Archivo mensual: noviembre 2010

‘Poesía: Lírica trágica

Es reconfortante dejar constancia del estreno de otro tipo de películas dentro de la oferta, tan previsible como adocenada, de la cartelera de nuestra ciudad. Una de ellas es la surcoreana ‘Poesía’, dirigida por Lee Chang-Dong, que obuvo el Premio al Mejor Guión en el último Festival de Cannes.

La protagonista es una mujer en la sesentena que vive con un nieto adolescente egoísta y nada de fiar, que se gana la vida atendiendo por horas a la casa y a la persona de un anciano rico e impedido. Elegante, singular e inquieta, no reduce su existencia a los estrechos márgenes de lo doméstico, sean o no remunerados. Y así, acude a un taller y a una tertulia de poesía, donde aprende a mirar lo que le rodea con ojos nuevos, mientras espera la inspiración que le permita expresarse lirícamente. Pero también accederá a un conocimiento doloroso de las miserias humanas ante un hecho trágico y al tener que afrontar ciertas imprevistas y penosas limitaciones de su edad.

La apabullante vitalidad del cine asiático en estilo y temáticas es toda una lección para la equivalente, con excepciones, del occidental. Sobre todo del norteamericano cuya crisis de ideas está siendo un triste lugar común. Entre otras, las cintas coreanas, como la que nos ocupa, vistas en nuestra ciudad unen impacto, potencia, calidad y sensibilidad. Con un cuidado especial en fondo y forma, tan profundamente autóctonas como universales, tan contemporáneas como deudoras de ciertas tradiciones, reflejan sociedades a la vez extrañas y cercanas, en las que no siempre somos capaces de reconocernos.

Esta ‘Poesía’ es una perfecta simbiosis de lirismo y tragedia, de comprensión y crítica feroz, de la complicidad necesaria entre ciudadanos presuntamente respetables con mucho que ocultar, de las miserias y dignidades de la vejez. De la belleza y los horrores de lo cotidiano y del compromiso de una mujer con su conciencia y sensibilidad, antes que con sus seres queridos. De los recuerdos, de la memoria y del olvido. Tan delicada como terrible, tan poética como cruel y recorrida por una sutileza desgarradora. Profundamente hermosa y emotiva.

‘Cyrus’ : Edipo indie

Los hermanos Jay y Mark Duplass son los nuevos referentes del cine indie norteamericano. O sea, el llamado cine independiente. De ellos, nos llega su tercer largo, este ‘Cyrus’, que viene precedido de reconocimientos varios a su calidad y a su reparto, en su paso por Certámenes como Deauville, Locarno, la Seminci vallisoletana y, por supuesto, Sundance. Según leemos en la ficha técnica, representan la corriente de este cine llamada «mumblecore», descrita como «hacer de la falta de medios un signo de distinción ético y estético y utilizar canales alternativos para su difusión». Toda una declaración de principios…

La historia sigue a un hombre depresivo a quien la inminente boda de su ex desde hace varios años, quien también es amiga y confidente, le remueve aún más sus carencias afectivas y existenciales. En efecto, el neurótico y solitario protagonista vive en un caos doméstico, carece de vida propia y habilidades sociales, tiene la autoestima baja y
una desesperanza profunda en sus expectativas de futuro. Aún así y contra todo pronóstico, conoce en una fiesta a una mujer adorable, aparentemente sin compromiso, con la que establece una excelente química. Pero el rival más duro e inesperado, hará pronto su aparición estelar.

Los jóvenes realizadores que nos ocupan comparten con el indie más comercial y tramposo, por así decirlo, el tratamiento cercano y sensible hacia temas y personajes que rozan lo escabroso o lo friki, la naturalidad en su aproximación tan respetuosa como irónica a la disfuncionalidad como forma de vida, la agudeza y brillantez de los diálogos, la buena elección y dirección de actores o el mostrar, con un humor incisivo, el rostro menos complaciente de un país y una ciudadanía en sus horas más bajas.

A estos factores se añaden, en este caso, la honestidad, la autenticidad y la ternura con las que se enfrentan a una historia algo vidriosa, en clave de comedia, sin guiños facilones ni banales. Bien contada, bien resuelta, disfrutable con la inteligencia y la emoción, amorosa con esos seres tan imperfectos y perdidos, maravillosamente interpretada- John C. Reilly, Marisa Tomei, Catherine Keener y Jonah Hill ofrecen un verdadero recital – es una estimulante excepción en nuestra aburrida y mediocre cartelera.

