Archivo mensual: noviembre 2011

‘Un dios salvaje’: El (in) discreto encanto de la burguesía

Un chico de once años, en el curso de una pelea, golpea a otro con un palo y le ocasiona moretones en la cara y la pérdida de un diente. Los progenitores del agresor se citan en casa de los de la víctima para intentar resolver civilizadamente el conflicto originado. Al principio, reina la cortesía, a despecho de la tensión latente, pero luego la situación se les va de las manos…

Roman Polanski ha adaptado al cine en ‘Un dios salvaje’ la obra teatral del mismo título de la escritora, dramaturga y cineasta francesa Yasmina Reza, con quien ha coescrito el guión. Es una coproducción entre Francia, España, Alemania y Polonia,tiene un metraje de 79 minutos y un reparto de lujo que borda sus papeles. A saber Kate Winslet, Jodie Foster, John C. Reilly y Christoph Waltz. Es su última propuesta fílmica, aclamada en Venecia, que ha obtenido los favores de público y crítica. También en nuestra ciudad, donde acaba de estrenarse.

En un apartamento de Brooklyn, en el que transcurre prácticamente toda la acción, dos parejas, una europea y otra norteamericana – muy diferentes en extracción social, temperamentos e intereses- dirimen un asunto cuya aparentemente civilizada y racional resolución se hace añicos al aflorar toda una gama de emociones, a cual más explosiva. Tales estallidos no se producen sólo entre ambos matrimonios, sino entre los hombres, entre las mujeres, entre la esposa de uno frente al marido de la otra y viceversa… Fuegos cruzados de reproches y alianzas, en los que el tema que les lleva a reunirse sirve de excusa para liberar a ese dios salvaje e indómito que tod@s llevamos dentro.

Y de paso, le sirve también al realizador para lanzar andanadas en contra de lo políticamente correcto, en todas sus manifestaciones. Divertida, corrosiva, brillante, transgresora, son calificativos que pueden ser aplicados a esta película inteligente, cuya puesta en escena está muy bien resuelta para ser una fiel adaptación de una pieza teatral.

Dos peros que quien esto suscribe debe consignar, sin embargo. El trato- otra vez…- dado a los personajes femeninos, mucho más esquemáticos y de una pieza que sus homónimos masculinos. Especialmente en el caso del de Jodie Foster, que roza la caricatura gruesa, y en la diatriba contra la sensibilidad animalista de Kate Winslet. Pese a que las actrices les insuflan vida, no pueden evitar dicho lastre. Responsabilidad también de Yasmina Reza, cuya única hasta ahora, ópera prima,’Chicas’ era de todo, menos pro mujeres… Y Polanski no lo es tampoco. A las pruebas me remito…

Chocante resulta asímismo la inesperada evolución del que tiene a su cargo John C. Reilly y la indulgencia, frente a la ferocidad con la que se contempla al de la Foster, con la que se retrata al de Christoph Waltz, el auténtico villano de la función. Claros desequilibrios sexistas, que no se le hubieran perdonado, invirtiendo los roles, a una mujer tras la cámara.

‘Melancolía’: Debacles

Las fichas técnicas que el cine Avenida -el único que lo hace y la única sala sevillana que proyecta en V.O.- nos proporciona sobre las películas que exhibe,  no se limitan a los datos sobre el estreno en cuestión, sino que se completan a menudo con declaraciones de l@s responsables de las cintas. En la correspondiente a ‘Melancolía’,  su director, Lars Von Trier, abomina de ella en estos, entre otros, duros términos : » Es pura nata montada, ¡una película de mujeres! Estoy dispuesto a rechazar la película como si fuera un órgano equivocado recién trasplantado». Para, a continuación , rendir tributo al magnífico trabajo del extraordinario equipo con el que contó para realizarla.

A quien esta crítica rubrica, le encantaría suscribir las opiniones vertidas en tal reseña por este danés que no ama a las mujeres, por este misógino impenitente, que ejerce como tal en toda su filmografía. Pero, en aras de la honestidad , no se puede. No del todo, al menos.

Y no se puede porque estamos ante una obra cuyo poder de fascinación y sugerencia, tanto en su brillantez formal, como en la hondura de su contenido, como en su belleza plástica, como en lo arriesgado de sus planteamientos y puesta en escena, como en el singular paralelismo, a modo de poética metáfora, que establece entre la debacle personal de la protagonista- excelente el trabajo de Kirsten Dunst, justamente reconocido en Cannes- y la cósmica, como, en definitiva, en los eminentes resultados de un plantel técnico-artístico dificilmente mejorable… es indiscutible.

