La guionista y cineasta francesa Sophie Filliéres, ya muy gravemente enferma, murió a la edad de 58 años, el 31 de julio de 2023, poco después de que se terminara el rodaje de esta que nos ocupa, su séptima película. Tanto fue así, que dejó a cargo de sus hija e hijo la finalización del filme.
La muerte planea, tan directa como sutilmente, sobre esta historia de la profunda crisis que atraviesa una publicista – excelente Agnes Jaoui, alter ego de la realizadora – en sus planos laboral, maternal, sentimental, cronológico, mental y familiar.
La muerte planea sobre esta historia de su conciencia del paso del tiempo, especialmente hostil para las mujeres en esta sociedad patriarcal y de la finitud.
La muerte planea sobre esta historia de una mujer, tan alocada, dispersa y aparentemente absurda, con frases tales como cuando le pregunta a su hermana que si ha pensado en cuantas duchas le quedan antes de morir?, o el poema de despedida, la angustia ante su proximidad o ese final tan poético y metafórico.
¿Significa todo esto que estamos ante un relato fílmico transcendente o testamentario…? Rotundamente, no. Por el contrario, es juguetón, extravagante, roza el surrealismo, se divierte con las paradojas y cuestiona los lugares comunes tanto como su propia protagonista.
Entre la comedia y el drama, dividida en tres actos nada naturalistas y de títulos onomatopéyicos, transita la despedida nada pretenciosa de una mujer cuya filmografía, hasta esta su propuesta póstuma, se nos ha quedado lamentablemente inédita en nuestro país.
Una propuesta póstuma, producción francesa, de 99 minutos de metraje, que ella también escribe. Una propuesta póstuma muy bien fotografiada por Emmanuelle Colinot y con una lúdica banda sonora de Philippe Katerine, que también interviene como actor, interpretándose a sí mismo.
Una propuesta póstuma que cuenta con el enorme talento de la ya citada Agnes Jaoui y del resto de un reparto más que competente. Una propuesta póstuma no exenta de defectos y carencias, pero enormemente valiosa y relevante.
Honren la memoria de Sophie Filliéres, viéndola. No lo lamentarán.
Escrito queda.