Archivo mensual: noviembre 2024

SEFF 2024, 21 Edición. Sección Oficial, ‘The girl with the needle’: Un gótico de todos los horrores

Esta película tan terrible como notable, tan sórdida como lúcida, tan en clave del terror gótico y del melodrama, así como también deudora de cierto expresionismo, muestra unos espantosos hechos reales – los crímenes de una mujer danesa contra las criaturas más indefensas e inocentes, perpetrados entre los años 1913 y 1920.

Aunque sea una figura clave de esta historia, la protagonista es una chica paupérrima, ni casada, ni viuda, pues su esposo está en el frente de la I Guerra Mundial y no sabe nada de él. Trabaja en una fábrica donde el dueño la seduce, la deja embarazada y la abandona a su suerte, tras haberle prometido matrimonio, por no perder sus privilegios de clase.

En unos baños públicos, presa de la desesperación, sin sitio donde vivir y decidida a acabar con todo, se clava una aguja… momento en el que una mujer la ve y le propone vivir y trabajar para ella y luego dará a su bebé en adopción a una familia acomodada, ya que es ese su negocio.

Mientras tanto, el marido vuelve, una vez finalizada la contienda, horriblemente deformado y obligado a llevar una máscara. Porque no puede tenerlos, le propone hacer suya a la niña, pero ella prefiere liberarse de la carga de la maternidad y permitir que la dé en adopción su nueva amiga, de la que ignora sus oscuros planes.

Filmada en un poderoso blanco y negro, que acentúa aún más si cabe los horrores que está narrando, sin filtros, ni anestesia, esta firmante no pretende hacer más spoilers pero les adelanta que es atroz en su negrura, lo que contrasta con una estilizada, y a veces manierista, puesta en escena.

Les adelanta que transita también por el fantástico y el gore, que renuncia al realismo para mostrar que la miseria no es hermosa y que, a veces, como en este caso, produce monstruos.

Que todas las desdichas y las desgracias se ceban en l@s excluíd@s sociales, singularmente en las mujeres. Y que ellas, en un contexto tan límite, pueden ser víctimas y verdugos, aunque nunca se justifiquen tan sangrientos delitos.

Que la contienda también produce heridas tales que provocan que un hombre deba ser exhibido en un circo para ganarse la vida. Circo donde será humillado e insultado por gente carente de empatía.

Que hay una niña también en este relato fílmico, vinculada a las dos protagonistas por distintas razones. Que las normas legales, así como las injusticias sociales, siguen su curso y que tiene un final sorprendente, abierto, e incluso esperanzador, tras tan cruel desolación.

Producción danesa, fechada en el año en curso, de 115 minutos de metraje. Su guion lo escribe, junto a Line Langebek Knudsen, también su realizador el inclasificable y transgresor, como su filmografía, Magnus von Horn.

La eminente fotografía la firma Michal Dymek y la inquietante banda sonora es de Puce Mary. Excelsas las actrices, especialmente Victoria Carmen Sonne y la magnífica Tryne Dyrholm.

ATRÉVANSE A VERLA. No lo lamentarán.

Escrito queda.

SEFF 2024, 21 Edición. Sección Oficial, ‘Vida en pausa’: El Síndrome de la Resignación

Empezando por el final, según rezan los títulos de crédito de esta hermosa y desgarradora película: «Desde 1998, se han registrado numerosos casos del Síndrome de la Resignación en Suecia. En 2014, la Agencia Sueca de Salud reconoció la posibilidad del diagnóstico de esta condición. La mayoría de los afectados son niños refugiados de antiguos Países Soviéticos y de Yugoeslavia. En vista de los conflictos recientes y sus consecuentes migraciones, se espera que los casos de este Síndrome aumenten exponencialmente»

Y Linda Pressly en la página BBC NEWS MUNDO lo describe como: «La misteriosa enfermedad que sólo ocurre en Suecia y que sólo afecta a l@s hij@s de quienes buscan asilo en el país. Los síntomas incluyen un aislamiento completo, dejan de caminar, hablar o de abrir los ojos. Eventualmente se recuperan»

«El trauma, dice una doctora que les trata en este mismo reportaje, es lo que ha causado su aislamiento del mundo. Los niños más vulnerables son los que han sido testigos de episodios de violencia extrema, a menudo contra sus padres, o vienen de un ambiente profundamente inseguro»

Una vez contextualizado el tema, la historia arranca con una familia rusa compuesta por un matrimonio de profesores y dos hijas muy unidas, responsables y estudiosas: la mayor, dotada para la natación, y la menor para el canto en un coro.