La historia consta de un prólogo onírico y dos epígrafes dedicados a sendas hermanas radicalmente opuestas. Justine, cuya suntuosa y accidentada boda culmina desastrosamente y Claire – estupenda, como siempre, Charlotte Gainsbourg – el pilar de la casa, de la familia y de la celebración, quien entra en pánico ante las amenazas que llegan del cielo.

El primer capítulo le sirve al realizador para dar rienda suelta a sus invectivas antiburguesas – precisamente teniendo lugar en un marco incomparable y en una fiesta más que elitista-  según el espíritu del Dogma, aunque muy lejos de sus formas. Diatribas contra el matrimonio, la propia ceremonia y sus parafernalias, contra el miserable jefe de la novia, contra la institución familiar y los convencionalismos sociales son vertidas y expuestas mientras la recién desposada va sucumbiendo a su trastorno depresivo y al descontrol  emocional que la posee fatal e inexorablemente, afectando con ello,  en una reacción en cadena, a todo su entorno.

El segundo, mucho más intimista y aún más desolador, describe la relación de amor-odio entre ambas hermanas, su mutua dependencia, el cuidado que la protagonista de este epígrafe le dispensa a la otra, a su marido e hijo y las reacciones inesperadas de ambas ante lo inevitable de la catástrofe, que medios científicos ocultaron cuidadosamente . Un final tan íntimo como apocalíptico, cierra este apartado y la película.

Realizada aún bajo los efectos de la crisis emocional que padeció su autor, la cinta, con toda la brillantez y densidad indiscutibles que la caracterizan, refleja un esquematismo tan tendencioso en lo que respecta a la descripción de los personajes femeninos, pese al buen hacer de las actrices, que daña la credibilidad de sus propuestas. Esa madre terrible y castradora que encarna Charlotte Rampling, mientras el padre es un simpático y adorable egoísta y bon vivant, el gran John Hurt. Esa visión tan mezquina del sufrimiento mental cuando lo protagoniza una mujer, ese maniqueísmo en los roles conyugales…

No, no es una » película de mujeres» como se lamentaba Lars von Trier, sino un insidioso retrato en negro de ciertos clichés misóginos enmascarados de pretenciosidad. Y en cuanto a la «nata montada», en este aspecto, resultó ser de una acritud y estrechez de miras tan injustas como deplorables.

‘Habemus Papam’: Preferiría no hacerlo…

Imaginemos que un Cardenal es elegido Pontífice, tras varias votaciones, por una mayoría aplastante. Que en la Plaza de San Pedro cientos de miles de fieles, religios@s y seglares de todo el llamado orbe cristiano están  a la espera, junto a representantes de los principales medios de comunicación nacionales e internacionales, de la confirmación de la noticia. Que todas estas personas estallan de júbilo cuando se hace visible la fumata blanca. Que se produce el climax colectivo cuando se anuncian la presencia y las primeras palabras del Sucesor de San Pedro. Y entonces…

 

Entonces al recién llegado a tal honor le da un ataque de ansiedad y decide no presentarse ante la multitud expectante, que no conoce aún ni su nombre, ni su aspecto, y  que queda tan frustrada y atónita como el resto de la Curia. Dicha Curia decide entonces llamar a un célebre psicoanalista, el propio realizador, ateo por más señas, que entrevista a su Santidad sin demasiado éxito, dadas las circunstancias.   Y entonces esta Persona Sagrada decide tomarse un respiro durante unos días,  disfrutando de su anonimato civil por una Roma desconocida para él y hacerse analizar- esta vez, privadamente- por la ex del profesional citado. Mientras, en el Vaticano se mantiene una farsa y Sus Ilustrísimas se dedican al deporte… 

Nanni Moretti dirige, produce, interpreta y coescribe tan peculiar aproximación a la más alta jerarquía religiosa, con su ironía y corrosividad habituales. El humor y la acidez desde los que contempla y nos hace ver las interioridades más solemnes y al tiempo, por decirlo así, más domésticas del Cardenalato y del Papado destila sus mejores virtudes en la irresistible primera parte de la película. Luego, se le ha reprochado, pierde algo de fuelle y vagabundea, como su propio protagonista, un inmenso Michel Piccoli, sin rumbo fijo, tan perdido como receptivo a lo que el azar le va deparando en su pequeña escapada.

