SEFF 2025, Sección Embrujo, ‘A balcony in Limoges’: Ce n’est pas ça…

El SEFF describe la Sección Embrujo como: «la que integra a las voces más audaces del cine europeo. Un espacio donde la originalidad y el riesgo creativo se convierten en brújula, señalando nuevos caminos y formas de mirar el mundo»

Pues bien, esta firmante no sintió tal embrujo… Pero, comenzando desde el principio, fue presentada como «una joya oculta», ante su director y guionista, el cineasta francés Jérome Reybaud, cosecha del 70. Ténganlo en cuenta, porque la impresión sobre ella de quien esto suscribe es personal e intransferible.

La historia remite al encuentro casual entre dos mujeres, que no se habían visto desde hacía décadas, ex compañeras de instituto. Una, enfermera con un hijo, lleva una vida muy convencional pero comprometida, a nivel caritativo, con diversas causas.

La otra, fuera del sistema, sin trabajo, ni subsidio, ni servicios públicos y sin más hogar que su viejo coche, trapichea con la suya a través de la ayuda de amistades, singularmente de un hombre enamorado de ella. Le apasiona la música y no tiene interés en cambiar, ni en ser ayudada.

Así que la primera se integra, de alguna manera, en el microcosmos de la segunda, hasta que toma conciencia de que se aprovecha de ella y de las circunstancias y corta toda comunicación. Pero cuando la segunda va a buscarla, todo se precipita de una forma tan inesperada como feroz…

Producción francesa, fechada en el año en curso, de 70 minutos de metraje. Lo mejor que tiene es su duración. Su factura cumple, con la fotografía de Nicolas Contant y con las excelentes interpretaciones de las dos actrices, Fabienne Babe y Anne-Lise Heimburger, así como del resto del reparto.

Quien esto firma, no conectó de ninguna manera, ni con el relato, ni con el tratamiento del realizador. Ni de fondo, ni de forma. La encontró gratuita, impostada, con una escritura muy deficiente y bastante misógina.

No es eso, no es eso. La pelota, en sus tejados.

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