Archivo mensual: noviembre 2025

SEFF 2025, Sección Oficial, «We believe you»: La palabra de las víctimas

La palabra de las víctimas de abuso, de las que se atreven a denunciar, no es fácilmente respaldada en sede judicial. La palabra de estas víctimas en sede judicial es bastante cuestionada por ser un horrendo delito sin testigos, a cuyos verdugos deben enfrentarse.

La palabra de las víctimas de abuso siendo menores, más aún que si son mujeres, necesita ser probada en las instituciones, que deberían protegerles,… porque a menudo se las tilda de «fantasías o cosas de niñ@s», cuando no directamente de mentiras, porque las de los adultos, mayoritariamente masculinos, gozan de más credibilidad.

Este notable debut cinematográfico, escrito y dirigido por un hombre y una mujer – o lo que es lo mismo, por Arnaud Dufeys y Charlotte Devillers, guionistas y cineastas belgas – ganó el Premio a la Mejor Ópera Prima en Berlín, con todo merecimiento.

Y lo ganó porque incide con austeridad en la puesta en escena y un rigor casi documental, al tiempo que transmite la angustia insoportable y el dolor indecible de una madre, de su hija adolescente y de su hijo de diez años, que deben enfrentarse de nuevo a las preguntas de una jueza de familia, pese a que ya haya una investigación penal en curso.

Pródiga en primeros planos, que reflejan la intensa ansiedad de los tres, arranca con la progenitora corriendo ansiosa, debiendo tirar literalmente de su hijo, hacia el despacho de la magistrada en el que están el padre y abusador del niño, al tiempo que un tirano con su hija, al que le habían prometido que no verían…, las abogadas de las partes y el representante legal de los menores.

Su Señoría, que es retratada con objetividad, procede a los interrogatorios y, puesto que la chica y el chico ya han sido escuchados anteriormente les hace salir a una sala de espera anexa para oir los testimonios de las profesionales, del ex marido y padre y de la madre.

Es entonces cuando se revela, sin ningún tipo de subrayado, el cinismo del culpable – «yo no soy un monstruo, sólo pretendo proteger a mis hijos» – que acusa a su ex mujer de dejarlos solos, de manipularles contra él, de impedir que los vea e incluso de desantenderlos por estar enferma…

Todo ello ante el sufrimiento y la impotencia contenida de la protagonista quien, en su turno de palabra, narra todo su proceso conyugal y maternal. De su soledad, de su aislamiento con dos niños, del cambio en las calificaciones de su hija, excelente estudiante, y de la encofresis, o incontinencia fecal, sobrevenida a su hijo de 10 años, sin amistades y sin contactos por esta circunstancia, ante las agresiones paternas.

Las miradas de la directora y del director muestran el daño sin filtros de una mujer, y a través de ella el de sus hija e hijo, que es capaz de expresarse con total sinceridad, de desgarrar y hacer sentir su desolación y su desengaño, ante las reiteradas comparecencias de ella y sus hija e hijo – «nadie nos cree» dice el pequeño a la jueza – que deben manifestarse una y otra vez, sin contradicciones e incoherencias, sobre el esposo y padre.

Por no hablar del representante legal de los niños que, pese a haberles escuchado reiteradamente, pretende una reconciliación con la figura paterna, por llamarle de alguna manera. Y… no se harán spoilers ni sobre las declaraciones de las abogadas, ni sobre la conclusión.

Producción belga, fechada en el año en curso, de 78 minutos de desasosegante y absorbente metraje. Su excelente fotografía se debe a Pépin Struye y su inquietante banda sonora, que subraya la tensión de lo contado, a Lolita Del Pino. Destacar, entre un impecable reparto, a una estremecedora Myriem Akeddiou.

Una película valiente, imprescindible, dolorosa y necesaria, que nadie debería perderse y que, por cierto y pese a formar parte de la Sección Oficial, se ha visto relegada a dos proyecciones que no son las destinadas a las personas acreditadas y abonadas, como hubiese sido de recibo.

VÉANLA.