Corre el año 2018 en Suecia y esperan con ilusión que sea aceptada su solicitud de asilo y hasta fantasean con los nuevos nombres que adoptarán cuando consigan la ciudadanía.

Pero, pese a la violencia atroz que sufrieron, especialmente el padre, por parte de las autoridades soviéticas, de la que fue testigo la pequeña que no ha declarado porque sus progenitores quisieron ahorrarle revivir el trauma, su petición es denegada.

Entonces comienza un calvario, pues la niña citada cae en una suerte de suspensión vital – el síndrome en cuestión – que hace que deba ser ingresada. Pero ni la burocracia se lo pone fácil, ni tampoco el hospital, pues les controlan las visitas y les exigen el relax que no tienen para verla.

Como tienen 10 días para apelar, intentan que la mayor declare como si fuera la testigo y deberá aprenderse su testimonio de memoria, pues no vivió la experiencia. Se niega y se rebela, preocupada como está por su hermana, pero las argumentaciones y la presión de sus madre y padre, la convencen y…

A partir de esa impostura descubierta, también la mayor cae en coma y el asilo aparece cada vez más lejano. Con todo y tod@s en contra, y a riesgo de ser deportados puesto que sacan a las niñas del hospital, contarán con dos aliadas que les facilitarán un alojamiento clandestino y harán lo imposible por reconstruir para ambas una normalidad placentera.

Coproducción entre Francia, Grecia, Alemania, Estonia y Suecia, fechada en el año en curso, de 99 minutos de metraje. La escribe, junto a Stavros Pamballis, y la dirige el guionista y cineasta griego Alexandros Avranas, cosecha del 77.

Su excelente fotografía la firma Olympia Mitilinaiou y su no menos digna banda sonora se debe a Tuomas Kantelinen. La puesta en escena es tan implacable y gélida como el relato y el cuarteto protagonista, junto a l@s secundari@s, están impecables.

Una mirada singular, conmovedora, oscura y desolada al drama de la inmigración. Una crítica dolorosa y necesaria al atentado a los derechos humanos que supone no conceder el asilo a personas en cuyos países peligran sus vidas.

Centrándose, además, en las menores y más inocentes traumatizadas hasta el punto de poner sus vidas en pausa, con los riesgos consecuentes. Una película, en suma, valiente, comprometida, valiosa e imprescindible.

NI SE LES OCURRA PERDÉRSELA.

SEFF 2024, 21 Edición. Sección Oficial, ‘Secretos de un crimen’: Santosh

En el arranque de esta película, tan notable como terrible, vemos a una mujer en lágrimas corriendo y esquivando el tráfico indio, caótico y multitudinario, mientras grita en el móvil: mamá, mamá, mamá…

Se llama Santosh, como el título original de esta critica y el de ‘Secretos de un crimen’, acaba de perder a su marido y va a saber qué injusto destino le espera a una viuda en un país como la India.

Así las cosas, es informada de que pierde su casa, la relación con su hostil familia política, su estatus y de que no le queda pensión alguna por el asesinato de su marido, policía, en unos disturbios.

El jefe de éste, sin embargo, le propone una opción contemplada por la ley: «heredar» el trabajo de su cónyuge, pero «adaptado a su condición femenina». Es decir, ejercer como alguacil, junto a una superiora, en pequeñas, o grandes, trifulcas vecinales.

Pero, para su infortunio, la primera denuncia es la de un padre desesperado por la desaparición de su hija preadolescente. Y tiene que ver cómo le despachan sin miramientos. Poco después, la niña aparece en un pozo ferozmente torturada, violada y asesinada.