Y es cierto que el ritmo decae y que opta por una mirada empática y comprensiva, respetuosa a la par que distante, con ese anciano digno y honesto, lleno de dudas y abrumado por el peso de la púrpura. Opta por esta mirada, pues, en lugar de la más irreverente e impía, nunca mejor dicho en este caso. Pero, paradójicamente, tal opción añade un plus de ternura y sensibilidad, de complicidad inteligente con ese Bartleby papal que prefirió no hacerlo.

Sevilla Festival de Cine Europeo. ‘Babycall’. Broche noruego.

En el día de cierre del Festival,  se proyectó una interesante coproducción entre Alemania, Suecia y Noruega, ‘Babycall’, firmada por el noruego Pal Sletaune, dentro de la Sección de Eurimages. Se trata de una película de terror psicológico, en la que la estupenda actriz sueca Noomi Rapace– cuyo padre, por cierto, era español – vuelve a ofrecer otro recital interpretativo. En este Certamen, se la ha podido ver también en el denso drama de Pernilla August,’Beyond’. Y además habrá ocasión de contemplarla en nuestras pantallas más comerciales ya que, después de interpretar a Lisbeth Salander en la saga Milenium, rueda con Guy Ritchie la segunda entrega de Sherlock Holmes. Va a haber Noomi para rato…

Volviendo a la cinta que nos ocupa, narra la historia de una joven mujer y su hijo de ocho años que se mudan de incógnito a un enorme bloque de apartamentos, protegidos por los Servicios Sociales, huyendo de la terrible violencia del padre y  marido, que ha intentado acabar con sus vidas. Traumatizada y temerosa por el niño, que padeció especialmente las iras de su progenitor, compra un vigilabebés, el babycall al que alude el título, para oir todo lo que ocurre en la habitación del chico mientras duermen. Y, al tiempo, hace una amistad con el sensible y perceptivo dependiente de la tienda en que lo compró. Pero el aparato capta inesperadamente la frecuencia de lo que sucede en un apartamento del bloque, en el que otro niño está siendo sometido a abusos…

La terrible devastación mental y emocional que provoca la violencia de género en la protagonista, su progresiva pérdida de contacto con el entorno que la rodea y cómo esta circunstancia va afectando a su hijo- leal y cariñoso con la madre, pero también condicionado por el referente paterno- nos son mostradas con un desasosegante climax que va in crescendo. Al tiempo, se nos va planteando la duda sobre ella y sus percepciones, que son también las del espectador, y desvelando sorprendentes datos. Datos más terribles, si cabe aún en los que también son reveladoras e inquietantes ciertas visiones… 

El realizador sabe dosificar , manejar y filmar este material tan sensible -en el que la circularidad narrativa está presente- convirtiendo el horror cotidiano, las brumas mentales, el doloroso sinvivir de su personaje central, en un perturbador reto para la inteligencia y la emoción. Y ese final, que no aclara, ni resuelve todos los interrogantes, cuestiona con inteligencia los esquematismos que aplicamos al concepto que se da en llamar realidad.

Sevilla Festival de Cine Europeo. Palmarés. Segunda entrega:Café para tod@s…

 

Estos son los algo chocantes Premios del Jurado Oficial.

 

 

La gran triunfadora del Certamen sevillano el 11 del 11 del 2011 ha sido la noruega ‘Siempre feliz’, de Anne Sewistky, una comedia agradable sobre dos parejas y sus avatares amorosos y vitales, cuya reseña hicimos constar en su día y recordaremos aquí, pero comercial y sin mayor transcendencia.Un Premio discutible, que le viene grande.

 

El Giraldillo de Plata ya es otra cosa porque la alemana ‘Si no nosotros, ¿quien?, sobre la candente década de los sesenta vivida por jóvenes rebeldes del país, ejemplificados en Gudrun Ensslin y el germen de la Fracción del Ejército Rojo es interesante, aunque enjundiosa y le sobra metraje. Sorprende, además, la ausencia en ella del crucial personaje de Ulrike Meinhof, una de sus líderes junto a Andreas Baader, que sí es protagonista.

 

El Premio Especial a ‘The Mill and the Cross’ ya ha sido reseñado al coincidir, como se ha hecho constar en la primera entrega, con el de la Crítica Andaluza.