‘Planes para mañana’ : Decisiones

La realizadora madrileña Juana Macías cuenta en su currículum con publicidad, videoclips y cinco cortos. Ha obtenido numeroso reconocimientos nacionales e internacionales por su trabajo. Como el Goya al Mejor Cortometraje de Ficción, en el año 2000, por ‘Siete cafés por semana’.

Estrena ahora su opera prima, esta ‘Planes para mañana’, que previamente ha recorrido varios festivales. Entre ellos, el de Cine Español de Málaga, donde logró los premios a la Mejor Dirección, al Mejor Guión Novel y a la Mejor Actriz de Reparto. En Sevilla podemos verla también en el Avenida. De nuevo, el único local de Sevilla dedicado a la V.O. proyecta una película en castellano. Clamamos en el desierto…

Veinticuatro horas en las vidas de cuatro mujeres. Tres adultas y una adolescente, relacionadas entre sí directa e indirectamente. Ellas, las mayores, se enfrentan en ese periodo de tiempo a decisiones difíciles y comprometidas que cambiarán el curso de su futuro. La de la joven, en cambio, dependerá de la que tome una de las anteriores.

Estructurada en cuatro historias, dedicada a cada una de las protagonistas, y un a modo de epílogo, la cinta se resiente de ciertos desequilibrios en su escritura – que firma la propia directora, junto a Juan Moreno y Alberto Bermejo – especialmente visibles en el segundo relato, que roza la inverosimilitud por lo esquemático y apresurado de su planteamiento, pero de los que participan todos ellos.

Y es que para abordar esta modalidad narrativa, ya un género en sí misma que cuenta con títulos muy interesantes, se necesita oficio, sensibilidad, rigor, una capacidad de síntesis que no eluda la complejidad, un mimo especial por los personajes secundarios – aquí, desatendidos y mal interpretados -, un guión consistente y sólido, atento a los matices de lo particular y de lo general, una huída de los lugares comunes y, entre otras cosas, un gran talento visual.

Juana Macías promete ser una autora a seguir y posee un estilo propio en el que destacan algunas de las cualidades mencionadas. Pero no puede evitar los vicios contrarios. Lástima, porque ha contado con un buen reparto de actrices llenas de finura y talento, como Carme Elías y Goya Toledo. O Ana Labordeta y el descubrimiento de Aura Garrido. Y también le ha faltado un enfoque más adulto y arriesgado, que soslayara los tópicos al uso, en los temas que se supone que son asuntos de mujeres.

Festival de Cine Europeo : Un Palmarés muy discutible

Aún persiste el asombro de quien esto firma ante la lectura del Palmarés del Festival de Cine Europeo de Sevilla 2010. Las cintas galardonadas con los premios mayores son : Giraldillo de Oro para ‘Son of Babylon’, de Mohamed Al-Daradj (Irak, Reino Unido, Holanda, Francia, Emiratos Arabes, Egipto, Palestina). Giraldillo de Plata para ‘Black field’, de Vardis Marinakis (Grecia). Premio Especial del Jurado para ‘Tender son’, de Kornél Mundruczó (Hungría, Alemania, Austria) Los Premios a la Mejor Dirección y al Mejor Guión van para ‘En un mundo mejor’, de Susanne Bier (Dinamarca), Premio Asecan ( Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía ) para la rusa ‘Silent souls’, deleksei Fedorchenko, con una Mención Especial para la española ‘Naufragio’,de Pedro Aguilera. El Giraldillo de Plata a la Mejor Dirección de Primer Largometraje va para ‘Gigola’, de Laure Charpentier ( Francia) El del Público para la inglesa ‘Tamara Drewe’, de Stephen Frears. Mención Especial del Jurado Oficial para ‘Joy ‘, de Mijke de Jong ( Holanda). El Mejor Actor fue para Rhys Ifans, por ‘Mr. Nice’ y el de la Mejor Actriz lo comparten ex aequo Samira Maas por la holandesa ‘Joy’ y Sofía Georgovassili por la griega ‘Black Field’. Premio Jurado Campus para ‘Son of Babylon’.

