Los hermanos belgas Jean Pierre y Luc Dardenne, que han ofrecido al cine títulos tan estremecedores y notables como ‘Rosetta’, ‘El niño’ o ‘El Silencio de Lorna’, obtuvieron el Premio Especial del Jurado en el pasado Festival de Cannes con esta su última cinta, recién llegada a las pantallas sevillanas, lamentablemente en versión doblada.
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Narra la historia de Cyril, un niño de 11 años abandonado por su padre, quien le interna en un centro de acogida por no poder ni querer ocuparse de él. El chico no acepta la situación e intenta, a toda costa, hablar con su progenitor a fin de reanudar la convivencia o el contacto. En esa tesitura, se topará casualmente con una peluquera llamada Samantha, quien se convertirá en alguien crucial en su vida.
La mirada fílmica de los realizadores saca a la luz las negruras más ocultas e incómodas que perviven en las sociedades occidentales, revelando vidas duras y rotas, existencias al límite. Retratos de la desposesión urbana más radical, pero sin subrayado dramático alguno. Los Dardenne consignan tales circunstancias y las muestran como algo dado, documentándolas sin juzgarlas. La intención de denuncia crítica y moral está obviamente implícita, pero no es impuesta al espectador. Éste nunca es manipulado emocionalmente, aunque no pueda evitar ser sacudido por lo que contempla.
Se ha señalado justamente que ésta es la cinta más luminosa de sus autores. Y es cierto que su conclusión es más optimista, que transcurre en un verano soleado frente al gélido invierno y la cruda textura que caracterizan a la mayor parte de su obra. Lo que no excluye ni evita la dureza de la historia de ese niño víctima del desamor paterno, carne de marginación y delincuencia que, contra todo pronóstico, encuentra amparo, acogida y cariño incondicional fuera de los imperativos biológicos.
Orfandad individual y aislamiento social. Lazos frente a la herencia genética. Vínculos y no cadenas. Compromisos frente a obligaciones. Elecciones y no coacciones. Educación afectiva y sentimental frente a determinismos clasistas. Éstos y muchos otros temas son propuestos a nuestra reflexión en esta película altamente recomendable, con un excelente reparto en el que destacan las inolvidables composiciones de Thomas Doret y Cécile de France.