SEFF 2025, Sección Oficial. «Los colores del tiempo»: Entre pasado y presente

Resulta reconfortante ver una película como esta, elegante, sutil, divertida, llena de imaginación y habitada por el encanto, a primera hora de la mañana cuando la ciudad del domingo no ha abierto aún los ojos del todo.

Resulta reconfortante disfrutar de una trama sólo aparentemente ligera, pero de facto muy compleja. Resulta reconfortante ir de sorpresa en sorpresa, entre los fantasmas del pasado y los desafíos del presente.

Resulta reconfortante contemplar la belleza de París y la hermosura imponente de la región de Normandía, dos escenarios donde se desarrolla la acción, en dos siglos diferentes en los que transcurren historias paralelas.

Resulta reconfortante contemplar el sprit de finesse francés en un relato fílmico tan sutil como irónico, tan divertido como sentimental, sobre descendientes que heredan una casa deshabitada y llena de recuerdos, cuyo terreno codicia una multinacional y sólo cuatro, tres hombres y una mujer, son quienes se internarán en ella para descubrirla, descubrirse y descubrir sus raíces, con un pícaro guiño a un pintor inmortal.

Sí, resulta reconfortante y placentera la visión de esta película gozosa y juguetona, que nunca insulta la inteligencia. Una producción franco-belga, fechada en el año en curso, de 124 minutos de metraje. La escribe, junto a Santiago Amigorena, y la dirige el conocido actor, guionista, productor y cineasta francés Cédric Kaplisch y su hermosa fotografía la firma Alexis Klavyrchine.

Deberían verla.

SEFF 2025, Sección Oficial. ‘All that’s left of you’: Patria

Tienen que ver sin falta esta película, coproducción entre Palestina, Alemania, Chipre, Jordania, Catar y Arabia Saudí, fechada en el año en curso, de 145 minutos de absorbente metraje. Tienen que saber que la escribe, la filma y la interpreta una mujer, la guionista de televisión y cine, actriz, productora y realizadora palestino-estadounidense, de la cosecha del 76, Cherien Dabis.

Tienen que saber que estamos ante un relato fílmico, basado en hechos reales, que apuesta decididamente por la reconciliación, pese a ser profundamente palestina. Tienen que saber que esta historia, que narra 70 años de una familia y de un país progresiva y violentamente sometido y arrebatado a sus legítimos habitantes, a raiz de un trágico acontecimiento, no es justiciera al uso, pero muestra todo el horror de la población civil desarmada e indefensa.

Tienen que saber que aunque los tres protagonistas de las tres generaciones, de cuyas circunstancias y diferentes reacciones ante los ataques se da cuenta, sean hombres, es una mujer que no está velada – a la que encarna muy bien la propia directora – quien les da voz en el presente, haciendo memoria personal e histórica.

Tienen que comprender, aunque no se harán spoilers, con quien y por qué habla la esposa, madre y ciudadana. Tienen que sentir los gritos y los llantos de niñ@s inocentes ante los bombardeos indiscriminados y atroces.

Tienen que presenciar como una muerte salva muchas vidas y una de ellas totalmente inesperada e incómoda. Tienen que experimentar las diversas reacciones, todas legítimas y comprensibles, ante una brutal ocupación y el abandono de que han sido objeto sus habitantes, que optan por un exilio forzoso e incierto.

Tienen que valorar este relato fílmico intenso, sensible, conmovedor y durísimo, incluso aunque discrepen de su enfoque. Tienen que vivir cómo una pareja vuelve a una patria soñada y añorada, que ya no es la suya y a la casa de sus orígenes. Tienen que saber que su factura es impecable, que sabe transmitir toda la dignidad, el amor y la rabia de un pueblo herido a través de sus hermosas fotografía y banda sonora, que firman respectivamente Christopher Aoun y Amin Bouhafa.

Se reitera, TIENEN QUE VERLA.

SEFF 2025, Sección Oficial. ‘La vida fuera’: El arte de la alegría

La poeta, partisana, narradora y actriz feminista italiana Goliarda Sapienza (1924-1996) tuvo una vida tan rica en experiencias, compromiso y militancia, como tumultuosa. Su existencia, porque su talento nunca fue reconocido más que póstumamente, fue tan paupérrima que se vio obligada a robar para subsistir. Fue por ello por lo que dio varias veces con sus huesos en la cárcel, lo que no le impidió tampoco, antes de esta tesitura, alternar con los más prestigiosos intelectuales y creadores-as de su tiempo.

