Archivo mensual: abril 2012

‘The Pelayos’: Fuera de juego

De la filmografía del catalán Eduard Cortés destacamos, entre otros, dos títulos de interés, como ‘La vida de nadie’ y ‘Otros días vendrán’. Ahora, acaba de estrenar su última película dedicada al clan familiar de los García Pelayo. Estos hombres se hicieron  famosos por hacer saltar las bancas de varios casinos internacionales, con un método propio, y por haber sido expulsados de algunos de estos locales y haber finalmente ganado el pulso legal que mantuvieron con ellos.

De entrada, el cine y el juego combinan bien. De entrada, la idea de hacer una digna película comercial sobre un grupo familiar atípico, prometía. De entrada, se contaba con medios y ganas. De entrada, el reparto rezumaba solidez y confianza. De entrada, el realizador había hecho suyo el proyecto  a través de la escritura del guión, compartida con Piti Español, basado en el libro ‘La fabulosa historia de los Pelayos’. De entrada, se contaba con un buen equipo técnico. De entrada, se habían creado expectativas…

Pero.. y aunque la cinta tenga un buen comienzo, muy a lo Ocean´s Eleven, reclutando a los miembros familiares del equipo y desprenda ciertas dosis de  vitalidad, alegría y buenrollismo, esto no es suficiente. La intriga es previsible, carece de emoción alguna, es lineal y plana. Tiene una buena factura y los actores se esfuerzan por dar vida y verdad a sus esquemáticos personajes, pero no lo consiguen… Y estamos hablando, palabras mayores…, de los magníficos Lluis Homar o Eduard Fernández. El primero encarna al patriarca del clan – un hombre de arrolladora personalidad – de manera cansina y desvaída. El segundo a un villano – que no es tal, sino de quiero y no puedo- sin acabar de creérselo. En cuanto a los personajes femeninos… mejor corramos un tupido velo. Con decir que el mejor es Miguel Angel Silvestre encarnando a un ingenuo y simpático caradura… ya está dicho todo. Y no es imputable al reparto, sino al guión y a una errónea dirección de actores.

En un relato así, la tensión, el conflicto y las aristas no pueden estar ausentes. Tampoco el choque de personalidades, la atracción y la maldición del azar, el frenesí de ganancias y pérdidas, los casinos con sus luces y sombras… Pero aquí no. Todo es banal, una travesura algo irreverente como mucho. Apenas si es relevante lo que ocurra sobre el tapete, ni con los caprichos de la ruleta. Ni siquiera el famoso método para saltar la banca nos es descrito con propiedad… Los reyes del juego están fuera de juego.

‘La maldición de Rookford’: Hogar, amargo hogar

Una guerra devastadora, de 1914 a 1919. Unas víctimas contadas por millones,también entre los vivos. Una obsesión generalizada por hacer hablar a los ausentes. Una década, la de los veinte. Un país, Inglaterra. Una ciudad, Londres. Una joven escritora culta, inteligente, de mente científica, empeñada en combatir a los estafadores, y supuestos intermediarios, del más allá. Un duelo duro y secreto. Un ex combatiente y profesor, atormentado y sensible. Un encargo inquietante e imposible de eludir.

Un internado austero, que antes fuera mansión. Alumnos temerosos de otro que ya no existe.  Severas disciplinas, para cuerpos y mentes. Una crueldad implacable con los diferentes. Un ambiente ajeno a la alegría. Un espacio lleno de soledades. Un hombre y una mujer compartiendo culpas y heridas. Una atracción que progresa, mientras se acecha al intruso. Un ama de llaves, con la llave del enigma. Un niño aislado y triste,  por el que nadie espera. Otro, desfigurado, al que sólo pocos ven.

Una puesta en escena elegante y sutil. Un espléndido arranque. Unas densas e intensas observaciones a los personajes. Una sensualidad teñida de dolor y sombras. Unas criaturas desvalidas y llenas de determinación. Una sabia estilización de los lugares comunes del género. Los instrumentos más sofisticados para cazar fantasmas ajenos, que nada pueden contra los propios. Un pasado que emerge, unas piezas que encajan. Unos negros recuerdos que encuentran su lugar. Y, de pronto, todo se embarulla, se excede, se atropella y culmina de la peor manera. Una media hora final indigna , aunque no haga olvidar sus logros ya citados.