Por entonces, y a raiz de este crimen atroz, crece la indignación popular contra las inacción y corrupción policiales. Las calles arden y el tráfico está bloqueado, también con el pequeño cadáver, así que los llamados Cuerpos de Seguridad necesitan con urgencia encontrar un culpable.

Hay ya un presunto sospechoso, un chico muy joven que ha huído y que se mensajeaba con la víctima. Le corresponde a la protagonista investigarlo y localizarle en solitario, precisamente en la misma ciudad en la que asesinaron a su esposo. Algo que hace deteniéndolo y siendo luego secundada por su jefa y otros compañeros. A partir de ahí…

A partir de ahí, nos son mostrados los horrores sin paliativos del matonismo y las torturas sumarísimas de un stablishment de Orden Público, podrido, sobornable y cruel que, por descontado, no respeta ni los derechos humanos, ni menos aún los de las mujeres, ni la presunción de inocencia.

A partir de ahí, sin filtros, ni anestesia, nos son mostrados en carne viva la cobarde brutalidad de quienes se emplean salvajemente contra un chico esposado, intentando arrancarle una confesión y utilizarle como cabeza de turco.

A partir de ahí, la impotencia y la rabia del personaje central quien también, con las secuelas aún de la traumática pérdida de su marido, se emplea a fondo, y ferozmente, contra él. Algo que lamentará después, más aún al conocer los secretos no revelados de ese crimen.

La mirada de la documentalista angloindia Sandhya Suri, que debuta aquí en el largometraje, cuyo guion también escribe, es demoledora e inclemente contra las instituciones, contra el machismo y el clasismo del sistema de castas de su país de origen.

Una mirada implacable en unos intensos, y a veces difícilmente soportables, 125 minutos de metraje de esta coproducción entre Reino Unido, India, Alemania y Francia, fechada en el año en curso, a cuya tensión contribuyen las excelentes imágenes de Lennert Hillege y la partitura de Luisa Gerstein. Y la interpretación de una eminente Shahana Goswami.

VÉANLA.

SEFF 2024, 21 Edición. Sección Oficial, ‘Julie keeps quiet’: Clamoroso silencio

Julie es una joven tenista, que apunta a ser una campeona de élite. Y no sólo eso, también es una buena estudiante becada en una academia de alto standing, con cuyas compañeras y atletas se lleva muy bien.

Otro tanto puede decirse de la complicidad y feeling, en los planos deportivo y personal, que mantiene con su coach. Pero el suicidio, en circunstancias no aclaradas, de otra alumna y excelente jugadora, a la que no conocía pero con la que compartía el mismo entrenador citado, hace que este sea suspendido y sus métodos cuestionados.

La sombra de la sospecha hace que la directora y personal del centro educativo pida al alumnado, sin presionarles, ni forzarles, que se manifiesten al respecto libremente, señalando si percibieron un comportamiento poco profesional en este hombre. Pero Julie, como indica el título, se mantiene en silencio.

Este silencio persistente, habitado por las tensiones y también por la lealtad hacia el investigado, con el que sigue manteniendo contacto, permea toda la historia proyectándose también en la cancha y en los duros ejercicios, ahora con un nuevo monitor.

Mientras su carrera, objetivo de todos sus esfuerzos, se proyecta en la mejor dirección, Julie, cada vez más rota emocionalmente, va investigando en solitario, recordando escenas, comentarios y conversaciones, contemplando videos de la chica tan trágicamente desaparecida hasta que…

La mirada del guionista, junto a Ruth Becquart, y realizador belga Leonardo van Dijl, cosecha del 91, que debuta aquí en el largometraje, es asombrosamente madura, sabia, afilada y lúcida para ser una ópera prima.

Es una mirada desasosegante que, bajo su puesta en escena aparentemente aséptica, esconde una incandescencia tan arrolladora como los potentes saques y jugadas de la protagonista.

Una protagonista con cuyo silencio, tan clamoroso, empatiza. Así como con su dolor escondido y, a la postre, con su honestidad. Revela la perversión de los abusos de poder disfrazados de paternalismo y se posiciona inequívocamente con la víctima, con todas las víctimas.