Amó a hombres y a mujeres, se casó dos veces, tuvo varios intentos de suicidio y consideró haber sido tratada y acogida mucho mejor en prisión que en su ambiente social citado. Esta película recoge, o lo intenta, ese fragmento de su biografía centrada en su tiempo en prisión, sus relaciones especialmente con las internas, sus amigas, y su trabajo como escritora – sobre todo de su obra magna ‘El arte de la alegría’, rechazada sistemáticamente por las editoriales y luego aclamada años después de su muerte, que la consagró como una de las grandes autoras de su país – del que apenas si se dan algunas pinceladas.

Este material de partida tan apasionante, como peligroso en según qué manos, es lastimosamente desaprovechado por el guionista, director teatral y cineasta Mario Martone, cosecha del 59, que, a no dudarlo, tiene mucho mejores títulos en su filmografía que le han hecho acreedor de reconocimientos tales como el León de Plata, Gran Premio del Jurado, en Venecia y dos David de Donatello, además de la Orden al Mérito de la República Italiana.

Porque, en opinión de esta firmante, el realizador no consigue mostrar la complejidad, el talento y la fuerza vital de su protagonista y de las mujeres que la acompañaron en su vida dentro. Algunas veces, pocas, sí acierta a retratar la solidaridad, el afecto, la complicidad, el deseo, el amor, la irresistible energía y la sororidad entre ellas, pero tales fogonazos se difuminan en un relato fílmico disperso, reiterativo, superficial y lleno de tiempos muertos, golpes de efecto y pretenciosos diálogos – dentro de un más que deficiente guion, que firma él mismo junto a Ippolita di Majo – que más que aclarar, oscurecen.

Sus solventes fotografía y banda sonora están a cargo, respectivamente, de Paolo Carnera y Valerio Vigliar. El reparto transmite credibilidad y fuerza, especialmente en los casos de Valeria Golino y muy especialmente de Matilde de Angelis, muy superiores a sus personajes.

La propia escritora aparece al final de los títulos de crédito. Una pena que ‘La vida fuera’ no haya estado a su altura.

Escrito queda.

SEFF 2025, Sección Oficial. ‘El accidente de piano’: Money, money

Del guionista, músico y DJ francés, Quentin Dupieux, cosecha del 74, también conocido por su seudónimo de Mr Oizo, con una filmografía habitada por un humor absurdo y surrealista, en la que utiliza a menudo la metanarrativa, esta firmante ha visto la muy heterodoxa e inclasificable ‘Mandíbulas’ en un preestreno que tuvo lugar en Sevilla, el 1 de julio de 2021, cuya crítica tienen en estas mismas páginas, y la también muy singular «El segundo acto».

Imaginen a una joven influencer multimillonaria y mundialmente famosa. Pero de un tipo muy particular, ya que inició su peculiar y meteórica carrera en su niñez con videos caseros en los que , sometía a su cuerpo a estímulos dañinos y difícilmente soportables.

Su única baza, y su mayor riesgo, es padecer una enfermedad conocida como insensibilidad congénita al dolor o analgesia congénita. Con lo que, a partir de sus primeros éxitos y a espaldas de sus progenitores, lleva sus experimentos de impacto cada vez más lejos.

Tanto, tanto como, ya en su vida adulta, golpearse con martillos y otros instrumentos pesados, introducir corrientes en su boca, hacerse atropellar por camiones y que le arrojen instrumentos como un piano desde una considerable altura.

El accidente de piano, la deja imposibilitada – pues su cuerpo acusa todos los tormentos que le infiere – y también con un muy grave secreto que preservar. Es entonces cuando se retira con su asistente personal, su esclavo a todos los efectos, a una de sus mansiones en la montaña y es ahí cuando recibe perturbadoras visitas de locos fans y una proposición deshonesta, porque oculta un chantaje…

La mirada del realizador sobre este microcosmos es tan vitriólica como irónica. Una visión impía de un mundo vacío de contenido, poblado por personas que se enriquecen, vía redes, a cualquier precio y por otras que consumen acrítica, y a veces histéricamente, lo que las primeras, la protagonista en este caso, les ofrece sin alarma, ni empatía alguna con un proceso autodestructivo galopante que se le escapa de las manos.