 

El Premio al Mejor Director ha sido para Steve McQueen por ‘Shame’. Aquí no han aplicado la lógica mayoritaria de los Oscars de que el considerado Mejor Director se lleva casi siempre también el de Mejor Película. Y mira que lo merecía…

 

Con el Mejor Actor ocurre otro tanto. La desgarrada, intensa e impecable composición de Michael Fassbender en ‘Shame’ no ha tenido rival posible. El que se lo hayan dado ex-aequo con la más bien histriónica de August Diehl en ‘ Si no nosotros, ¿quien?’ suena a broma de mal gusto.

 

La calidad interpretativa de las actrices premiadas sí estaba a la par. Ambas bordan sus respectivos personajes, Nadehhde Markina por ‘Elena’ y Bien de Moor por ‘Code blue’.

En resumen, un batiburrillo irregular e incoherente, con contadas excepciones, que da fe de que han querido contentar a un@s y otr@s con ese insatisfactorio café para tod@s.

Sevilla Festival de Cine Europeo. Palmarés. Primera entrega.

 

 Dos o tres comentarios sobre esta primera entrega del Palmarés, que este año se hace esperar. Y lo haremos sobre los largos de ficción de los que se ha dado cumplida cuenta en el blog. Remitiremos, para mayor extensión y abundamiento, a las crónicas aparecidas en Sevilla Cinéfila sobre las películas premiadas.

De ‘Tres veces 20 años’ de Julie Gavras hay que decir que es una cinta resultona, de buena factura y temática prometedora que pierde ritmo, fuelle e interés a medida que avanza su metraje. Su enfoque de la vejez es burgués, previsible y conservador. Premio Jurado Campus.

Sobre ‘The artist’, de Michel Hazanavicious, comentar que es una atrevida, burbujeante y deliciosa comedia muda con mezcla de drama romántico, declaración de amor al cine silencioso y a quienes lo protagonizaron y a l@s pioner@s del sonoro. Mitómana y encantadora. IV Premio Universidad de Sevilla.

L@s crític@s de nuestra Comunidad, integrad@s en la Asociación de Escritoras y Escritores Cinematográficos de Andalucía, tuvieron a bien reconocer «la puesta en escena transgresora y preciosista, la capacidad de experto para introducirnos en el universo pictórico de Brueghel y por poner el acento en el papel subversivo del arte frente a las tiranías de todo tipo y condición» de ‘The Mill and the Cross, de Lech Majeswki. Así mismo acordaron otorgar una mención especial para ‘Mercado de futuros’, de Mercedes Alvárez «por su apuesta por una forma de vida a la medida humana y por su talento e ingenio para observar el mercado ferozmente especulativo que nos ha llevado a la crisis que padecemos».

Sevilla Festival de Cine Europeo. Toma VII. Parte 1: Familias

En la sesión matinal de hoy, con la que concluyen las proyecciones de la Sección Oficial, y a la espera del Palmarés de mañana se han podido ver dos películas con la temática familiar de común denominador. Son, respectivamente, la rusa ‘Elena’, de Andrei Zviaguintsev y la griega ‘Alps’, de Yorgus Lanthimos.

La primera es un trabajo cinematográfico muy sólido y solvente, que se centra en la protagonista del mismo nombre, una mujer madura, enfermera retirada, casada en segundas nupcias con un hombre de dinero, mayor que ella. El tiene una hija de su anterior matrimonio, una chica joven rebelde, inconformista y con una vida irregular, que apenas si ve a su padre. Ella tiene un hijo sin oficio, ni beneficio, parásito vocacional, que le ha dado dos nietos. De ellos, el mayor de los cuales se ve abocado a ser reclutado por el ejército, en vista de su inutilidad para cualquier opción de provecho.

El realizador se toma su tiempo para describir la vida cotidiana de esta mujer, aparentemente sin problemas y sin historia, un ama de casa convencional, pero que esconde un polvorín en su interior cuando ve peligrar el futuro de su hijo y nieto antes mencionados. Será entonces cuando asomará su personalidad oculta. Bien rodada, contada, con una buena descripción de personajes y ambientes y un excelente reparto. Una de las mejores cintas vistas en el Concurso que, bajo su apariencia y ritmo pausados, esconde alto voltaje en su interior.

