«Father, mother, sister, brother»: Tres ciudades, tres historias, tres lazos de sangre…

O lo que es lo mismo: en Nueva Jersey, con un padre al que visitan su hijo e hija, en Dublín, con una madre a la que visitan sus dos hijas y en París, con una hermana y un hermano. Ocho personajes, tres historias en tres ciudades y tres lazos de sangre.

Y aunque sean tres relatos tan diferentes entre sí, tienen denominadores comunes: en todos ellos, los personajes brindan con agua o té, mientras se preguntan si es correcto hacerlo. En todos ellos aluden a un tío, una especie de dicho inescrutable para esta firmante y en todos ellos se les cruzan dos chicos y a una chica paseando en monopatines por la carretera y tienen diferentes reacciones al respecto.

Además de que, salvo en el tercero, en los dos primeros, ambientados, como se ha escrito al principio, en Nueva Jersey y Dublín, se retratan sendos grupos familiares cuya incomunicación es manifiesta, agarrotados por las convenciones formales y en los que los silencios son más poderosos que las palabras.

Esta firmante se propone hacer encaje de bolillos para no revelarles lo que la verdad esconde en ambos. Porque ambos tienen curiosos giros en sus respectivos desenlaces, en los no son mostrados, en traviesas y agudas piruetas, lo que hay más allá de unas interacciones padre-hijo, como parte de una visita obligada en el primero. padre-hija, hermano y hermana, madre-hija mayor, madre-hija menor, madre-hijas y hermanas, como parte de un encuentro anual, pese a que las tres viven en la misma ciudad…

El guionista, actor, productor, montador, compositor y cineasta estadounidense, Jim Jarmusch, cosecha del 53 – que tiene en su haber, por citar tan sólo algunos títulos de su filmografía: ‘Permanent vacation’ (1980), ‘Stranger than Paradise’ (1984), ‘Down by Law’ (1986), ‘Noche en la tierra’ (1991), ‘Broken flowers’ (2005) o ‘Paterson’ (2016) – sigue fiel a sus señas de identidad fílmica, alejadas de las estructuras narrativas tradicionales, minimalistas y sutiles en la puesta en escena y sugerentes en la creación de atmósferas.

Su mirada sobre unos vínculos de sangre rotos sin remisión, en los dos primeros episodios, aunque milimetrados en las apariencias, en las que apenas si los fraternos se escapan a tal destino, es tan caústica y feroz como contenida, tensa e incómoda al tiempo que habitada por una ingeniosa y retorcida ironía, que contiene una gran carga de profundidad y es muy incisiva en sus retratos de los dramatis personae.

En cuanto al tercero, resulta reconfortante la complicidad, la comunicación y el cariño entre una hermana y un hermano, que se reúnen tras una tragedia ante la que deben tomar decisiones y afrontar una visita dolorosa a un lugar vacío y otrora lleno de vida.

Coproducción entre Estados Unidos, Irlanda y Francia, fechada en el todavía año en curso, de 110 minutos de metraje. Su escritura y su música se deben al propio director y su excelente fotografía la firman Yorick Le Saux y Frederick Elmes.

Destacamos, entre un reparto de lujo y en estado de gracia, las eminentes composiciones, y en algunos casos también sorprendentes caracterizaciones, de Tom Waits, Adam Driver, Charlotte Rampling, Cate Blanchett y Vicky Krieps, sobre todo de estas dos últimas. León de Oro en Venecia, todos los reconocimientos le son debidos.

La debatiremos en la primera sesión del año de nuestra tertulia de cine Luis Casal Pereyra, que tendrá lugar EL MIÉRCOLES, 14 DE ENERO, A LAS 19.30, EN CASA DEL LIBRO VELÁZQUEZ, Si aún no la han visto, VÉANLA CUANTO ANTES.

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