Negra, negrísima, hace reir sin embargo con sus situaciones e interacciones surrealistas y disparatadas. Muestra el precio a pagar por el éxito, del que ella es tan víctima y beneficiaria como cómplice, señalando también la bajeza moral que provoca en sus seguidores. Un espejo no tan invertido de la sociedad que padecemos.

Producción francesa, fechada en el año en curso, de 88 minutos de metraje. La escribe el propio cineasta, quien también se hace cargo de su excelente fotografía. En el reparto, una admirable, pasmosa, casi irreconocible y odiosa Adéle Exarchopoulos, muy bien secundada por Jerome Commandeur y Sabrine Kiberlain.

Salgan de sus zonas de confort y VÉANLA.

SEFF 2025, Sección Oficial. ‘A year of school’: La camaradería imposible, el precio a pagar…

La guionista y directora italiana Laura Samani, cosecha del 89 – quien deslumbró con su ópera prima ‘Pequeño cuerpo’ (2021), que participó dicho año en el SEFF, en la otrora Sección Historias Extraordinarias – concursa esta vez en la Oficial con este su segundo largometraje, coproducción entre Italia y Francia – cuyo guion también escribe junto a Elisa Dondi, sobre una historia de Gianni Stuparich – fechada en el año en curso, de 102 minutos de metraje.

Fechada en 2007, sigue a una chica sueca huérfana de madre que debe trasladarse a Trieste donde su padre ha sido nombrado directivo en una empresa. Así que se matricula, inteligente y dotada para los estudios como es, en el politécnico local en una clase donde solo hay chicos y…

… Mientras ella pretende ser un «compañero» más, sus compañeros la asedian, como los groseros machistas que son, con insinuaciones soeces, que a la chica parece no importarle. Hasta que tres amigos, de muy diferentes personalidades, la acogen como una de ellos invitándola incluso a su lugar más privado.

Pero este estado de cosas no durará, la camaredería es imposible sin igualdad real, pues tiene un romance con uno de ellos. A partir de ahí vendrán los celos, las rivalidades, los malentendidos y un vejatorio insulto en las paredes del instituto, que a ella lógicamente la daña en su autoestima y hasta en sus perspectivas de futuro académico…

A todo ello se añade que le resulta imposible cumplir su deseo de volver a casa, pues su padre está obligado a permanecer en el país y nadie está dispuesto a tomar en serio la desazón que la oprime. Hasta el punto en que su propia profesora, que se presupone progresista y empática, le recomienda que siga con su vida como si nada hubiera pasado y no les permita vencerla.

Una verdadera pena que la directora haya desaprovechado este material de partida que tendría que haber sido tratado con rigor y radicalidad desde los puntos de vista político y feminista. No sólo eso, que sería lo principal, sino que apenas si cuestiona el rol laboral del progenitor especialista en despidos.

Según parece, la novela de partida sí incidía en todo este contexto comprometida y coherentemente. Porque el enfoque de este relato fílmico es superficial, banal, conservadora y comercial, aunque, eso sí, resultona y con buena factura. Lo escrito: una verdadera pena.

Muy bien fotografiada, con paisajes naturales de imponente belleza, por Inés Tabarin, el reparto cumple con frescura y credibilidad, pero sin más. Por eso sorprende el premio de interpretación a uno de los amigos, Giacomo Covi, en Orizzonti del Festival de Venecia.

Escrito queda.

SEFF 2025, Sección Oficial y Gala Inaugural. «El último vikingo»: Lo que la «locura» esconde…

El guionista y cineasta danés Anders Thomas Jensen, cosecha del 72, ganó un Óscar al Mejor Cortometraje en 1998 por «Noche de elecciones», ha firmado la escritura de películas de reconocidos compatriotas tales como Susanne Bier o Nikolaj Arcel y filmado él mismo seis largometrajes como «Las manzanas de Adam» (2005), «Hombres y gallinas» (2015) o «Jinetes de la justicia» (2020), en los que los protagonistas son hombres, unidos por la amistad, la rivalidad o los lazos de sangre, que se ven abocados a situaciones tan absurdas como límites en claves de drama o comedia negra.

