Archivo diario: abril 26, 2013

‘Intemperie’: Una historia verdadera.

Para Vita Lirola, que me animó a escribirlo…

25 de abril, una efemérides, un aniversario, una fecha muy señalada. Veinte personas, diecisiete mujeres – entre las que está quien esto firma – y tres hombres – entre los que está el autor. El lugar, el espacio amigo y acogedor de la librería hispalense La Extra-vagante. El motivo, la reunión de un club de lectura. El libro a debatir, el debut literario del año, ‘Intemperie’, del extremeño, afincado en Sevilla, Jesús Carrasco, que nos honra con su presencia.

La expectación es máxima. Un novelista primerizo, con una voz tan potente, se enfrenta a un grupo de lectoras-es voraces y 185330_458733990816156_1776740316_n, exigentes, cult@s y cultivad@s, quienes se muestran receptiv@s a la palabra y a la escritura del protagonista. Como quien esto firma ha osado penetrar con estas líneas en un terreno, el de la literatura, que no le es propio, no pretende más que plasmar, con sensaciones y emociones, lo que ocurrió allí. Y se habló de la vida, de que puede ser tan nauseabunda como luminosa. Y se habló de la gestación de una novela. Y se habló de un estilo tan elaborado como impactante. Y se habló de la desolación absoluta. Y se habló del horror, de la crueldad, del abuso de poder, del miedo. Y se habló de un niño que huye y de un anciano digno, que se cruza en su camino.

Y se habló del mundo rural, con el vocabulario, ignoto para l@s urbanitas, que le es propio. Y se habló del clima, de la sequía, de la indefinición espacio-temporal. Y se habló de un lenguaje que se hace oir, que se huele, que se toca, que duele, que se hace sentir. Y se habló de la crueldad extrema de la tiranía del más fuerte. Y se habló del cuerpo humano, de sus humores, de su fisiología, puesta a prueba en la adversidad. Y se habló de western, de road movies, de camino iniciático, de modelos de conducta, del futuro posible o improbable. Y se habló de su adaptación al cine, de sus silencios…

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Y, sin apenas darnos cuenta, el tiempo se impuso. Y llegó la hora de la firma de  ejemplares. Quien de esto da fe, llevaba uno de la biblioteca. Quien de esto da fe, había pedido a ésta que le permitieran que se lo firmara el autor para ell@s, no a nivel personal. Y les pareció una buena idea. Quien de esto da fe, así se lo transmitió a Jesús Carrasco, quien, muy amablemente, se avino a hacerlo. Al preguntar el nombre del edificio y responderle, comentó: «Ahí escribí casi todo el libro». Y ahí va la hermosa y emotiva dedicatoria que convirtió a un tomo prestado en un ejemplar único. El autor escribió en este tomo, el de la mujer emocionada – quien de esto da fe…- que se lo tendía: «Este libro, por fín, vuelve a su casa. Escribí este texto tan querido en el pupitre que mira al jardín del Pabellón de Chile. Eternamente, gracias».

Una hermosa y conmovedora historia que pudo ver la luz en una pantalla de cine, pero que ocurrió de verdad. Una singular pirueta del destino, que llevó al  descubrimiento del lugar donde se gestó un libro extraordinario por más de un concepto. Un lugar al que ha vuelto, con el valor añadido de las palabras del novelista. Un lugar de lectura, donde quien de esto da fe, lo ha reintegrado con emoción y melancolía. Un lugar de lectura, donde van a mimarlo y separarlo del resto de ejemplares, como el mejor recuerdo. Gracias, ‘Intemperie’. Gracias, Jesús Carrasco. Gracias, compañer@s del club, por enriquecerme, por hacerme mejor lectora y mejor persona. Gracias por todo , La Extra vagante, y por estar ahí. Gracias, Biblioteca Infanta Elena, por cobijar no sólo el aprendizaje, el estudio y las inquietudes, sino también la creación y el talento.

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