A cuatro días del Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, a cuatro días del #25-N, nada mejor que documentar en estas páginas la RELEVANCIA de esta miniserie de cuatro capítulos, de 50 minutos cada una.
Una serie, producción española fechada en el año en curso, que ha creado, escrito y dirigido, junto a Júlia de Paz y Eduard Sola, la guionista y cineasta vasca Alauda Ruiz de Azúa – cosecha del 78 y responsable de la galardonada ‘Cinco lobitos’ ( 2022 ) – cuya notable fotografía firma Sergi Gallardo.
De su espléndido reparto, hay que destacar a una eminente Nagore Aranburu – a ella, sobre tod@s – y a un magnífico Pedro Casablanc, muy bien secundados por Miguel Bernadeau e Iván Pellicer.
La historia – contada, como se ha escrito, en cuatro capítulos cuyos epígrafes son respectivamente: Querer, Mentir, Juzgar y Perder – sigue a una mujer que, tras 30 años de matrimonio, decide no sólo separarse, sino interponer una denuncia contra su marido por violación y agresiones continuadas.
Sus dos hijos varones, su marido y la familia de éste reciben con estupor esta noticia. Estupor y hostilidad en lo que se refiere al primogénito – que apunta en su propio matrimonio las maneras paternas… – alineado desde el primer momento con el progenitor y mayor comprensión en el menor, afín a su madre.
Una historia que nos va mostrando paso a paso el infierno de una esposa sometida por el terror y sistemáticamente violada en su lecho conyugal, incluso en sus postpartos. Hasta el punto de sufrir lesiones vaginales graves.
Una historia que nos va mostrando paso a paso todas y cada una de las violencias sufridas por la protagonista y por tantas otras en la vida real: chantajes, control también económico, posesión, insultos, vejaciones, amenazas, aislamiento de su familia y amistades, renuncia a ejercer su profesión en función del cuidado de los hijos, entre un inacabable etcétera.
Una historia que, en la doble trama judicial y familiar, nos va desgranando sin necesidad de subrayado alguno, más que la descarnada brutalidad de los hechos, las tres horribles décadas padecidas por una esposa despojada de cualquier dignidad, autonomía y respeto.
Una historia que también refleja las carencias institucionales, laborales y económicas que esta víctima, que todas las víctimas, deben afrontar: desprotección absoluta, presiones de toda índole, lentitud, incertidumbre y sufrimiento en el proceso judicial, incredulidad por estar bajo sospecha, acoso…
Una historia de la que no se harán spoilers, porque no es de recibo y porque HAY QUE VERLA. Una mirada feminista empática, solidaria, rigurosa, valiosa, valiente como su personaje central, imprescindible, implacable, durísima, compleja y desgarradora sobre todas las modalidades del terror machista y los síndromes traumáticos que provocan.
Una historia que responde a muchas dudas insidiosas sobre las mujeres maltratadas. Una historia, DE VISIÓN OBLIGADA, UN VERDADERO SERVICIO PÚBLICO, QUE DEBERÍA TENER UNA PROYECCIÓN Y DIFUSIÓN EN TODOS LOS ESTRATOS SOCIALES.
NI SE LES OCURRA PERDÉRSELA.