Esta que nos ocupa, que inaugura el Festival de Cine Europeo de Sevilla, concursando en su Sección Oficial – compuesta de 20 títulos, de los que sólo 7 están realizados por mujeres, uno de ellos en regimen de codirección – no es una excepción. Más bien, todo lo contrario…

Su historia nos remite a un hombre que sale de prisión, en la que ha estado 15 años por un atraco. Antes de dar con sus huesos en la cárcel, encargó a su hermano menor que enterrara la bolsa con el botín en la antigua casa familiar apartada en el bosque y en un sitio que no pudiera olvidar.

Pero las nieblas de la amnesia y de la locura hacen mella en este último, que ha desarrollado un trastorno disociativo de la personalidad por el que se cree John Lennon… Violentamente presionado el mayor por quien fuera cómplice del robo, decide viajar con él a la mansión citada donde ahora vive una peculiar pareja.

Con estos mimbres, y con un feroz cuento infantil sobre un poblado vikingo como telón de fondo, el realizador construye una película para la que casi todos los calificativos se quedan cortos. Construye un relato fílmico tan desternillante como atroz.

Construye unos personajes tan poliédricos como aparentemente sencillos, en sus identidades e interacciones mutuas. Nos hace reflexionar sobre la delgada línea roja entre lo que tomamos como normalidad y la pérdida de la razón, tanto a nivel personal como colectivo. Nos muestra lo que la locura, una locura en particular, esconde.

Sorprende, sobresalta y hace estallar en carcajadas sin anestesia, sin filtros y sin solución de continuidad, pero con una pasmosa carga de profundidad en cada plano, en cada situación y en cada diálogo. Sabe mantener la trama y las tramas en vilo, hasta el límite hasta conducir, cuando ya se podía pensar, que todo estaba resuelto a un final, a una conclusión inesperada y emocionante.

Habitada por la demencia, por un humor negro, negrísimo y por una impiedad salvaje, que no deja títere con cabeza, contiene también un germen de empatía, de calor humano, e inhumano, y de comprensión por esas criaturas rotas, bizarras y dolientes, pero tan valiosas, que la pueblan.

Coproducción entre Dinamarca y Suecia, fechada en el año en curso, de 115 minutos de metraje. Fotografiada con excelencia por Sebastian Bienkov y otro tanto puede decirse de la banda sonora de Jeppe Kaas.

El guion, al que no le falta, ni le sobra nada, lo firma el director y su reparto coral, entre el que hay muchos habituales, es un prodigio de talento y saber hacer. Así, Nikolaj Lie Kaas, Seren Mailling, Sofie Grabal y un inmenso, eminente, excepcional Mads Mikelsen, en un registro inédito, que sabe bordar como es marca de la casa.

¡¡¡Qué arranque tan potente el del SEFF!!! La sala entera estalló en aplausos durante la proyección, para personas acreditadas y abonadas, de esta mañana. ATRÉVANSE CON ELLA Y NI SE LES OCURRA PERDÉRSELA.

Tertulia de cine Luis Casal Pereyra. Sesión del miércoles, 5 de noviembre: Lleno total, pese a la alerta naranja…

Una alerta que quedó, afortunadamente, en un chubasco fuerte a media tarde. Una esplendorosa luna llena en el cielo. Un llenazo total pese a las previsiones meteorológicas. Una sesión, esta vez dentro del salón de actos, intensa, participativa, estimulante, pródiga en miradas y visiones tan coincidentes, en su mayoría pero con muchos matices, como discrepantes, dentro del respeto, como es seña de identidad de nuestra tertulia.

Y es que las tres películas elegidas tienen mucha carga de profundidad. A fe que se demostró ampliamente.

Mirada 1, Alauda:

«Los domingos», suscitó una incontenible catarata de comentarios de uno y otro signo. Abrumadoramente positivos en lo que respecta a su factura, diálogos, puesta en escena y reparto, así como en el hecho de que puede interesar más a las personas creyentes que a las ateas y/o agnósticas.

