El Certamen sevillano ofrece más de un centenar de películas en más de una veintena de Secciones. Alguna que otra vacía de contenido, alguna que otra repitiendo títulos, alguna que otra con filmes más que vistos y sabidos, alguna que otra de relleno… Luego están las clásicas de Homenajes, Eurimages, EFA, Cortos, Documentales, Panorama Andaluz, Retrospectiva. Este año está dedicado a la cinematografía holandesa, bajo el epígrafe de Tulipanes salvajes.
La inauguración corrió a cargo de la británica ‘Tamara Drewe’, de uno de los homenajeados en esta edición, Stephen Frears. Volveremos sobre ella más extensamente. Es una de las prenominadas por la Academia Europea de Cine para sus premios anuales dentro de la Sección EFA, anteriormente citada.
En esta apertura del Festival, no hubo ninguna película a concurso programada. Sí, en cambio, otras dos competidoras de la cinta de Frears para los galardones europeos. A saber, la noruega ‘Upperdog’, de Sarah Johnsen y la coproducción entre Estados Unidos e Irlanda, ‘Ondine’, de Neil Jordan. La primera es una pretenciosa amalgama de historias y vidas cruzadas con un gazpacho temático que incluye búsqueda de raíces familiares, clasismo, inmigración y traumas postbélicos, entre otros, contado de forma tan vacía como solemne.
Neil Jordan tampoco demuestra estar en su mejor forma con este cuento que se presume mágico y negro, llamado ‘Ondine’. Pese a mostrar ciertos rasgos emotivos y de humor, a cargo de Stephen Rea y la niña Alison Barry, los mejores del reparto, naufraga-nunca mejor dicho en este caso- en su tratamiento de la historia y en el esquematismo de los personajes. El insoportable Colin Farrell no contribuye precisamente a matizar a su atormentado protagonista.