Archivo diario: noviembre 5, 2011

Sevilla Festival de Cine Europeo. Toma II. Parte 2: Decadencias

Entre la oferta cinematográfica de la tarde de esta segunda jornada del Festival comentaremos la coproducción anglo-franco-belga, integrada en la Sección Oficial, ‘Tres veces veinte años’ de la francesa Julie Gavras, hija del conocido y prestigioso realizador de origen griego, Costa Gavras. Se da la circunstancia de que, al haberse proyectado en un pase abierto y por la tarde, ha habido críticos que no han podido verla y cuyas reseñas no estarán actualizadas. Este tipo de cosas debería subsanarse en próximas ediciones.

Pero volviendo a la película que, por cierto, venía subtitulada al castellano. Algo indicativo de su pronto estreno en las salas de nuestro país. Volviendo a la película, describe las distintas formas de enfrentarse a la sesentena de un matrimonio, arquitecto conocido y reconocido él y antigua profesora y vitalmente algo perdida ella.

Pareja a la que encarnan con su encanto y talento habituales Isabella Rossellini y con desgana William Hurt. Tales formas contrapuestas de abordar la decadencia inevitable de la edad -«los estatutos del tiempo, con sus bochornos», a los que maldecía cantando la gran Violeta Parra- les lleva a un desencuentro que puede dar al traste con su relación. En torno a ellos se mueven sus tres hijos, la heterodoxa madre de ella, colegas, amistades, e incluso tentaciones por ambas partes.

Tiene un arranque divertido e ingenioso, pero el ritmo y el interés decaen muy pronto, aunque se deje ver bien y su factura sea correcta. Es tan terriblemente convencional y burguesa, aunque alardee de lo contrario, que desaprovecha lo que podía haber sido una mirada adulta, e incluso impía,  sobre la vejez y sus miserias en clave de comedia. No lo hace. Se limita a desgranar el clásico catálogo de tópicos y clichés.

Pero para decadencia de la peor especie la que exhibe la rusa, ‘Moscow, I love you’, incluída dentro del Nuevo Cine Ruso. ¡¡¡Nuevo!!!. Sin comentarios… Se trata de 18 cortos dirigidos por otr@s tant@s autores-as con el protagonismo de la ciudad y su paisanaje como hilo conductor, a la manera de su modelo ‘París, I love you’. Quienes la han perpetrado tienen, según explicaron en la presentación, entre 25 y 84 años. Lo que puede, bien mirado, explicar muchas cosas.

Entre ellas que cada skectch mejora al anterior, si ello es posible. Que esté mal rodada, peor fotografiada, pésimamente interpretada y que exhiba sin pudor una imposible selección – es un decir…- de historias y personajes a cual más grotesco y delirante. En fin…

Sevilla Festival de Cine Europeo. Toma 2. Parte I: Retratos.

La primera de la mañana de esta segunda jornada del Certamen ha sido la coproducción sueco-polaca ‘The Mill and the Cross’, del realizador de esta última nacionalidad, Lech Majewski, quien no sólo se sitúa tras la cámara, sino que además produce, fotografía y compone parte de  la música de esta singular película.

Narra la brutal ocupación española en el Flandes del siglo XVI a través de los ojos de un pintor, Brueghel el Viejo, un amigo y mecenas del artista y una mujer madura y doliente cuya identidad nos sorprenderá. Cada uno de ellos está encarnado con solvencia y respectivamente por Rutger Hauer, Michael York y Charlotte Rampling.  En cualquier caso es una cinta coral, aunque el trío citado conduzca las líneas maestras de la historia.

Filmada en hermosos escenarios tanto naturales como decorados a cargo también del director, mezclados con ténicas digitales, en los que las figuras dejan ver sus vidas y el interior de sus hogares  en un entorno rural y bucólico, habitado por gente trabajadora, amable y pacífica con una forma de existencia aparentemente plácida y dichosa. Este pueblo, sin embargo, sufre la feroz tiranía española encarnada en los terribles y tristemente soldados de capas  rojas que cometían tropelías, torturas, asesinatos y ejecuciones sumarísimas, culminando en la crucifixión, sin que los aterrorizados paisanos les opusieran resistencia alguna. De ahí la importancia para el pintor de consignar para la posteridad tales barbaries.

Una puesta en escena con algunas de las características descritas, con unas composiciones cromáticas en las que realidad y artificio coexisten en armonía, como la cotidianidad de las gentes de toda edad y condición se aviene con el hecho de integrarse en la tela imaginada por el artista. Lenta, de planos con gran profundidad de campo, con una cuidadosa recreación de vestuarios y ambiente, poblada por largos silencios junto a soliloquios y pocos diálogos, la mayoría en español, no siempre resulta fácil de ver pero merece la pena hacerlo.

