Al igual que ocurriera en la excelente coproducción entre Japón, Francia y Filipinas ‘Plan 75’ (2022), de la realizadora nipona Chie Hayakawa, en esta que nos ocupa las personas septuagenarias son enviadas a una colonia de donde nunca más volverán con vida. Aunque en la japonesa, se trataba de una eutanasia forzosa…
En ambos casos, el tiempo se presupone futuro pero se parece demasiado a nuestro presente. En ambos casos, un gobierno tan abstracto como populista y demagógico, impone dictatorialmente que la vejez es desechable por improductiva y en el que nos ocupa, es tutelada por sus parientes más jóvenes.
O lo que es lo mismo, porque en ambos casos son mujeres valientes y singulares sus personajes centrales, envían al matadero, o a una prisión permanente sine die, a gentes valiosas, creativas y con mucho que aportar a una sociedad que les repudia y que practica el edadismo más letal y atroz.
En ‘El sendero azul’, la anciana protagonista, no se resigna e intenta huir. Pero necesita para cruzar cualquier frontera o para acceder a cualquier medio de transporte el permiso de su hija, que le es negado sistemáticamente.
A pesar de todo se las ingenia para emprender un viaje iniciático por más de un concepto en el que el líquido azul de un caracol azul – «Ningún animal ha sido maltratado durante el rodaje de esta película» tuvo ocasión de leer esta firmante al final de los títulos de crédito, ya que el arranque no fue precisamente de su agrado a este respecto… – abrirá su conciencia y le mostrará su destino.
El escritor, artista visual, guionista, documentalista y cineasta brasileño Gabriel Mascaro, cosecha del 83, está considerado uno de los exponentes del nuevo cine de su país. Y a fe que logra ser radicalmente crítico y comprometido, al par que poético, al mostrar las costuras sociales y políticas del Brasil contemporáneo con una mirada tan feroz como mágica y sorprendente.
Coproducción entre Brasil, México, Chile y Países Bajos (Holanda), fechada en el año en curso, de 86 minutos de intenso metraje. Su responsable también la escribe, con solidez y solvencia asumiendo riesgos estéticos y narrativos, junto a Tibério Azul. La hermosa e hipnótica fotografía la firma Guillermo Garza Morales y otro tanto puede decirse de su banda sonora, a cargo de Merno Guerra.
Destacar entre un reparto entregado a una magnífica Denise Weinberg. Oso de Plata, Gran Premio del Jurado en Berlín, todos los reconocimientos le son debidos a esta absorbente mezcla de drama, distopía, aventuras, y ciencia ficción que esta firmante les recomienda encarecidamente que no se pierdan cuando la oferte el catálogo de alguna plataforma.
Escrito queda.