranca la historia cuando París arde en cólera, con tumultuosas y multitudinarias manifestaciones convocadas por los llamados chalecos amarillos, en defensa de lo público.

A una de ellas se suma un grupo familiar de provincias, que nunca han sido activistas, pero que se han movilizado en favor de sus derechos fundamentales tan amenazados y conculcados en sus precarias condiciones de vida.

Y miren por donde cuando el hijo menor y un amigo pensaban reunirse con los demás, de quienes se habían despistado, cinco policías de paisanos armados les interceptan y dos de ellos incrustan al primero una bala en el cerebro y luego, cuando ya está tendido en el suelo, otro le patea.

Comienza entonces una investigación de la Unidad de Asuntos Internos, de la que una mujer es responsable, aunque tenga a otras dos como jefas. Ella, una magnífica Léa Drucker, inicia una búsqueda exhaustiva para aclarar los hechos y hacer justicia, más aún cuando se entera de que la víctima – 20 años, 60 días en el hospital, con un traumatismo craneal gravísimo, que le ha dejado secuelas incapacitantes de por vida – es oriunda de su pueblo natal y que su madre ha trabajado para la suya.

Una investigación sólida y rigurosa la de ella y su equipo, que no da puntada sin hilo. Que pide documentos, partes de lesiones, que recorre todos los trámites burocráticos ad hoc, que llama, que solicita, que visiona cámaras, que se entrevista con la familia e incluso con el amigo que ha sido detenido quienes le corroboran la gratuidad y desproporcionalidad de la terrible agresión que pudo cobrarse una vida.

También interroga a los sospechosos, que niegan los hechos, excepto cuando les enseña un video, que consigue de una forma poco ortodoxa que no se revelará aquí, en el que les muestra perpetrando el matonismo policial. Y entonces les detiene.

Todo ello ante la hostilidad de sus compañer@s, de sus superiores, de su ex e incluso de la madre de la víctima, que desconfía que se le pueda hacer justicia. Mostrando al tiempo su lado más personal rescatando a un pequeño y precioso gato blanco, al que llama Yogur, atrapado en su aparcamiento y adoptándole y como madre de un chico al que le avergüenza que sus progenitores sean policías y miente sobre sus profesiones.

Revelando su integridad y compromiso con la justicia, hasta el límite de sus fuerzas, a toda costa y pagando un precio muy alto, porque todo un sistema apoya y alienta la impunidad del matonismo y la brutalidad policiales.

¡¡¡Y cómo lo filma, y cómo lo cuenta, y cómo lo retrata el guionista y cineasta franco-alemán Dominik Moll, cosecha del 62, con todo su talento, su solvencia, su solidez, su rigurosidad, su fuerza, su ética, sus principios, su compromiso con lo narrado, basado en una historia real, y su ritmo!!!

Producción francesa, fechada en el año en curso, de 115 minutos de tenso e intenso metraje. Muy bien fotografiada por Patrick Ghiringhelli y con una excelente banda sonora de Olivier Marguerit. Ya hemos destacado, entre un reparto en estado de gracia que sería muy largo enumerar, a su protagonista, qué hermoso personaje el suyo, Léa Drucker.

Hagan justicia y NO SE LA PIERDAN.

SEFF 2025, Sección Oficial, «We believe you»: La palabra de las víctimas

La palabra de las víctimas de abuso, de las que se atreven a denunciar, no es fácilmente respaldada en sede judicial. La palabra de estas víctimas en sede judicial es bastante cuestionada por ser un horrendo delito sin testigos, a cuyos verdugos deben enfrentarse.

La palabra de las víctimas de abuso siendo menores, más aún que si son mujeres, necesita ser probada en las instituciones, que deberían protegerles,… porque a menudo se las tilda de «fantasías o cosas de niñ@s», cuando no directamente de mentiras, porque las de los adultos, mayoritariamente masculinos, gozan de más credibilidad.

Este notable debut cinematográfico, escrito y dirigido por un hombre y una mujer – o lo que es lo mismo, por Arnaud Dufeys y Charlotte Devillers, guionistas y cineastas belgas – ganó el Premio a la Mejor Ópera Prima en Berlín, con todo merecimiento.

Y lo ganó porque incide con austeridad en la puesta en escena y un rigor casi documental, al tiempo que transmite la angustia insoportable y el dolor indecible de una madre, de su hija adolescente y de su hijo de diez años, que deben enfrentarse de nuevo a las preguntas de una jueza de familia, pese a que ya haya una investigación penal en curso.

Pródiga en primeros planos, que reflejan la intensa ansiedad de los tres, arranca con la progenitora corriendo ansiosa, debiendo tirar literalmente de su hijo, hacia el despacho de la magistrada en el que están el padre y abusador del niño, al tiempo que un tirano con su hija, al que le habían prometido que no verían…, las abogadas de las partes y el representante legal de los menores.

Su Señoría, que es retratada con objetividad, procede a los interrogatorios y, puesto que la chica y el chico ya han sido escuchados anteriormente les hace salir a una sala de espera anexa para oir los testimonios de las profesionales, del ex marido y padre y de la madre.

Es entonces cuando se revela, sin ningún tipo de subrayado, el cinismo del culpable – «yo no soy un monstruo, sólo pretendo proteger a mis hijos» – que acusa a su ex mujer de dejarlos solos, de manipularles contra él, de impedir que los vea e incluso de desantenderlos por estar enferma…

Todo ello ante el sufrimiento y la impotencia contenida de la protagonista quien, en su turno de palabra, narra todo su proceso conyugal y maternal. De su soledad, de su aislamiento con dos niños, del cambio en las calificaciones de su hija, excelente estudiante, y de la encofresis, o incontinencia fecal, sobrevenida a su hijo de 10 años, sin amistades y sin contactos por esta circunstancia, ante las agresiones paternas.

Las miradas de la directora y del director muestran el daño sin filtros de una mujer, y a través de ella el de sus hija e hijo, que es capaz de expresarse con total sinceridad, de desgarrar y hacer sentir su desolación y su desengaño, ante las reiteradas comparecencias de ella y sus hija e hijo – «nadie nos cree» dice el pequeño a la jueza – que deben manifestarse una y otra vez, sin contradicciones e incoherencias, sobre el esposo y padre.

Por no hablar del representante legal de los niños que, pese a haberles escuchado reiteradamente, pretende una reconciliación con la figura paterna, por llamarle de alguna manera. Y… no se harán spoilers ni sobre las declaraciones de las abogadas, ni sobre la conclusión.

Producción belga, fechada en el año en curso, de 78 minutos de desasosegante y absorbente metraje. Su excelente fotografía se debe a Pépin Struye y su inquietante banda sonora, que subraya la tensión de lo contado, a Lolita Del Pino. Destacar, entre un impecable reparto, a una estremecedora Myriem Akeddiou.

Una película valiente, imprescindible, dolorosa y necesaria, que nadie debería perderse y que, por cierto y pese a formar parte de la Sección Oficial, se ha visto relegada a dos proyecciones que no son las destinadas a las personas acreditadas y abonadas, como hubiese sido de recibo.

VÉANLA.