Para Ismael y Jesús, amigos y expertos en el género.
Sostiene Vita Lirola, creadora, artífice, alma máter y web master de Sevilla Cinéfila, que hay que atreverse – en un espacio como éste, atípico registrador de impresiones de películas – a expresarse sin bloqueos, incluso en terrenos no transitados habitualmente. Así, que esta reseña de un género escasamente frecuentado por quien esto firma y, por lo tanto, poco usual en el blog, tendrá sus deficiencias de fondo y forma. Se limitará a comentar críticamente la cinta en cuestión, sin referencias a otros títulos, aunque sí a ciertas señas de identidad del cine de terror. Mis disculpas, de antemano, y avisad@s quedan…
Roger y Caroline Perron creyeron comprar la casa de sus sueños en Harrisville, Rodhe Island, cuando, a principios de los años 70 se trasladaron a vivir allí con sus cinco hijas. Pero pronto descubrieron su lado más espeluznante. Andrea, una de las hermanas, que a la sazón contaba once años, fue, mucho después, la encargada de escribir los hechos paranormales allí sucedidos, durante una década, en su libro, ‘Casa de la Luz, Casa de la Oscuridad: La verdadera historia’. Estos datos están tomados del enlace Mundo Esotérico y Paranormal.
Por otra parte, Ed y Lorraine Warren, eran un matrimonio de dos afamados investigadores psíquicos. El primero, demonólogo, y la mujer, clarividente y médium. Ambos habían trabajado en casos terribles, pero nunca nada medianamente parecido a lo que vieron y experimentaron en el hogar de los Perron. Y eso que, según puede leerse en Wikipedia, fueron los primeros en pisar la famosa casa de Amityville, entre decenas de miles encantadas o embrujadas más. Cuando los cuatro se encontraron, a instancias de sus aterrados anfitriones y clientes, las vivencias fueron tan impactantes, que las mantuvieron en secreto.
James Wan, realizador malayo afincado en Estados Unidos, firmante de ‘Saw’ e ‘Insidious’, traslada al cine esta historia – con guión de Carey W y Chad Hayes – asumiendo muchos de los clichés de un género que, en sus expertas manos, son ennoblecidos en señas de identidad. En sus 112 minutos de metraje no sólo hay sobresaltos, y muchos, sino que también sitúa a la historia y a sus protagonistas haciendo un retrato complejo y ajustado de los dos personajes masculinos, tiernos, sensibles y atípicos, y los siete femeninos- sí, es una película de mujeres, de mujeres singulares -, de los cuales, dos adultas y cinco niñas de distintas edades. Sino que también sitúa las interrelaciones de ambas parejas entre ellas, con sus hijas- los Warren tenían otra – y de las hermanas entre sí.
Sino que también capta y muestra la oscuridad de la casa. Sino que también muestra su vida propia. Sino que también la revela como un hogar. Un hogar maldito, pero un hogar, al fin y al cabo. Sino que también nos hace saber los antecedentes de los expertos parapsicólogos y nos enseña su sombrío Museo de lo Oculto. Sino que también muestra – ese excelente principio… – otras historias en las que intervinieron. Sino que también nos hace partícipes de los distintos tipos de entidades, no todas maléficas. Entre ellas, verdugos y víctimas. Sino que también estiliza los lugares comunes terroríficos en una puesta en escena intensa y elegante, tan potente como emotiva. Sino que también se atreve a hacernos saltar de las butacas, sin insultar nuestra inteligencia.
Sino que tampoco elude la ternura y el afecto entre sus protagonistas, sino que los resalta sabiamente. Sino que también cuenta con una buena banda sonora de Joseph Bishara y con la fotografía de John R. Leonetti. Sino que también cuenta con un excelente y atractivo reparto, Patrick Wilson, Lily Taylor, Ron Livingston y sobre todo, y sobre tod@s, la maravillosa Vera Farmiga. Sino que tampoco deberían perdérsela…