Coproducción entre Bélgica y Suecia, fechada en el año en curso, de 97 minutos de metraje. De factura y puesta en escena impecables, tanto la fotografía, de Nicolas Karakatsanis como la banda sonora de Caroline Shaw sirven con talento al relato. Destacar, entre su sólido reparto coral, a su protagonista Tessa Van den Broeck.

Escrito queda. Deberían verla.

SEFF 2024, 21 Edición. Sección Oficial,’A missing part’: Custodias denegadas

Japón aprobó la custodia compartida en mayo del año en curso, pero no se hará efectiva hasta 2026. Por tanto, la historia de un hombre francés – a quien su ex, ciudadana japonesa, se lleva a su hija irregularmente consiguiendo así, aunque sea injusto a todas luces y resulte más que paradójico, su custodia absoluta con pensión paterna – que narra esta película, tiene aún plena vigencia.

Pero tal legislación nipona no sólo perjudica a los varones, porque el protagonista – que se ha quedado en Tokio, negándose a divorciarse, pues esto le dañaría aún más, y recorriendo la ciudad en el taxi donde trabaja, con la loca esperanza de ver a la niña, tras 9 años sin hacerlo, y que ahora tiene 12 – conoce a una compatriota desesperada por ver a su pequeño y a japoneses-as también afectad@s.

Hasta que un día… ve a una colegiala con muletas en quien cree reconocerla y a la que debe, ocupando el turno de un compañero enfermo, recoger para llevarla a su centro educativo cada día. Todo ello cuando ha puesto en venta su casa y está decidido a tirar la toalla.

Sabemos, por las videollamadas de su padre, que le insta a regresar, que no es la primera vez que se ilusiona con una chica que piensa que es ella. Solo que esta vez ha acertado de pleno. Y… esta firmante no hará spoilers.

Coproducción entre Francia y Bélgica, fechada en el año en curso, de 98 minutos de metraje. La escribe, junto a Jean Denizot, y la dirige el guionista y cineasta belga Guillaume Senez, cosecha del 78, – de quien esta firmante ha visto las notables ‘9 meses’ (2015), su ópera prima y ‘Nuestras pequeñas batallas’ (2018).

La fotografía muy bien Elin Kirschfink, su solvente partitura la firma Olivier Marguerit y la interpreta con su habitual talento Romain Duris, muy bien acompañado por Judith Chemia.

Es una película muy crítica con una ley injusta que se reitera, aunque el protagonista aquí sea un varón, afecta igualmente a cualquiera de los progenitores, sean extranjer@s o nacionales.

Es una película emocionante, pero nunca manipuladora, sensible, comprometida socialmente y delicada que sabe tanto conmover como hacer reir. Destacar muy mucho al arrebatador mono, compañero de vida del padre forzadamente ausente, adorable hasta decir basta.

¿Hace falta añadir que no se la pierdan…?

SEFF 2024, 21 Edición. Sección Oficial, ‘Desmontando un elefante’: Las palabras para decirlo

¿Cual es la grieta que sumerge en la tensión, la vigilancia cuidadosa, la angustia, el dolor y el silencio temeroso a la familia muy solvente, con una casa de ensueño, que componen una arquitecta y un médico, con dos hijas, una bailarina, y la otra, que vive fuera, con marido y suegra franceses, que acaba de tener un hijo…?

¿Cual es la razón de los ingresos hospitalarios de la madre, de sus llamadas de teléfono a un tal Elvis – siempre disponible, que la reconforta y tranquiliza – de sus rigurosas rutinas que debe seguir al pie de la letra, de sus reuniones casi diarias con personas en su misma situación y de su medicación impostergable, cual es la explicación de su comportamiento tan desabrido hacia quienes la cuidan lo mejor que saben y pueden?

¿Cual es la causa que provocó que esa persona estuviera tan inconsciente que sólo una intervención rápida y providencial, pudo evitar una desgracia, la de que, ante un susto inesperado, estuvo a punto de causar una pérdida irreversible, cual la que hace que una enamorada de la danza, con mucho talento, desatienda sus ensayos por mor de ineludibles, al menos para ella, deberes filiales?