No sé si la deriva que está tomando cierto cine heleno tiene que ver con la terrible situación socio-económico-política que sufre el país, pero lo cierto es que optan por el disparate más absurdo disfrazado de pseudo surrealismo. La que nos ocupa, tiene, de entrada, ciertos puntos de contacto con la española ‘Familia’, de Fernando León de Aranoa. El punto de partida es similar, un grupo de personas que se alquilan como sustitutos de los parientes perdidos o inexistentes. Pero aquí acaban sus semejanzas porque ‘Alps’ va degradándose progresivamente y perdiendo su inicial interés para convertirse en un artefacto sin pies, ni cabeza, ni ritmo, ni guión. En fin…

Sevilla Festival de Cine Europeo. Toma VI. Parte II. ‘Shame’: Una adicción llamada deseo

‘Shame’, Steve McQueen.

Un joven ejecutivo, guapo, de éxito e irresistible para las mujeres. Un apartamento de alto estanding, en una zona vip de Nueva York. Un erotismo insaciable que se alimenta de relaciones de una noche, de sexo pagado, de videos, películas y revistas pornográficas, de un disco duro muy caliente y de masturbaciones compulsivas en no importa qué lugar, trabajo incluído. Unos espacios tan lujosos como impersonales, que propician coitos rápidos. Una cópula fallida, porque interviene la ternura. Un jefe, adúltero vocacional, muy lejos del carisma de su subordinado y colega.

Una hermana dependiente, frágil y de tendencias autodestructivas. Una inclinación perturbadora, enmascarada de rechazo. Un turbio pasado compartido. Un orden que se tambalea cuando asoma la intimidad. Una envoltura formal perfecta,  oscureciéndose progresivamente. Una tiranía del deseo, en deriva hacia lo sórdido. Una sucesión de cuerpos fornicando. Una música que subraya y potencia. Un viaje a los infiernos. Un final abierto e inquietante…

El británico Steve McQueen ha firmado con esta demoledora ‘Shame’ la película, no sólo de la Sección Oficial, sino del Certamen. Y lo ha hecho desde una factura impecable, con una puesta en escena sobria, elegante y precisa, en la que ni un sólo plano es gratuito y que va ensombreciéndose progresivamente, a la medida del comienzo del deterioro de su protagonista, un inmenso Michael Fassbender. Protagonista a quien da la justa réplica con su talento habitual Carey Mulligan.

Y lo ha hecho por haber conjurado el fantasma del producto sofisticado y digerible de usar y tirar. Y lo ha hecho por haber rehuído juzgar o condenar a su personaje, aunque nos haya acercado a su tormento. Y lo ha hecho porque no resuelve, ni absuelve, ni redime. Y lo ha hecho porque es una película en la que nada humano es ajeno, perturbadora y dolorosamente incómoda. Y lo ha hecho por haber sabido retratar con talento y  sin coartadas morales, biempensantes o de normalidad al uso, una adicción llamada deseo.

Sevilla Festival de Cine Europeo. Toma VI. Parte 1: Negocios

En la Oficial de esta mañana -que va a tener su continuación esta tarde con las proyecciones de ‘Shame’ y ‘Love in the Medina’- hemos tenido ocasión de ver dos películas radicalmente distintas de fondo y forma, en la que la segunda parecía ejemplificar la peor parte de lo mostrado críticamente en la primera. Han sido ‘Mercado de futuros’, de la española  Mercedes Alvárez, y la francesa ‘Holidays by the sea’, de Pascal Rabaté.

De la realizadora vimos la interesante ‘El cielo gira’, fechada en 2004. Este ‘Mercado de futuros’, otro documental,aunque no al uso, data de 2009. Estructurado en cuatro epígrafes, ‘Hola olvido’, ‘Restos de alma’, ‘La máquina de sueños’ y ‘Andar y mirar’ es una crítica a un mercado, en general, y al inmobiliario en particular, que ha hecho de la desmemoria de sus clientes- del olvido de sus raíces, casas, objetos, juguetes y muebles que les identificaron y acompañaron sus vidas- una de las bases de su negocio, ahora ya casi periclitado. Dos años se notan mucho en esta crisis…

Así, nos sumerge en Convenciones y Congresos donde todo el suelo puede venderse y comprarse, empezando por el alma, la ética, la dignidad y los principios  de quienes participan en estos intercambios comerciales. También en la Bolsas de valores en las que la especulación de particulares, grupos y entidades bancarias es la orden del día. O un campesino cultivando un huerto y creando un entorno rural, justo debajo de una autopista.  Y, por último, en un mercadillo de antiguedades dónde se puede encontrarm de  todo de los restos del pasado, con un vendedor, un anciano filósofo, antológico por su humor y lucidez.