Un director, el británico Nick Murphy, con pulso firme, queriendo rizar el rizo. Un guión agrietado en la segunda parte. Una contención derrotada por el efectismo. Una conclusión que naufraga. Un tempo que se disloca. Una lógica distorsionada por los excesos. Unas concesiones algo tremendistas. Un misterio arruinado por sobreexposición. Un tono que se pierde… Unos protagonistas adultos, Rebecca Hall, Dominic West, Imelda Staunton y los infantiles, que lo dan todo. Una espléndida fotografía del catalán Eduard Grau. Una película inglesa prometedora, fascinante, imperfecta y malograda que, pese a todo, merece verse.

Las ganadoras del Festival de Málaga

Antes de su estreno en cines, queremos compartir con nuestr@s lector@s las primeras imágenes de las películas vencedoras del Festival de Málaga.

Por un lado, el tráiler de ‘Los niños salvajes’, de Patricia Ferreira, que ha obtenido la Biznaga de Oro a la Mejor Película…

En segundo lugar, el tráiler de ‘Carmina o revienta’, el debut de Paco León en la dirección, que ha obtenido la Biznaga de Plata y el premio a la Mejor Actriz para Carmina Barrios

‘Miel de naranjas’, que le ha valido a Imanol Uribe el premio a las Mejor Dirección y una mención especial a Ángela Molina

Y el tráiler de ‘A puerta fría’, por la que Antonio Dechent ha obtenido el premio al mejor actor…

‘De Nicolas a Sarkozy’: Fuego amigo

Los ingleses y los italianos han probado su talento con retratos fílmicos  inmisericordes, o dotados de una caústica ironía, de gobernantes en activo o de historia muy reciente. Así, ahí están las versiones de Nanni Moretti o Paolo Sorrentino de las vidriosas personalidades de  Silvio Berlusconi y Giulio Andreotti en ‘El caimán’ e ‘Il divo’ , respectivamente. En cuanto a los británicos, Stephen Frears describió con lucidez y agudeza a la soberana y, de paso, a un recíen llegado al poder Tony Blair en ‘The queen’. Pero, en cambio, su compatriota Phyllida Lloyd acometió un impúdico photoshop al maquillar la implacable personalidad de ‘La dama de hierro’, Margaret Thatcher.

Ahora acaba de estrenarse  esta película sobre cinco años, de 2002 a 2007,  claves en la vida política y personal del actual ocupante (confiemos en que por poco tiempo…) del Palacio del Elíseo. Su realizador responde al nombre de Xavier Durringer, es dramaturgo y director teatral también y obran en su haber cinco cintas. Esta, filmada en 2011, es la última y su título original es ‘La conquête’.

Nuestro protagonista, a punto de tocar poder, en mayo de 2007, se encuentra personalmente muy abatido por el abandono de que ha sido objeto por parte de su mujer, Cécile Ciganer, verdadera estratega de su victoriosa campaña. En soledad, recuerda los cinco años claves que le llevaron hasta este momento agridulce.

Durringer dibuja a este hombre tosco, tremendamente ambicioso e hiperactivo, hijo de padre húngaro y madre griega, tan conservador como demagogo y populista, enfrentado fundamentalmente al fuego amigo proveniente de las filas de su Partido y de sus compañeros de Gabinete. Presidente de su Coalición, ex alcalde de Neuilly, y Ministro del Interior no es bien visto ni por el Presidente, ni por su colega de Asuntos Exteriores.

En efecto, la indisimulada hostilidad, cuando no abierto desprecio, que le profesaban al personaje el entonces Presidente, Jacques Chirac, y su Primer Ministro, luego titular de la Cartera antes citada, Dominique de Villepin, está muy bien retratada. Especialmente aguda resulta la visión de los  almuerzos que ambos miembros del Gabinete compartían en las que las espadas se mantenían en alto, la agresividad verbal era continua y el choque de personalidades muy corrosivo. Al refinamiento cínico y elegante de de Villepin, Sarkozy oponía una rudeza deslenguada y ofensiva. Con el entonces primer mandatario del país, la relación era más contenida pero igualmente reticente por ambas partes.