Estas últimas, en nutrida representación, expresaron su malestar por tal hecho, aunque no dejaron de reconocer que la directora, también descreída, guardaba un as en la manga al mostrar las grietas de la burbuja espiritual, sin alternativas laicas, en la que está inmersa la protagonista y ese final tan contundente como abierto, que dio lugar a división de opiniones en cuanto a su interpretación.

Una niña de 17 años, alumna brillante, que algun@s hubiesen querido que fuera respetada en su vocación, mientras que otr@s cuestionaban su libertad de elección debido a su minoría de edad y desconocimiento del mundo.

Una niña de 17 años, huérfana de madre y con un padre nada simpático, pasota, ausente y con nuevas pareja y familia, que se desentiende de ella y de sus hermanas y quiere hacer pasar por respeto lo que es una clara falta de implicación, que nota el calor de hogar en la priora, una madre sustituta, y en las hermanas, en una comunidad en la que logra la paz que le es negada en casa, especialmente en esas conflictivas comidas familiares de los domingos…

Una tía que la quiere como una hija y que se niega a aceptar que hipoteque su futuro y sus muchas posibilidades enterrándose en vida. Una tía que algun@s calificaron de intolerante y de personaje antipático, mientras que a otr@s nos sedujeron sus valores, su compromiso y su fuerte personalidad al cuestionar a la comunidad como una suerte de secta que le ha lavado el cerebro a su sobrina hasta el punto de ser rechazada por ella…

Mirada 2, Jafar:

«Un simple accidente» filmada, como todas las de su prestigioso y premiado realizador, en la clandestinidad, suscitó división de opiniones dentro de la valoración que mereció por el contexto de su rodaje y el milagro que ha supuesto su resultado.

Se le reprocharon su exceso de metraje, su bajada de ritmo e interés en su penúltimo tramo y algunos defectos de fondo y forma en su narrativa y diálogos debido a su tan complicada filmación. Pero se admiraron, entre otras cosas, su sentido del humor negro, negrísimo, pese a la oscuridad de lo que está contando y sus personajes femeninos tan fuertes y singulares, marca de la casa del director.

Y su dilema moral y político de la peripecia de las víctimas que encuentran a su verdugo. «No somos como él, no somos asesinos». Pero en este caso la resolución pasaba, como se expresó, en una justicia política sin cabida en ese regimen teocrático. Por eso, algun@s no le hubiesen dado la oportunidad de sobrevivir a un personaje tan indeseable.

Y su conclusión, aterradora y abierta, fue también objeto de debate. Lo mismo que la generosidad con la que Panahi es capaz de plasmar las muy tímidas reformas gubernamentales en el tema de presentar a mujeres no veladas y muy actuales y…

Mirada 3, Agustín:

«Un fantasma en la batalla», que supone la vuelta al cine del reconocido y muy solvente Agustín Díaz Yanes, tras siete años de ausencia, fue inevitablemente comparada con «La infiltrada», de Arantxa Echevarría, por las similitudes evidentes que existen entre ellas, pese a ser radicalmente distintas.

Algun@s sostuvieron su preferencia por ella al considerarla más humana, conmovedora, intensa y desgarrada especialmente en cuanto al personaje de su protagonista, una eminente, como suele, Carolina Yuste. Asímismo se la destacó por su ritmo y tensión narrativa.

En cambio otr@s mostraron su preferencia por la solidez imprescindible y necesaria de la Memoria Histórica de «Un fantasma…» respecto a un periodo tan desconocido por las generaciones más jóvenes. Por su archivo documental y la forma elíptica de filmar los asesinatos.

Por su rigor al dar cuenta de las distintas etapas de la banda y del vuelco desde sus apoyos más fervientes en un principio como el clamor en las calles contra su violencia más tarde. Se apreciaron también su tensión y suspense, el uso de las canciones italianas como la Parole, parole de Mina y su vibrante final entre otras muchas cosas.