Vamos por partes…Nada que objetar a las distinciones otorgadas a la excelente ‘Son of Babylon’, de Mohamed Al-Daradji pero, y aunque también tenga varias nominaciones de la Academia de Cine Europeo y esté financiada con capital de varios países continentales, es iraquí por los cuatro costados. IRAQUÍ. Y este es un Certamen dedicado al Cine Europeo.

El disparatado Giraldillo de Plata a la infumable y con ínfulas de grandeza cinta helena ‘Black field’, de Vardis Marinakis,tan pretenciosa,mal contada, peor dirigida, con un guión muy deficiente y mal interpretada, es de juzgado de guardia… Pero no contentos con tal galardón, premian también a su ñoña e insípida protagonista. De toda justicia, en cambio, el concedido al Mejor Actor, el estupendo Rhys Ifans de ‘Mr. Nice’.

El Premio Especial a la húngara-germano-austriaca ‘Tender son’, de Mátias Erdély, quien también obtuvo el de la Mejor Fotografía, no le va a la zaga al anterior. Cargada de trascendencia de la peor especie, misógina por demás, con agujeros en su escritura garrafales, llena de guiños genialoides… En fin, sin más comentarios.

Preocupante también la Mención Especial en la que han coincidido el Jurado Oficial y el de la Crítica Andaluza a la vergonzosa y de verguenza ajena, ‘Naufragio’, del español Pedro Aguilera. Remito a la crónica de su pase en la Sección Oficial. No tengo palabras.

Dejar constancia de otro Premio delirante, el de la Mejor ópera prima para el engendro sin paliativos, ‘Gigola’, de la francesa Laure Charpentier. Todo en ella es grotesco, el guión, por llamarlo de alguna manera, la historia, su tratamiento, las interpretaciones…

Entre tanto desatino, la más idónea candidata – por tantas razones- al máximo galardón , la danesa ‘En un mundo mejor’, de Susanne Bier tuvo que ‘conformarse’ con los de Mejor Guión y Mejor Dirección. Importantes, pero que saben a premios de consolación.

Dado el nivel de la programación en general y el ‘café para todos’ del Palmarés, esta edición no se ha cubierto, precisamente, de gloria.

Festival de Cine Europeo : Puntos de vista VIII

A la espera del Palmarés – que se conocerá mañana – hoy se han visto las dos últimas películas de la Sección Oficial. A saber, la rusa ‘Silent souls’, de Aleksei Fedorchenko y la holandesa ‘The happy housewife’, de Antoinette Beumer.

La rusa es una especie de docudrama sobre la sobre la cultura merja, en vías de extinción. Sigue a dos amigos, empleado y patrón, que se dirigen a enterrar – con el cadáver en el coche, tras haberla amortajado de una manera harto heterodoxa – por los rituales que les son propios, a la joven esposa del segundo, éste mucho mayor que ella. Desconocemos los motivos de la repentina muerte de la mujer, no se mencionan. En el trayecto, el viudo revela- como parte de su duelo , y los vemos en pantalla -algunos aspectos inquietantes de su vida conyugal en los que él dirigía, ante la pasividad o sumisión de ella, prácticas sexuales digamos poco ortodoxas.

El cronista de esta historia y de las singularidades de las costumbres e idiosincrasias merjas es, precisamente, el amigo y empleado – en cierto modo, alter ego del director, que dedica la cinta a sus padres – que sentía y era correspondido una atracción platónica por la fallecida.

Tales apuntes de la sinopsis del filme pueden sugerir una trama pasional. Nada más lejos de la realidad. Su ritmo es moroso, a veces de una lentitud exasperante . La voz en off del cronista citado forma parte del entramado dramático. De hecho, lo conduce. Ninguna imagen o personaje cuestiona lo narrado. No sólo hechos interpretables en sí mismos, sino sentimientos y emociones. La peculiaridad de algunas de sus escenas y protagonistas, no la redime de esa trampa insidiosa.

La expectativa depositadas en ‘ The happy housewife’ quedaron frustradas tras un comienzo prometedor en el que una azafata con una vida conyugal y laboral más que satisfactoria, ve tambalearse todo su mundo ante un embarazo y la llegada de un hijo deseado… por su marido. Cuestionar la maternidad con todas sus cargas y pesadumbres – además, en clave adulta e irónica – supone un hecho transgresor. Pero la realizadora lo convierte penosamente en el resultado de una seria enajenación mental de la protagonista y desvía él tema hacia la reivindicación de la figura paterna. Para colmo de males, la internan en un centro psiquiátrico y eso da pie a todos los excesos y clichés. Estos tulipanes holandeses están siendo cualquier cosa menos salvajes. Lástima.

