Si esta firmante pudiera, supiera, contarles lo sola que se sintió al oir los aplausos atronadores que mereció el final, vibrante final, de esta película. Si pudiera, supiera, describirles cómo, pese a coincidir en los valores que ahora pasará a desvelar, no pudo, no supo, formar parte de esa aclamación coletiva y espontánea.
Si esta firmante pudiera, supiera, contarles que este es un documental nada al uso, vivo, arrollador, habitado por la creatividad, la imaginación y el ingenio en su puesta en escena. Si esta firmante pudiera, supiera, contarles que es un cálido y emotivo retrato de tres generaciones familiares con el nexo de unión de una hija y su padre, al que perdió cuando sólo contaba con ocho años.
Si esta firmante pudiera, supiera, contarles que muestra, y redescubre en sus facetas, dibujos, videos, conciertos e imágenes inéditas, públicas y privadas, a un hombre en la plenitud de su talento, de su fuerza y de su carisma como cantautor que murió, o se dejó morir, cuando sólo contaba con 33 años.
Si esta firmante pudiera, supiera, contarles que este hombre destinado al folclore o a la copla por sus lazos de sangre, por su estirpe y por su etnia, se decantó por la canción protesta o el rock. Si esta firmante pudiera, supiera, contarles que fue un hijo de su época, de la rabia, de las contradicciones, del mal, al tiempo que la furia, de vivir, de una ansiedad insoportable que sólo la heroína calmaba.
Si esta firmante pudiera, supiera, contarles cómo este artista fue amado hasta el final por mujeres tan dotadas para la música como él, como su madre, punto y aparte, y sus hermanas. Si esta firmante, pudiera, supiera, contarles que tuvo unos amigos y/o colegas muy famosos, que le querían incondicionalmente.
Si esta firmante pudiera, supiera, contarles como le adoraron hasta el límite su compañera de vida y una hija, enfadada por su muerte tan temprana, que no quiso nunca preguntar a quienes estaban dispuestas, y deseosas, de responderle. Si esta firmante pudiera, supiera, contarles que esa niña que enterró su voz, es capaz de cantar en público uno de los temas estrella de su progenitor.
Si esta firmante pudiera, supiera, contarles cómo esa niña, ahora una excelente y magnética actriz, produce este relato fílmico en homenaje a ese hombre, músico, amigo, hijo, hermano, padre tan torturado, tan sensible, tan generoso y tan marcado, tan en duelo y doliente por una progenitora mítica, que acabó arrojándose al vacío más autodestructivo.
Si esta firmante pudiera, supiera, contarles que, pese a todo ello que reconoce, valora y estima, este notable documental, que vienen precedido de referencias entusiastas de público y crítica, no llegó a calar del todo en el epicentro de su emoción y de su inteligencia, por ser demasiado hagiográfico, que lo es y sin complejos, y hurtarnos, sólo está apenas entrevisto, el lado más oscuro del personaje que podría haberle humanizado aún más, si cabe.
Producción española, fechada en el año en curso, de 98 minutos de absorbente metraje. Escrito y firmado por la documentalista y directora de series Elena Molina, cosecha del 86, y por el prestigioso guionista, crítico y cineasta Isaki Lacuesta, cosecha del 75, entre cuyos créditos pueden destacarse ‘La próxima piel’ (2016), ‘Entre dos aguas’ (2018), ‘Un año, una noche’ (2022) o ‘Segundo premio’ (2024).
Su excelente fotografía se debe a una mujer, Juana Jiménez. y su música, aparte de los temas más aplaudidos del personaje central, corre a cargo de Alba Flores y Silvia Pérez Cruz. En su reparto, que transmite naturalidad, están toda ese impactante grupo de personas a las que estuvo unido por vínculos biológicos y el quien es quien de la escena musical española de ayer y de hoy.
Esta firmante, pese a sus reservas y por todas sus cualidades ya citadas, les recomienda su visión.