Estos son los principales logros de una película que, siendo interesante, pudo haber sido absorbente. Que aún siendo muy ingeniosa, pudo haber sido irresistible. Que analizando muy bien al político, se queda muy corta al describir al hombre. Que estando bien construída, adolece de una cierta frialdad. Que dibuja un muy esquemático retrato de Cecilia Ciganier. Que siendo inteligente, pudo haber sido más ambiciosa… Pero a la que se le agradece su honradez y un excelso reparto sin fisuras, en el que destacamos al inmenso Denis Podalydés,  como el hombre al que esperamos ver  desalojado del poder en fechas muy próximas.

‘Los infieles’: Machos en celo

El cine francés, desde la opinión de quien esto suscribe, funciona mucho mejor en el drama, que en la comedia. En este género, tan díficil, parecen olvidar la sutileza y la elegancia, la fina ironía y el ésprit, para abrazar la vulgaridad más hortera y facilona. El todo vale de trazo grueso y de la sal gorda, de cara a la taquilla. Los gags grandguiñolescos, en el peor sentido del término, y los excesos incontinentes visuales y verbales.

Muchos de estos vicios (si no casi todos…) están presentes en esta película de siete  episodios que viene firmada por seis hombres y una mujer, entre quienes se encuentran- y éste es su principal reclamo comercial – los artífices de ‘The artist’, su director Michel Hazanavicious y su protagonista Jean Dujardin.

El común denominador de todas las historias es la compulsión de hombres en la cuarentena, profesionales bien situados y solventes, por el sexo fuera del ámbito conyugal, lo que se da en llamar infidelidad. Cualquier argucia es lícita para conseguirlo, aunque  concurran las circunstancias más extravagantes. Pero siempre a condición de objetalizar su deseo en mujeres a las que no consideran compañeras, ni siquiera aventuras o partners sexuales,  sino carne de coito, incluso de pago. Naturalmente los escenarios e historias son diversos y existen matices de calidad entre unos y otros, pero el leit motiv citado permanece inalterable.

Así, desfilan ante nuestros ojos una convención en un hotel de las afueras – uno de los mejores sketches, firmado precisamente por Hazanavicious – en el que Dujardin es el típico plasta  al que todos rehúyen y que, con la persecución del ligue a toda costa, roza el más grotesco patetismo. O el madurito presuntamente interesante fascinado por una ninfa adolescente que sale algo escaldado de una noche en principio prometedora. O la pareja a la que el juego de las verdades le estalla en la cara y en la convivencia. O la terapia de adictos eróticos. O los amigos de turismo sexual salvaje en Las Vegas que descubren lo inesperado…

La intención del filme (parece ser…) era desmitificar la búsqueda ansiosa, y tan burguesa, del placer prohibido. Era presentar el lado más vulnerable y tosco de los casanovas contumaces. Era mostrar las diferentes facetas de una masculinidad obsoleta, pero en plena vigencia. Era registrar en clave irónica  a una generación de hombres tan compulsivos como inmaduros… Era, o debería haber sido algo así. Pero no.

De hecho, es lo contrario. La crítica se ausenta, dando paso a la astracanada. La benevolencia con la que se contemplan ciertos comportamientos y personalidades es más bien sonrojante. Los lugares comunes pretenden ser axiomas. El tufillo mundano resulta de un burdo costumbrismo. Su pretendida ligereza es banalidad. La coherencia se pervierte en inconsecuencia. Pocas veces nos es dado contemplar a las personas tras los estereotipos. Pocas veces, con excepciones, un reparto ha sido tan desaprovechado. Tras su factura resultona, se esconde poco más que un tramposo catálogo de machos en celo.

‘El exótico Hotel Marigold’: Indian tea

La nueva propuesta fílmica del británico John Madden -conocido, sobre todo, por su sobrevalorada y oscarizada Shakespeare in love, y por la notable La duda, pero también por la temible La mandolina del Capitán Corelli, con nuestra Penélope Cruz – tiene a la India como escenario y está basada en una novela de Deborah Moggach, con guión de Ol Parker.

Sigue a un grupo de jubilad@s ingleses que deciden pasar unas vacaciones en un hotel, que se anuncia como paradisiaco, en Jaipur. Sus razones son tan diversas como problemas matrimoniales, de salud, necesidad de evasión, económicos, de recuperación del pasado… Tratándose de una comedia amable cuyas aristas más amargas o agridulces son edulcoradas, es evidente que este grupo conseguirá sus objetivos o, incluso, algo mejor e inesperado.

