Es reconfortante dejar constancia del estreno de otro tipo de películas dentro de la oferta, tan previsible como adocenada, de la cartelera de nuestra ciudad. Una de ellas es la surcoreana ‘Poesía’, dirigida por Lee Chang-Dong, que obuvo el Premio al Mejor Guión en el último Festival de Cannes.
La protagonista es una mujer en la sesentena que vive con un nieto adolescente egoísta y nada de fiar, que se gana la vida atendiendo por horas a la casa y a la persona de un anciano rico e impedido. Elegante, singular e inquieta, no reduce su existencia a los estrechos márgenes de lo doméstico, sean o no remunerados. Y así, acude a un taller y a una tertulia de poesía, donde aprende a mirar lo que le rodea con ojos nuevos, mientras espera la inspiración que le permita expresarse lirícamente. Pero también accederá a un conocimiento doloroso de las miserias humanas ante un hecho trágico y al tener que afrontar ciertas imprevistas y penosas limitaciones de su edad.
La apabullante vitalidad del cine asiático en estilo y temáticas es toda una lección para la equivalente, con excepciones, del occidental. Sobre todo del norteamericano cuya crisis de ideas está siendo un triste lugar común. Entre otras, las cintas coreanas, como la que nos ocupa, vistas en nuestra ciudad unen impacto, potencia, calidad y sensibilidad. Con un cuidado especial en fondo y forma, tan profundamente autóctonas como universales, tan contemporáneas como deudoras de ciertas tradiciones, reflejan sociedades a la vez extrañas y cercanas, en las que no siempre somos capaces de reconocernos.
Esta ‘Poesía’ es una perfecta simbiosis de lirismo y tragedia, de comprensión y crítica feroz, de la complicidad necesaria entre ciudadanos presuntamente respetables con mucho que ocultar, de las miserias y dignidades de la vejez. De la belleza y los horrores de lo cotidiano y del compromiso de una mujer con su conciencia y sensibilidad, antes que con sus seres queridos. De los recuerdos, de la memoria y del olvido. Tan delicada como terrible, tan poética como cruel y recorrida por una sutileza desgarradora. Profundamente hermosa y emotiva.