‘TÁR’: Podio y poder

Antecedentes:

Para documentarse antes de hacer la crítica, esta firmante ha hecho una inmersión en estudios sobre las mujeres en la música, y más específicamente, en la dirección de orquesta. Así, sin ánimo de resultar exhaustiva, ha encontrado uno muy interesante, que data de 2019, de la Asociación Clásicas y Modernas, en colaboración con la Fundación SGAE, Mujeres en la Música y Mujeres Creadoras de Música en nuestro país, en el que se desprende que «el mundo de la música clásica es uno de los territorios masculinos por excelencia, de todas las ramas de la cultura la que peor está en cuanto a igualdad, hay programadores que creen que pierden dinero con las mujeres, ese techo de cristal existe»…

… «Un mundo en el que sólo el 5% de las directoras son mujeres. Ocho directoras, que sólo han estado al frente de un 4% de los conciertos programados – o lo que es lo mismo, 24 dirigidos por ellas en 668 analizados – por 167 colegas masculinos». A nivel mundial, fuera ya del estudio citado, se ha constatado la cifra reciente de 20 conductoras entre varios centenares de conductores de orquesta.

Antecedentes:

El actor, guionista y realizador estadounidense Todd Field – cosecha del 64 y responsable de esta película que nos ocupa, cuya escritura también firma – tiene, en su corto haber tras la cámara, dos filmes notables como ‘En la habitación’ (2001) o ‘Little children’ (‘Juegos secretos’, 2006). En ellas, pese a sus indudables valores cinematográficos, enseñaba la patita misógina del cherchez la femme en los personajes de Marisa Tomei, que además era una mujer maltratada, y Kate Winslet respectivamente. Hasta llegar aquí, 16 años después…

Antecedentes:

Cate Blanchett – a quien esta firmante admira profundamente y que es la más firme candidata al Oscar a la Mejor Actriz, tras haber ganado la Copa Volpi en Venecia, el Globo de Oro e incontables reconocimientos más, todos le son debidos, por su trabajo en ‘TÁR’ – hizo unas declaraciones discutibles, al parecer de quien esto firma, a Luis Martínez, de El Mundo, durante el Festival de Venecia, que fueron actualizadas por el periódico el pasado día 19.

Como este extracto referido a este filme que nos ocupa: «Sufrimos una sociedad patriarcal pero, dios no lo quiera, espero que nunca vivamos su contrario: una sociedad matriarcal de mierda… el problema es la concentración de poder, no el género» En ellas, se mostraba muy beligerante contra la posición de poder de las mujeres, que ejemplifica ‘TAR’, y muy cauta con ejemplos notorios del mismo tenor ejercidos por hombres.

Descritos los antecedentes, hay que entrar en materia. La sinopsis remite a una mundialmente conocida, dotada, prestigiosa y valorada directora de orquesta, nada menos que de la Filarmónica de Berlín, Lydia Tár, que se enfrenta a un punto de inflexión en su vida ante el reto de componer una sinfonía y darla a conocer, mientras que ejerce sibilina o descaradamente el poder en su entorno y en su vida privada, es lesbiana, convive con una violinista y tienen una inteligente hija de seis años, Petra.

Quien esto suscribe ha publicado en redes, tras el visionado de esta película pero sin citarla, y perdonen la autocita, que viene al caso, lo siguiente:

Insidiosa, esquemática y ferozmente misógina, ampulosa, pedante, con importantes desequilibrios narrativos y sobrada de metraje. Estos son mis titulares, aunque tendré que matizarlos y argumentarlos al hacer su crítica.

Contextualizada pues, y con las cartas sobre la mesa, esta firmante – que rema en contra de obra, ya que es una de las películas elegidas para debatir en la próxima sesión de nuestra tertulia de cine Luis Casal Pereyra del próximo jueves, excepcionalmente en jueves, 2 de febrero, a las 19.30, en Casa del Libro Velázquez – sigue opinando lo mismo.

Aunque sí le reconoce a esta coproducción entre Estados Unidos y Alemania, de 158 minutos de metraje, escrita por su propio realizador, la elegancia y suntuosidad de la puesta en escena y una factura técnica impecable, con una excelente fotografía de Florian Hoffmeister y una notable banda sonora, además de los clásicos inmortales que nos ofrece, de Hildur Guonadóttir.

Aunque sí le reconoce un amor por la música, una pasión melómana, que sabe transmitir – magníficas escenas de ella al frente de la orquesta, o siendo entrevistada, o impartiendo lecciones magistrales – muy bien, cuando no la convierte en un bucle abstracto y autocomplaciente sólo para iniciad@s. A partir de ahí, hay secuencias muy brillantes y bien hilvanadas que desciende en interés, y hasta en inteligibilidad, cuando se produce el descenso, la caída de la protagonista, una eminente Cate Blanchett que si no estuviera…

A partir de ahí, lo que debía haber sido mejor narrado y contextualizado, y sintetizado pues va sobrada de metraje, se convierte en un totum revolutum mal contado, y muy confusamente expuesto, de las pérfidas artimañas y acosos de todo tipo, incluídos los eróticos, del personaje central.

A partir de ahí, una misoginia torpe, esquemática y burda despojando de alma, de emociones y vaciando de contenido y antecendentes personales, a una Lydia Tár, luego al propio relato, que existe, palpita, y no es aún más esquemática, gracias al talento, el magnetismo y el carisma de Blanchett. Se agradecen otras presencias, aunque sean meros satélites y apenas se revelen, como las de Noémie Merlant y Nina Hoss.

Y miren que en el cine ha habido magníficas villanas desde la Anne Baxter de ‘Eva al desnudo’ a la Glenn Close de ‘Amistades peligrosas’ o la Barbara Stanwyck de ‘Perdición’ o tantas otras de Bette Davis. Villanas que eran complejas, pese a estar retratadas también con el sesgo sexista de la industria y de la época. TÁR no está entre ellas y es igualmente sexista su tratamiento. En pleno siglo XXI, con la que está cayendo con las víctimas de cierto tenor y las de un productor ya entre rejas… Duele, la verdad es que duele. La verdad es que a esta firmante le ha dolido mucho. Además de todo lo escrito.

Pero desde luego que hay que verla. HÁGANLO CUANTO ANTES. Verla y debatirla el jueves que viene, 2 de febrero, excepcionalmente en jueves, a las 19.30, en Casa del Libro Velázquez.

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