Mercedes Alvárez expone pausada y críticamente, intercalando la voz en off que subraya cada capítulo, pero sin dejarse nada al azar, la falta de escrúpulos que demuestran vendedores, especuladores y clientes para los que no hay nada intocable, ni merecedor de respeto bajo los cielos de cualquier lugar. Tales mercaderes venden ecología e incluso formas de vida de tribus  primitivas a sus clientes de alto estanding. Y, por supuesto, tienen sus profetas y predicadores para que el negocio no decaiga. Un planteamiento interesante que incurre,  sin embargo, en algunas reiteraciones y lugares comunes.

‘Holidays by the sea’ es un engendro indigno de figurar en cualquier Certamen, y menos en su Sección Oficial. Comedia muda sobre las vacaciones playeras de varias personas de la pequeña burguesía francesa y las aventuras-desventuras que sufren y disfrutan en lo que parece ser un ejemplo del sueño-pesadilla del estío puesto a la venta en la cinta anterior. Sal gorda, sexismo, especismo, burdos gags, maniqueísmo… y así se podría seguir son las señas de identidad de esta ‘comedia’ burda y facilona.

Sevilla Festival de Cine Europeo. Toma V. Parte 2: Apariencias

La tarde de esta quinta jornada festivalera ha resultado más propicia y estimulante que la más bien poco distinguida sesión matinal. El programa ha estado a cargo de la noruega ‘Siempre feliz’, de Anne Sewitsky y de la polaca ‘Suicide room’, de Jan Komasa. Ambas tienen en común ser muy aptas para el gran público, una factura digna e historias que enganchan, aunque no estén del todo libres de ciertos clichés.

La primera muestra la relación de dos parejas, aparentemente perfectas aunque muy distintas, una cuyos miembros son más primarios y la otra más sofisticados, que entran en relación al mudarse los segundos al entorno rural en el que viven los primeros. Los dos matrimonios tienen dos hijos varones, uno biológico y el otro, de color, adoptado y la apariencia armónica que presentan no resistirá la prueba de la confrontación con la realidad de su trato cotidiano.

La esposa de la primera pareja, expresiva, optimista y cariñosa está subvalorada por los dos varones de su familia, insensibles y déspotas, que no dudan en maltratarla psicológicamente y, además, el marido la engaña. En la segunda, una infidelidad de la esposa ha hecho mella en la relación. Así las cosas, la relación afectivo-erótica que surge entre los perdedores parece inevitable…

La realizadora da cuenta de estos encuentros y desencuentros, de este juego de apariencias y traiciones, con esa desarmante apertura y naturalidad con que los escandinavos abordan estas cuestiones. El sexo, el deseo, las inclinaciones no asumidas, las rivalidades, las autoestimas maltrechas que con afecto van mejorando, los juegos amo-esclavo que establecen los niños entre sí. Las formas de vivir la virilidad, los vínculos y la sexualidad  tan radicalmente distintas que tienen cada uno de  los dos protagonistas y las radicalmente distintas también personalidades de las dos mujeres.  Todo ello en clave de comedia agridulce, muy agradable de ver. Lástima que no pueda evitar el sesgo conservador, aunque razonado, en su conclusión y que no lleve ciertos asuntos más vidriosos, por así decirlo, a sus últimas consecuencias.

‘Suicide room’ es a todos los efectos una película muy gótica, de estética y temática, pese a su apariencia formal. Transcurre en un ambiente de alta burguesía, con un matrimonio importante y muy ocupado, extremadamente ricos que apenas si tienen tiempo de ocuparse de su hijo adolescente. Este, un chico déspota y malcriado, descubre que sus inclinaciones eróticas no son las ortodoxas, ni las deseables en su clase social y la crueldad de sus compañeros de instituto le lleva a aislarse en su habitación, con el ordenador como única compañía. Ahí descubrirá un mundo virtual inesperado e inquietante dirigido por una chica de tendencias suicidas que le conducirá al borde del abismo, en un viaje a los infiernos sin retorno.

El realizador aborda con intensidad y pasión dicho material narrativo introduciendo con buenas técnicas de animación un curioso universo virtual paralelo en el que destacan los avatares de los protagonistas en fantasmagóricos espacios. Por momentos, resulta absorbente e hipnótico ese mundo alternativo a espaldas de lo que se da en llamar vida real, tan hipócrita como miserable. Sabe retratar bien a los adolescentes,  aunque no soslayar algunas caracterizaciones de los adultos esquemáticas, tópicas y excesivas y no escape tampoco a cierta moralina biempensante.