No, no lo es en este caso. De ninguna manera y por más de una razón que esta firmante pasa a exponerles seguidamente. Porque esta road movie de dos amigas, de personalidades e intereses, radicalmente opuestos y que, sin embargo, se profesan un afecto muturo…
… La una, fiestera y la otra introvertida. Ambas lesbianas. La una, promiscua y la otra todo lo contrario. La una, alérgica a la lectura y la otra cultivada, con especial querencia por Henry James.
Corre el año de gracia de 1999 y el nuevo siglo está a punto de comenzar. Las dos viajan juntas en un coche no destinado a ellas que, como descubrirán luego, contiene un maletín y una sombrerera muy perturbadores que les valdrá la persecución de los auténticos «propietarios», como un senador especialmente villano y subjefes crueles que envían a sus matones tras ellas.
Además de la de una ex novia policía, por decirlo suavemente, bastante expeditiva, que tiene en custodia involuntaria a una perra llamada Alice, por Alice B. Toklas, y que lee ‘De ratones y hombres’, de Steinbeck.
Mientras ambas, ignorantes aún de que tales explosivos objetos están en el maletero, no se pierden, a instancias de la extrovertida y con todas las prevenciones de la introvertida, ni una fiesta, ni un bar de ambiente del camino, e incluso estrechan relaciones con un equipo deportivo femenino, hasta que…
Esta firmante no hará spoiler. Sólo dejará constancia de que, con estos mimbres, Ethan Coen – escritor, dramaturgo y cineasta norteamericano, de la cosecha del 57, que hizo un tándem impecable con su hermano Joel, del que es su primer largometraje de ficción en solitario – pretendía crear una mezcla de géneros corrosiva, divertida, explosiva y transgresora. Por cierto, mucho más tarantiniana que coeniana, salvando todas las distancias.
Y que, por contra, el resultado, para quien esto firma, es un cóctel más bien indigesto – que a veces, pocas, provoca carcajadas y que tiene ciertos hallazgos visuales y de puesta en escena – cuya escritura deja mucho que desear y que es un relato fílmico más que irregular y, a la postre, vacío de contenido.
Además ‘Dos chicas a la fuga’ es la primera de una «trilogía lésbica de serie B», que el director pretende abordar contando igualmente con la colaboración de su coguionista y esposa, la montadora Tricia Cooke.
De serie B, sí, y, al menos esta primera, bastante falocrática y heterosexista en su retrato de las relaciones entre mujeres. Algo que no puede repararse, según quien esto suscribe, ni siquiera en clave voluntariamente sarcástica e irónica… Por lo menos, no aquí, ni así.
Producción estadounidense, fechada el año en curso, de 84 minutos de metraje. La brillante y un tanto psicodélica fotografía la firma Ari Begner y su banda sonora hace honor al talento de Carter Burwell.
En el reparto destacan las estupendas Margaret Qualley, sobre tod@s, ella, Beanie Feldstein y Geraldine Viswanathan, junto a las sorpresivas apariciones de, sobre todo, Pedro Pascal y Matt Damon.
Es una de las elegidas para comentar en la próxima sesión de nuestra tertulia de cine Luis Casal Pereyra del MIÉRCOLES, 6 DE MARZO, A LAS 19.30, EN CASA DEL LIBRO VELÁZQUEZ. Que no te cuenten la tertulia, tienes que vivirla.
Véanla cuanto antes y ya hablaremos sobre ella. Tiene debate y hacemos votos para que los hermanos, que no ruedan juntos desde hace más de cinco años, vuelvan a hacerlo.
Escrito queda.