La grieta, la razón y la causa de tal infelicidad es el alcoholismo persistente de una mujer madura, que por él sale y entra de clínicas, acude regularmente a encuentros, ha abandonado su agenda, relaciones y proyectos de trabajo, que por él, por su adicción y abstinencias temporales que siempre promete que serán definitivas, está inmersa en la amargura, en el engaño, en la trampa, en el desaire afectivo hacia aquell@s, sobre tod@s su hija, que tanto la cuidan y se desvelan por ella.

Víctima y verdugo, enferma y cómplice, la sospecha y la oscuridad la persiguen y persiguen a l@s suy@s en una convivencia llena de aristas y conflictos. Reivindicando su autonomía, pero obligatoriamente dependiente, deberá aprender a salir de ese pozo asumiendo todas las consecuencias paso a paso y también el daño que su mal ha provocado, no sólo a sí misma, sino a sus personas queridas a quienes ha tratado tan injustamente.

Producción española, fechada en el año en curso, de 82 minutos de intenso metraje. La fotografía con talento Pau Castejón y la escribe, junto a Pep Garrido, y la dirige, en su primera incursión en el largometraje, el director de fotografía y cineasta Aitor Echevarría, cosecha del 77. Destacar en su reparto a las excelentes Emma Suárez y Natalia de Molina, muy bien secundadas por Darío Grandinetti.

Una ópera prima sabia, emocionante, compleja, doliente, lúcida y madura que no deberían perderse.

Escrito queda.

SEFF 2024, 21 Edición. Sección Oficial,’Transamazonia’: La niña milagro

Esta niña milagro se llama Rebecca y sobrevivió, con heridas que le dejaron cicatrices en su rostro y en su psique. Esta niña milagro fue descubierta, y salvada, por un nativo de una tribu autóctona, llena de hormigas y maltrecha, en el imponente paisaje de la selva amazónica.

Aún en el hospital, supo que tenía un padre misionero y se fue a vivir con él. También supo que estaba dotada de poderes sanadores, algo que hizo que su fama creciera, se la conocía también como Miss Aspirina, no sólo entre la congregación del progenitor sino más allá.

Años después esta niña es una joven, muy apegada a su padre, cuyas manos siguen curando. Pero deberá enfrentarse a un peligroso reto cuando el jefe de una empresa maderera, cuya mujer está en coma, reclama sus servicios a cambio de abandonar la salvaje deforestación que perpetra su equipo. Y…

La cineasta sudafricana, afincada en Alemania, Pia Marais, cosecha del 71, dirige una mirada valiosa y relevante a la guerra sin cuartel entre los habitantes de una bella e inmensa jungla y estos mercenarios que se proponen destruirla salvajemente.

Una mirada a una naturaleza, tan fecunda y hermosa como expoliada, a la que contempla con una serenidad y un dolor que daña cada vez que abaten un árbol.

Una mirada al conflicto de la protagonista, entre las ambiguedades paternas y la decisión de sus jóvenes amigos de no permitir esta masacre medioambiental.

Una mirada entre política, ecologista, de orígenes familiares, espiritual y mística que, lamentablemente, no acaba de cuajar. Porque su guion, que escribe la propia realizadora junto a Willem Droste y Martin Rosefeldt, es disperso y carece de una sólida estructura narrativa.

Porque igualmente esta escritura provoca que su puesta en escena tan contemplativa, con el paisaje como un elemento dramático más, diluya la radicalidad de las críticas y convierta al relato en errático y por momentos confuso.

Lo que afecta también al esquematismo en el trazado de los personajes. Una verdadera pena, pues podría haber sido una obra lírica, épica y mayor, aunque sus valores ya citados estén ahí.

Coproducción entre Francia, Alemania, Brasil y Suiza, de 112 minutos de metraje. Su grandiosa fotografía se debe a Mathieu De Montgrand. Del muy irregular reparto, por el maniqueísmo de las composiciones, destacar a Helena Zengel.

Escrito queda.

SEFF 2024, 21 Edición. ‘Las Nuevas Olas’, ‘E. 1027 – Eileen Gray and the house by the sea’: Interiores

Este fascinante docudrama rinde homenaje a una mujer extraordinaria, la Eileen Gray (1878-1976) del título, diseñadora de muebles e interiores, artista de la laca y arquitecta irlandesa.