Y la merece porque se trata de una reflexión profundamente religiosa y política sobre el papel del arte en sí mismo y contra las tiranías, de literalmente permitirnos entrar en una obra maestra de la pintura, de recrear la elaboración de una cuadro, de contemplarnos como los malos de la histórica función, de atravesar el otro lado del espejo  como españoles y como representantes del presunto dogma verdadero. Un ejercicio estimulante y necesario.

Sevilla Festival de Cine Europeo. Toma 1: Salsa agridulce.

La primera jornada del Festival la inauguró la cinta española ‘Los muertos no se tocan, nene’, de José Luis García Sánchez, integrada asimismo en la Sección Oficial. Se trata de una película coral, como es habitual en el realizador, filmada en blanco y negro y ambientada en el Logroño de los años cincuenta, cuya acción se sitúa fundamentalmente en una casa, en torno a la muerte anunciada y sucedida del decano de una familia pequeño burguesa con ínfulas de grandeza, que acoge a representantes de los estamentos sociales más representativos de la miserable España de la postguerra. El clan, junto a la hija pródiga de vuelta al hogar, la sirvienta- andaluza y castigadora, por más señas…- y demás parientes y afectos pretenden ser el retrato en clave de comedia negra de un tiempo y un país. Sin conseguirlo.

Aunque tenga ciertos rasgos de ingenio y se presente como un homenaje al inolvidable e irrepetible Azcona y, de paso, al cine de la época de Berlanga y Marco Ferreri, queda muy lejos y muy por debajo de tales modelos. Le faltan ritmo, cohesión, mala uva y acidez y le sobran dispersión, excesos, sal gorda, tópicos, reiteración en los gags y… metraje.

Dentro de Historias del Cine, ‘Toma O.Pionera’, dirigida por Rosa B. Traisac, expone las dificultades de ser mujer y realizadora en nuestro país y, de paso, rinde un reconocimiento a cineastas del interés y la singularidad de Rosario Pí, Ana Mariscal, Josefina Molina o Pilar Miró, entre otras. Tan bienintencionada como fallida aproximación a la mirada cinematográfica de tales mujeres, tanto más fallida cuanto mayores son sus pretensiones de ser un producto original y a contracorriente, pero filmado con la estética y factura más bien sonrojantes de un proyecto de fin de curso. Resultan interesantes y enriquecedores los testimonios de especialistas, familiares y amigos de las autoras y, desde luego, las escenas de sus películas. Y poco más. Lástima.

Pernilla August, actriz sueca de largo recorrido e interesante filmografía, debuta como guionista y realizadora en ‘Beyond‘ incluída en la Sección EFA, cintas preseleccionadas por la Academia del Cine Europeo para sus Premios anuales. Se trata de un drama- basado en una novela de Susanna Alakosk, coproducción entre su país y Finlandia- sobre el revulsivo emocional sufrido por una mujer con una vida familiar feliz al tener que revivir crudos episodios de su traumática infancia, cuando le comunican el estado terminal de su madre. Una madre a la que no veía y de la que no quería saber nada desde hacía muchos años.

La mirada de la directora que, como buena nórdica, se mueve bien en los registros fílmicos dramáticos, nos aproxima a la terrible historia de dos hermanos víctimas de abusos y desatención por parte de sus padres alcohólicos. La violencia de género, la mujer como víctima y cómplice, la devastación física y psicológica provocada en los niños por la agresividad adulta en un hogar desestructurado y la ardua tarea de una cría responsable de sus progenitores y de su hermano menor,  nos son presentadas con tanta crudeza, como sensibilidad y matices. Cabe reprocharle, sin embargo, una excesiva reiteración en los traumáticos recuerdos de la infancia en detrimento de una mayor información sobre otras fases de la vida de la protagonista, una excelente Noomi Rapace, a la que da una justa réplica su marido en la vida real Ola Rapace, entre un impecable reparto. Con todo, una directora a seguir.

La coproducción suizo-luxemburguesa ‘The little room’, de Stéphanie Chuat y Veronique Reymond, se centra en la inesperada relación de complicidad y entendimiento surgida entre un anciano cascarrabias y su cuidadora, convulsionada por la reciente pérdida de su bebé recién nacido. Posee buena factura, una historia que engancha, buenos actores, en especial el excelso Michel Bouquet, interesantes apuntes sobre la vejez y sentido del humor. Pero se escora demasiado hacia el sentimentalismo, agradable, eso sí, en detrimento de su inicial carga crítica y mordiente.