Festival de Cine Europeo : Puntos de vista VII

La penúltima jornada del Festival nos ha ofrecido dos películas relacionadas con la búsqueda de raíces familiares y musicales. Son, respectivamente la holandesa ‘Joy’, de Mijke de Jong y la española ‘Flamenco, flamenco’, de Carlos Saura.

La realizadora ganó hace dos años el Giraldillo de Plata con ‘Katja´s sister’ . En ‘Joy’ vuelve de nuevo a indagar en la temática de las carencias afectivas en infancias desestructuradas. Por cierto, una línea argumental común en varias de las cintas vistas en el Certamen ha sido la de hij@s en busca de sus padres o madres. En este caso, la protagonista, que fué abandonada siendo un bebé, y residente en varios orfanatos, consigue la dirección de la que cree que es su progenitora, pero las cosas no serán como parecen…

Hasta aquí algo parecido a una sinopsis de una cinta que se centra fundamentalmente en el vagabundaje literal y afectivo de una joven tan profundamente necesitada de cariño, como desprovista de los recursos para conseguirlo. Tiene un buen comienzo y cierta fuerza narrativa, pero carece de consistencia y de un buen guión que ayude a situar entornos, personajes, causas y efectos. Lo fía todo al efectismo pseudotransgresor de unas imágenes vacías de significados, aunque presuman de lo contrario.

Saura ha filmado con este ‘Flamenco, flamenco’ el más flojo de sus musicales dedicados a este arte. Con una buena producción y calidad en la puesta en escena y coreografías, y con el fundamental concurso de Storaro en las imágenes, su creatividad parece agotada .Ni siquiera el talento indiscutible, el duende y la garra del elenco, le redimen de un tufillo rancio y manierista. De una forma de mirar y de hacer previsible y rutinaria, pese a las fuerzas de la naturaleza en el baile, en el toque y en el cante de casi toda la gente paya y gitana con la que ha contado.

Festival de Cine Europeo : Puntos de vista VI

El Concurso nos ha deparado en este día más de lo mismo en un caso y la mejor de las películas vistas hasta ahora, en el otro. Son, respectivamente, la griega ‘Black fields’, de Vardos Marinakis y la danesa ‘En un mundo mejor’, de Susanne Bier.

La primera transcurre en el año 1654 en el país heleno, entonces bajo dominio del Imperio otomano. A un monasterio en las montañas habitado por monjas, llega un soldado herido y desertor, un jenízaro. El nombre se refería a los jóvenes varones forzados a entrar en el ejército. Las hermanas, aún conscientes del peligro que asumían , deciden acogerlo y curarle, pero encadenado y sin armas. Le dejan al cuidado de dos de las más jóvenes de la comunidad. Esto provocará el estallido de conflictos y pasiones, junto al descubrimiento de un secreto perturbador de consecuencias imprevisibles en el marco de una época bárbara y opresiva.

El argumento es enjundioso y denso. Muy necesitado de un tratamiento o muy austero o muy kamikaze, pero no las medias tintas del quiero y no puedo que le da el realizador. Además, por lo que estamos viendo y comprobando en estos días de cine, el guión ha perdido su importancia…. Parecería que las películas pudieran hacerse sin una sólida escritura. Y no. Por lo menos, este tipo de películas. Personajes reducidos a meros clichés, escenas y secuencias vacías y dispersas sin solución de continuidad. La Historia y las historias van a su aire, sin un mínimo de rigor y coherencia. Tan pronto salimos a la caza del hombre, como estamos en un pseudo lirismo bucólico. Tan pronto de oraciones, como de sueños húmedos… Y así podríamos seguir y seguir, pero no merece la pena.

Susanne Bier ha firmado con ‘ En un mundo mejor’ la mejor cinta vista hasta ahora en el Certamen, junto a la ya reseñada, ‘Son of Babylon’. Pero en este caso, cien por cien europea. Y lo hace con una poderosa combinación de factura clásica e intensidad dramática y narrativa. Lejos del estilo Dogma, formalmente hablando, pero muy cerca en lo temático, en esas historias poderosas y corales de dramas más grandes que la vida, en las que l@s nórdic@s han probado su maestría.