Tiene un comienzo vibrante y caústico, con perversas observaciones sobre las circunstancias personales de cada cual y sobre su accidentado viaje hacia su  destino, así como la llegada al supuesto edén hotelero. Pero enseguida deriva hacia los registros más superficiales y tópicos, con un desarrollo de los encuentros y desencuentros de los personajes centrales tan previsible como acomodaticio.

Madden pierde la ocasión de enfrentar a estos ciudadan@s del antiguo Imperio con la ex colonia de ultramar y de cuestionar sus visiones con la realidad del país, en clave de comedia impía e irreverente. Pero le puede el sentimentalismo más ramplón y comercial, hasta el punto de ser incapaz de utilizar en beneficio de la propia historia el grandioso reparto con el que ha contado.

Un reparto de excelentes, inmensos actores y actrices que son lo mejor, lo único, de la función y que insuflan vida y credibilidad a sus inanes protagonistas. Verl@s y oírl@s en versión original  es el mayor placer que depara esta cinta, con la excepción de un sobreactuadísimo Dev Patel. Pero el resto… Maggie Smith, Judi Dench, Bill Nighy, Tom Wilkinson, Penelope Wilton, Diana Hardcastle y Ronald Pickup, de chapeau.

Grupo 7: Sevilla, bajos fondos

El sevillano Alberto Rodríguez es el responsable de títulos como ‘El traje’, ‘After’ o ‘7 vírgenes’ ganadora de una Concha de Plata en San Sebastián y merecedora de varias nominaciones a los Goya. Asimismo, la crítica le ha saludado como a uno de los realizadores españoles de mayor interés. Ahora estrena ‘Grupo 7’, en la que sigue a cuatro policías, que conforman el citado colectivo, encargados de ‘limpiar’ a la capital hispalense de gentes de mal vivir y de sus trapicheos traficantes, para que ofrezca un rostro impecable de cara a la Expo del 92.

La acción comienza en el año 87 y culmina con la inauguración del magno evento universal. En su desarrollo vamos asistiendo a las distintas operaciones que efectúan los personajes centrales  en las cloacas ciudadanas del centro histórico, su objetivo primordial, por ser el más turístico y la imagen de la metrópolis. Pero también se internan en territorios comanches  donde  enemigos feroces  les tienden peligrosas emboscadas, apoyados por l@s suy@s, los vecin@s de esos barrios marginales.  Conoceremos también a sus aliad@s, confidentes y cómplices en un entramado delictivo en el que la violencia, el matonismo, el abuso de poder, la brutalidad, las traiciones y las tentaciones al filo de la legalidad, están a la orden del día. Y, paralelamente, a  las personalidades, luces, sombras y vidas personales del cuarteto protagonista.

El realizador  imprime a esta historia, cuya escritura ha compartido con Rafael Cobos, la adrenalina y el dinamismo requeridos en un ejercicio cinematográfico de género muy autóctono. Dicho de otra manera, enraizado en fondo y forma con sus orígenes andaluces y sevillanos sin que ello haya provocado  vicios costumbristas y sin renunciar a una factura cuidada y a una elaborada puesta en escena. La naturalidad y credibilidad que transmiten situaciones y diálogos, no están reñidas con una búsqueda de estilo fiel al meollo del relato y a sus coordenadas geográfico-históricas.

Pero la cinta flaquea al mostrar la intimidad. En el registro más personal, resulta tópica  y, aquí sí, estereotipada. A este Grupo 7- masculino plural, como es costumbre en la filmografía de su director- le faltan mujeres que les den las réplicas en pie de  igualdad y no sólo distinguidas secundarias a sus sombras, pese a Inma Cuesta…  Y también matices en el desarrollo de las evoluciones vitales de cada uno de ellos y en los de sus características personales, enfrentadas a los acontecimientos en los que han tomado parte. Las de uno de ellos se ve reducida a un mero esquema repetitivo.

Con todo y pese a ello, una película altamente recomendable de un realizador de talento y oficio al que hay que seguir, con un reparto entregado del que, y lo digo a casi un año vista, van a salir algunas nominaciones a los próximos Goyas. Excelentes, sin desmerecer al resto, Mario Casas, Antonio de la Torre, Estefanía de los Santos y Joaquín Núñez. Una visión nada complaciente y demoledora de ciertos estamentos policiales y de los submundos urbanos subyacentes a los oropeles hispalenses del 92.