Una artista de inmenso talento y adelantada a su tiempo, que fue tan oscurecida, como invisibilizada su obra, por los egos patriarcales de sus colegas masculinos desde su pareja durante un tiempo Jean Baldovici y, sobre todo, del sumo sacerdote de la profesión, Le Corbusier.

A esta insigne dama, que tuvo una existencia apasionante y casi centenaria, le hubiera encantado este tributo fílmico tan singular y refinado, como dotado de alma y espíritu, el mismo que ella reclamaba para su casa soñada.

Una casa soñada, a ras de mar, en una hermosa y casi impracticable localización en la Riviera. Una casa a la que prestó todo su esfuerzo, trabajo y talento, apoyada por su compañero masculino ya citado a cuyo nombre estaba y que la traicionó de fondo y forma.

Este documental nada al uso, sino muy transgresor, retrata a una creadora incandescente e infatigable en los años 20 y 30. La retrata en sus espacios, en sus formas, en sus volúmenes, en sus diseños de vanguardia, en sus hábitats interiores y en su tiempo.

La retrata creando, diseñando, disfrutando de una mansión única de la que tuvo que marcharse porque ya no se reconocía en ella y menos aún en el modus vivendi que su partner, tan indolente, le había impuesto.

La retrata usando fundamentalmente la voz en off, la retrata usando imágenes documentales, la retrata con claroscuros, la retrata, siempre estilizada y fascinante, también en su ancianidad tan sabia y de vuelta de todo, cuando por fin su arte fue reivindicado.

Hipnótica y elegante, su hermosura formal y sugerente factura, no oscurecen la crítica a la sociedad machista que le tocó vivir y que permitió que su autoría fuese negada, en beneficio de sus colegas varones.

Producción suiza, fechada en el año en curso, de 88 minutos de absorbente metraje. Escrita en solitario y codirigida, junto a Christoph Schaub, por la guionista y cineasta Beatriz Minger.

Fotografiada con excelencia por Ramon Giger, su estimable banda sonora es de Peter Scherer. De su reparto, destacar a la exquisita Natalie Radmall-Quirke, muy bien secundada por Axel Moustache y Charles Morillon.

No se la pierdan, es un consejo. Y no dejen de ver sus créditos finales.

Escrito queda.

SEFF 2024, 21 Edicion. Sección Oficial. ‘The Sparrow in the Chimney’: Home, bitter home

Quien esto firma, estuvo a punto de salirse de la proyección de esta película por la atroz, aunque de ficción…, decapitación de una gallina, a la que, para mayor inri, lanzan por los aires descabezada y moviéndose para deleite de la sórdida familia que la protagoniza. Como si fuera un gag, vamos.

Y no quedó sólo en eso, ya que les ahorro lo que un niño, víctima y verdugo a un tiempo, perpetra contra el adorable gato de la casa. Algo cuya intención es obvia, aunque se muestre en fuera de campo.

Cuidado que este filme tiene críticas superlativas y excelentes. Ténganlo muy en cuenta. Pero para esta firmante, el catálogo de maldades gratuitas e incomprensibles de que hace gala una familia y sus anexos reunida en una casa de verano, le resultó impostado, pretencioso e irritante hasta decir basta.

Misógina a rabiar, ya que algunos personajes femeninos como el de la anfitriona, por llamarla de alguna manera, es odioso hasta decir basta. No tiene, ya quisiera…, la grandeza de ciertas villanas del cine.

Mujer torturada, tortura y amarga a sus invitad@s, que apenas si son capaces de hacerle frente, con algunas excepciones. Porque aquí ni los comportamientos, ni las actitudes, ni el background de l@s protagonistas son mínimamente explicitados. Sus cambios repentinos de actitudes y de humor permanecen insondables.

