Archivo diario: noviembre 2, 2012

Festival de Cine Europeo de Sevilla, IX edición. Toma I, 2ª parte.’Grandes esperanzas’: Grandes decepciones…

Esta nueva versión cinematográfica de la obra maestra del maestro Dickens, cuyo segundo centenario se celebra este año, debe ser la úndecima más o menos, incluyendo a las mudas. Su firmante es el bien conocido director británico Mike Newell -‘Cuatro bodas y un funeral’, ‘El amor en los tiempos del cólera’…- quien ha perseguido una fidelidad al texto original,  abarcándolo en casi toda su extensión en 128 minutos de metraje.

Dicha fidelidad, de intención muy loable, y que tiene como aspecto positivo un naturalismo en la representación fílmica de la época, frente a las más estilizadas e idealizadas de otras adaptaciones,  no garantiza el interés o la calidad del resultado final. En este caso, lamentablemente, actúa en sentido contrario. La narración, apresurada por no perder ningún detalle, de hecho los dispersa y debilita, haciéndose lineal y plana, presentándonos sin solución de continuidad y desprovistos de identidad propia a esos hombres y mujeres, maravillosos ‘secundarios’ dickensianos. Y esto resulta imperdonable.

En efecto, van apareciendo ante nuestros ojos sin hacerse reconocibles por esos detalles tan personales e intransferibles con los que los dotaba su autor. Eso provoca que el ritmo y el interés del relato se vean seriamente afectados y, aunque intenta alzar el vuelo en la segunda parte, no lo consigue . Sólo los protagonistas se ven resaltados, pero no se hacen con ello más complejos. Se resalta su deslealtad y su frialdad afectiva en uno y otro caso, pero pocas veces la complejidad y el tormento interior que les habitaba.  Newell, según sus propias palabras, estaba especialmente interesado en profundizar en las zonas más oscuras de la novela, casi nunca retratadas. Y lo hace, pero se olvida paradójicamente de iluminarlas.

Estamos aquí ante un producto de una factura impecable, con un equipo técnico valioso y competente y con un reparto desigual. Lo irónico del asunto es que los minimizados secundarios funcionan muy bien, pese a las escasas oportunidades de sobresalir que les han deparado. Mejor que la muy sosa pareja central, Holliday Grainger y Jeremy Irvine, desprovist@s de alma,  y mejor que una Helena Bonham Carter más gótica y burtoniana que nuncaRalph Fiennes consigue transmitir, es marca de la casa, su tormento por una existencia devastada y Jason Flemyng compone con talento y emoción a ese precioso personaje de Joe Gargery.

Festival de Cine Europeo de Sevilla,IX edición. Toma I: ‘Fin’: Mal comienzo

 

Jorge Torregrossa debuta en el largometraje con esta cinta, tras un interesante currículum televisivo y en el cortometraje . Y lo ha hecho adaptando uno de los títulos sorpresa en el mundo literario del pasado año, avalado por público y crítica, la novela ‘Fin’, otro estreno en la escritura de David Monteagudo. Y lo ha hecho con una buena producción, con un, a priori, atractivo reparto y con dos pesos pesados en el guión como son Sergio G. Sánchez y Jorge Guerricaechevarría.

La historia sigue a un grupo de amig@s que, tras veinte años sin verse, se citan en una casa de la montaña en la que solían reunirse. Lo que, en principio, iba a ser una buena ocasión para retomar vínculos perdidos se va ensombreciendo progresivamente hasta estallar en conflictos personales, turbios secretos que salen a la luz y una serie de fenómenos inexplicables que les afectarán de una manera dramática.

Torregrossa maneja este material, tan denso como peliagudo, con una buena factura, pero con una aproximación equivocada a la historia original. Quien esto suscribe, ha leído el libro y, aunque los lenguajes son muy distintos y la fidelidad a un texto no la entiende ni literal, ni tópicamente, lo cierto es que lo ha banalizado de forma penosa.

En efecto, ni funciona el ritmo, ni – salvo excepciones- el reparto porque sus, por llamarlos así, personajes son meros clichés, carentes de vida . Está plagada de tópicos deudores, en el peor sentido del término, del subgénero de las conflictivas dinámicas grupales que estallan al menor asomo de provocación. Y los secretos y mentiras subterráneos se diluyen en una puesta en escena ora paisajística, ora teatral, al estilo de los psicodramas más añejos.

No hay gradación del suspense, ni densidad, ni intensidad, ni emoción, ni retrato de l@s protagonistas más que como meros esquemas dentro del guión amistoso. Se agradece que los de las mujeres, y no todos…, sean los más maduros. Pero el interés decae, como la intriga, apenas comienzan los hechos inexplicables. Y no alza el vuelo. Lástima.