La directora de ‘Después de la boda’ y ‘Hermanos’ retrata aquí a dos parejas rotas por la muerte y la infidelidad respectivamente, cuyos hijos coinciden y se conocen en el mismo colegio. En dicho centro escolar, uno de ellos es víctima de unos cobardes matones que le hacen la vida imposible . El otro se rebelará contra dichos abusos perpetrados contra su nuevo amigo y contra el padre de éste por un adulto agresivo, hasta que la situación se le escape de las manos… Mientras, sus progenitores intentan, sin demasiado éxito, recomponer sus vidas y las relaciones con ellos.

Bier plantea en su historia y de paso al espectador el dilema moral de las diferentes posiciones ante la violencia en nuestras sociedades contemporáneas. O afrontarla respondiendo ojo por ojo, provocando una espiral peligrosa. O eludirla por la vía civilizada, generando indefensión e incluso complicidad en los agravios contra sus víctimas. Compara, asimismo, las agresiones sufridas en sus formas de vida, desde su nacimiento, desde su pobreza extrema y su extrema indefensión ante los tiranos, de la población africana frente a la europea.

Revela a unos personajes masculinos en los que se combinan virilidad y sensibilidad. Dolidos, confusos y no siempre cómodos en sus roles paternos. Las ausencias, irremediable o circunstancial, tan presentes. La niñez atroz, sin ternurismos. La mujer fuerte y consecuente, tan herida. Las complicidades peligrosas. La amistad de dos seres marginados y ofendidos… La vida, la vida y nada más.

Festival de Cine Europeo : Puntos de vista V

De qualité y de horror. Así podría describirse la sesión doble que nos ha deparado el Concurso en esta jornada laboriosa. Con el primer calificativo, describimos a la germano-austriaca-estonia ‘The Poll diaries’, de Chris Kraus y con el segundo, a la española ‘Naufragio’, de Pedro Aguilera.

Basada en la historia real de la estancia en la casa familiar de Estonia, en Poll, como su título indica, de una escritora alemana antes del estallido de la Primera Guerra Mundial. Entonces, Oda Schaefer, que así se llamaba, era una chica de catorce años que acababa de perder a su madre y se reunía allí con la nueva familia de su padre, un médico de prestigio caído en desgracia. De la densidad de lo ocurrido en el lugar y en ese periodo, dió fe la autora en sus diarios y da cuenta la película. Adulterios, secretos inconfesables, actividades oscuras y delictivas, crueldad, represión política, primeros amores adolescentes en el seno de una clase privilegiada y un pater familias con un lado muy oscuro.

El realizador decide abarcar todo este complejo entramado argumental, con todas estas historias y protagonistas, atendiendo mucho más a la complacencia estética de qualité que al guión y al tratamiento y desarrollo de tramas y personajes. El resultado es una cinta efectista, dispersa, sin alma ni emociones, ni autenticidad alguna. Destila banalidad disfrazada de trascendencia y todas las pretensiones. El reparto se ve afectado por lo esquemático de sus perfiles y, salvo la joven aludida, deja mucho que desear.

El naufragio de Pedro Aguilera es estrepitoso y de verguenza ajena. Incomprensible de todo punto la inclusión de bodrio semejante en un Festival. Y, además, compartiendo como el filme anterior, la Sección Oficial con la de Arte. ¡Arte¡. Por favor, seriedad. La cosa va sobre un inmigrante, llamado Robinson por más señas, escupido por el mar, como tantos otros, pero que se desplaza al norte de nuestro país con una Misión que cumplir. Para qué seguir… Guión inexistente y risible, puesta en escena zafia, actores patéticos, clichés de trazo grueso, diálogos burdos, personajes de cartón piedra. Lo dicho, impresentable.

Festival de Cine Europeo: Puntos de vista IV

En esta cuarta crónica del Festival toca reseñar, por fin, una alegría. Acompañada de otro disgusto eso, sí. La primera se refiere a la cinta iraquí – a todos los efectos y con todas las consecuencias, concursando en la Sección Oficial de un Certamen dedicado al Cine Europeo – pero financiada con capital procedente de Francia, Gran Bretaña y Holanda, además de algunos países árabes. Su título, ‘Son of Babylon’ y su director, Mohamed Al-Daradji.