Que ciertos grupos humanos unidos por lazos de sangre sean un infierno para sus integrantes, no justifican 117 minutos de metraje, pretendidamente transgresores y, por el contrario, huecos, pomposos y vacíos de contenido en fondo y forma. Y para remate, ese final…

Poco más que añadir. Dar cuenta de que es una producción suiza, escrita y dirigida por el prestigioso para buena parte de la crítica Ramon Zürcher, cosecha del 82, de que su factura es impecable a efectos de imagen y que su música es deliberadamente atronadora y repetitiva. A cargo respectivamente de Alexander Habkel y Balz Bachmann. Y de que su reparto es muy superior a las criaturas a las que encarnan.

La pelota en sus tejados. Aviso a navegantes animalistas.

Escrito queda.

SEFF 2024, 21 edición. Sección Oficial: ‘Fario’: Léo y el río

Primera película del Festival, primera de la SOF y primera tras la cámara de la guionista y cineasta Lucie Prost, cuya cosecha ignora esta firmante. Una mirada de mujer, por cierto, bastante madura pese a que a veces pudiera parecer dispersa, dados sus cambios de tono y de ritmo.

Pero en realidad se trata de contextualizar con esta narrativa, acompañada de una puesta en escena hermosa, elíptica, delicada y elegante, a su protagonista, el Léo del título, un joven ingeniero francés afincado en Berlín que vuelve a su pueblo natal, para vender las tierras de su difunto padre.

Que vuelve a su pueblo natal para reencontrarse con su madre, una mujer vitalista, que está rehaciendo su vida personal y familiar, con su hermana pequeña, una niña muy inteligente que le adora, con sus amig@s de la infancia, con la estupenda chica de la que se enamoró y… con los fantasmas del pasado.

Lo que iba a ser un mero trámite de firma para la cesión de su herencia paterna, por intermediación de la alcaldesa, a una poderosa explotación minera que está contaminando el hermoso paisaje, la fauna y la flora de su tierra…

… Se convierte en una catarsis emocional que deja en carne viva las heridas de la trágica muerte de su progenitor, de la que fue testigo y de las que ha intentado huir a base de fiestas, alcohol y sustancias ilegales, singularmente la cocaína.

Una catarsis que le provoca ataques de ansiedad de los que, insomne, busca calmarse en el río de su infancia. Pero las aguas, y sus habitantes las truchas cuyo comportamiento está cambiando, le devuelven la conciencia radical del daño que les están haciendo al ecosistema en el que habitan.

A partir de ahí, ayudado por la chica aludida que trabaja en un laboratorio, investiga, busca muestras y entre ambos encuentran con el veneno que está asesinando a estas criaturas tímidas y escurridizas tan codiciadas, ay, por quienes gustan de alimentarse con ellas.

Toda esta búsqueda clandestina del delito ecológico, unida al contexto familiar, social, afectivo y amistoso del atormentado personaje central, nos es narrada muy bien por la directora.

Sin transgresiones formales, pero con una complejidad, sólo aparentemente ligera, en la que la aceptación del otro-a, y sus circunstancias, siempre está presente. No se trata de un drama rural al uso, en absoluto, por la gente nada convencional que nos muestra.

Una mirada de mujer también sobre un varón cuya masculinidad está en crisis convulsa, que se manifiesta por una incapacidad fisiológica, rodeado de otros y otras mujeres que le quieren y le aceptan como es.

Una mirada de mujer ecologista pero, ay, no tanto animalista. Puesto que nos enseña, de forma muy leve, la existencia de las vacas en una granja, pastando libres pero encajonadas y sometidas a un ordeño artificial. Además de las truchas ya mencionadas.

Producción francesa, fechada, como es de recibo en un Certamen como este, en el año en curso, de 90 minutos de metraje. La escribe asímismo Lucie Prost, junto a Alain Layrac y Nathalie Saugeon.

Su excelente fotografía, de espacios urbanos, entornos domésticos y paisajes naturales, en peligro de explotación, cuya belleza corta el aliento se debe a Thomas Favel. Y su banda sonora, que sabe modular la historia, está firmada por Pierre Desprats.

Del sólido y solvente reparto coral, destacar a un estupendo Finnegan Oldfield, muy bien acompañado por Megan Northam.

Una película más que digna, que merece ser vista, de una cineasta a seguir.

Escrito queda.