Susana Abaitua, excelente en su composición, tiene un personaje más introspectivo y díficil, pero hace gala de su talento, al tiempo que se muestra también su intimidad, su renuncia al matrimonio y a una vida llamada normal, en aras de su compromiso contra el terrorismo. Sobre el del Estado, también se hace eco la película, aunque en bastante menor medida. Interesó muy mucho en general.

El miércoles, 14 de enero, a las 19.30, en Casa del Libro Velázquez, si los responsables de la librería nos confirman la agenda de las sesiones del próximo año, que aún no lo han hecho, más. Debatiremos las siguientes películas:

La británica «Urchin», de Harris Dickson, que entra el 14 de noviembre. VÉANLA CUANTO ANTES.

La coproducción entre Noruega, Francia, Dinamarca y Alemania, «Valor sentimental», de Joachim Trier, que entra el 5 de diciembre. VÉANLA CUANTO ANTES.

Y la también coproducción entre Estados Unidos, Irlanda y Francia, «Father, mother, sister, brother», de Jim Jarmusch, que entra el 24 de diciembre. VÉANLA CUANTO ANTES.

Gracias a Charo L. Gálvez, por sus aportaciones, apoyo a la tertulia y excelentes fotografías de ambiente y de familia. A Quique Colmena, por compartir los trabajos de la actividad e impartirnos siempre lecciones de cine. Y a l@s mejores tertulian@s del mundo mundial, con quienes tanto aprendemos y disfrutamos. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS Y MUY FELICES FIESTAS.

No sólo cine, Ruta La Sevilla de las Mujeres: La imprescindible habitación propia

Sí, esa habitación propia que la incontestable lucidez de Virginia Woolf reclamó en su ensayo homónimo de esta contundente manera: «Dadme 500 libras de renta anual y una habitación propia y guardaos el voto». Esa habitación propia que tantas creadoras no tuvieron, debiendo escribir o pintar a hurtadillas en las salas comunes.

Esa habitación propia de la que, aún hoy, tantas mujeres, artistas o no, carecen para simplemente pensar, descansar o estar a solas consigo mismas. Esa habitación propia que tiene ver tanto con lo personal es lo político como con el poder adquisitivo y la extracción social.

Esa habitación propia que glosa y titula la magnífica, absolutamente imprescindible, exposición de Concha Ybarra en el hermoso centro cultural sevillano, antiguo convento de clausura, Espacio Santa Clara.

Un marco incomparable para una muestra única, muy bien comisariada por Cristina Garcia, a la que hoy nos han conducido Laura y Lola, nuestras guías y artífices de la Ruta de las Mujeres, en las que disfrutamos y aprendemos visibilizando, desde una mirada feminista, las obras de quienes nos precedieron y de las que, como en este caso, siguen vivas y nos regalan su arte.

Hermosos cuadros de distintas técnicas y mezclas de materiales llenos de colores, estilos y trazos diversos en los que se celebra el paisaje interior o el exterior, la intimidad, la naturaleza, las imágenes de otras culturas, los animales siempre presentes, también niñas y niños, desde una visión tan personal como intransferiblemente femenina, en la que poder contemplar las distintas etapas de la autora.

Y esas cerámicas de la autora, cada una pieza única, bellísimas y singulares, mezclando materiales, conjugando singulares superposiciones, a la manera de unas sutiles matrioskas rusas. Todo ello con el estímulo añadido de los datos y comentarios, tan sabios y enriquecedores de nuestras dos amigas, quienes siempre nos traen obsequios añadidos como, en este caso, dos volúmenes pequeños de Virginia Woolf. A saber, ‘Matar al ángel del hogar’ y ‘Cuadros y retratos’

Por si todo ello no fuera ya tanto, nos perdimos gozosamente por ese entorno tan lleno de Historia y de historias, por sus patios, por el que fuera el refectorio de las hermanas, con un precioso púlpito incluído, y por la singular Torre de Don Fadrique.

Además degustamos un exquisito almuerzo vegano en el Vegan Rock, donde nos expansionamos durante un par de horas de charlas intensas, coincidentes o discrepantes, libres y llenas de vitalidad, entendimiento y alegría por compartir esos momentos juntas.

Gracias a Laura y a Lola, a la Ruta de las Mujeres que ellas encarnan y a todas las asistentes por otra experiencia inolvidable. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.