Precedida de numerosos premios, la película describe el largo e intenso viaje de una anciana y su nieto – ambos de nacionalidad kurda, luego doblemente oprimidos – en busca de su hijo y padre respectivamente, desaparecido doce años antes cuando fue obligado a alistarse en contra de su voluntad y vocación. Transcurre en el año 2003, meses después de la caída de Sadam y nos va mostrando, a través de los ojos de estas dos personas, tan desposeídas como inquebrantables, la desolación de un hermoso país destruído por la guerra.

El realizador no necesita de subrayados ni efectismos. Sólo una puesta en escena sabia e invisible, un tempo y un ritmo adecuados a esas duras y larguísimas jornadas en unas condiciones indescriptiblemente penosas. La mirada de su cámara se asoma al infierno, sin desdeñar el humor, la ternura, los encuentros, la verdadera emoción y la dignidad de esta gente desheredada en busca de lo que quede de sus seres queridos, ya sea en las cárceles o en las fosas comunes. Una extraordinaria crónica tan poderosa como conmovedora, tan inteligente como sensible, contra la devastación bélica.

La otra cara de la moneda corrió a cargo de la húngara-germano-austriaca, ‘Tender son – The Frankestein Project’ de Kornél Mundruczó, en la que describe la conversión de un joven en un monstruo por sus oscuras circunstacias de filiación. Ampulosa, vacía, pretenciosa, ilógica e inverosímil revisitación contemporánea del mito de Mary Shelley por un realizador con ínfulas genialoides que desdeña la historia, los personajes, el mismo armazón del relato y, desde luego, al espectador.

Festival de Cine Europeo : Puntos de vista III

Nada especialmente notable a destacar en la Sección Oficial de esta jornada del Certamen. Se proyectaron dos coproducciones, la serbio-germana, ‘La mujer con la nariz rota’, del yugoeslavo Srdjan Koljevic y la financiada por cinco países ‘The aviatrix of Kazbek’, de la holandesa Inneke Smits. Completó el progama ‘El regreso’, del sevillano Nonio Parejo, que también está incluída en Panorama Andaluz.

No se gana para disgustos… La primera cinta mencionada, la yugoeslava, desarrolla un tratamiento coral a modo de las clásicas vidas cruzadas de varios personajes, cuyos destinos ya nunca serán los mismos tras tales encuentros. En este caso, los protagonistas son la mujer de la nariz rota a la que alude el título, su bebé, una niña de meses, el taxista que las recoge en plena crisis, una farmaceútica que planta a su prometido y comienza una relación adúltera, una profesora con el corazón roto y un alumno enamorado. Y así podríamos seguir, pues son muchos los personajes secundarios que aparecen y que no le añaden gran cosa al penoso conjunto.

Según se desprende de lo narrado por su realizador, mal contado, mal filmado y un disparate argumental, en Belgrado las UCIS son como salas de espera en las que todo el mundo puede entrar, e incluso llevarse a l@s enferm@s a voluntad, pues no tienen control alguno. Todo el mundo se encuentra y se reencuentra continuamente y tod@s van a la misma farmacia. Sin comentarios.

Pues la holandesa, y de cuatro países más coproduciéndola, de la aviadora no le va a la zaga… Oscila entre el musical, el drama bélico, la fantasía y el romance. Tiene, eso sí, mejor factura que la primera. Sin embargo, sus escenas de batallas resultan cutre y pobremente rodadas, pese a sus pretensiones épicas. Situada al final de la Segunda Guerra Mundial, en los estertores de la ocupación nazi y en una pequeña isla puritana y conservadora que no comprende la personalidad a contracorriente de la protagonista. En fin, por lo visto hasta ahora, las directoras no se encuentran en su mejor momento.

Nonio Parejo vuelve a los paisajes almerienses de Níjar y La Chanca de la mano de Juan Goytisolo, cincuenta años después de la publicación de los libros que visibilizaron las infrahumanas condiciones de tales lugares y, especialmente, de sus habitantes y que contribuyeron poderosamente a su dignificación posterior. Son acompañados en estos itinerarios también por personalidades de la política, la cultura y la creación, así como habitantes de los pueblos y comarcas recorridos. El resultado, no obstante, es acartonado, especialmente en lo que se refiere a las dramatizaciones de hechos pasados, excesivamente reverencial- el respeto y reconocimiento se sobreentienden – para con el autor y sus textos. Mucho más convencional, previsible y políticamente correcto, con sus toques demagógicos, de lo que debiera haber sido.