En el día de cierre del Festival, se proyectó una interesante coproducción entre Alemania, Suecia y Noruega, ‘Babycall’, firmada por el noruego Pal Sletaune, dentro de la Sección de Eurimages. Se trata de una película de terror psicológico, en la que la estupenda actriz sueca Noomi Rapace– cuyo padre, por cierto, era español – vuelve a ofrecer otro recital interpretativo. En este Certamen, se la ha podido ver también en el denso drama de Pernilla August,’Beyond’. Y además habrá ocasión de contemplarla en nuestras pantallas más comerciales ya que, después de interpretar a Lisbeth Salander en la saga Milenium, rueda con Guy Ritchie la segunda entrega de Sherlock Holmes. Va a haber Noomi para rato…
Volviendo a la cinta que nos ocupa, narra la historia de una joven mujer y su hijo de ocho años que se mudan de incógnito a un enorme bloque de apartamentos, protegidos por los Servicios Sociales, huyendo de la terrible violencia del padre y marido, que ha intentado acabar con sus vidas. Traumatizada y temerosa por el niño, que padeció especialmente las iras de su progenitor, compra un vigilabebés, el babycall al que alude el título, para oir todo lo que ocurre en la habitación del chico mientras duermen. Y, al tiempo, hace una amistad con el sensible y perceptivo dependiente de la tienda en que lo compró. Pero el aparato capta inesperadamente la frecuencia de lo que sucede en un apartamento del bloque, en el que otro niño está siendo sometido a abusos…
La terrible devastación mental y emocional que provoca la violencia de género en la protagonista, su progresiva pérdida de contacto con el entorno que la rodea y cómo esta circunstancia va afectando a su hijo- leal y cariñoso con la madre, pero también condicionado por el referente paterno- nos son mostradas con un desasosegante climax que va in crescendo. Al tiempo, se nos va planteando la duda sobre ella y sus percepciones, que son también las del espectador, y desvelando sorprendentes datos. Datos más terribles, si cabe aún en los que también son reveladoras e inquietantes ciertas visiones…
El realizador sabe dosificar , manejar y filmar este material tan sensible -en el que la circularidad narrativa está presente- convirtiendo el horror cotidiano, las brumas mentales, el doloroso sinvivir de su personaje central, en un perturbador reto para la inteligencia y la emoción. Y ese final, que no aclara, ni resuelve todos los interrogantes, cuestiona con inteligencia los esquematismos que aplicamos al concepto que se da en llamar realidad.