‘Wonder Wheel’: Una noria llamada Deseo…

Estamos ante un nuevo estreno del octogenario y todo un clásico cineasta neoyorquino, en clave de drama esta vez, que, para quien esto firma, resulta tan deslumbrante, sugerente y evocador en su aspecto formal como decepcionante en el tratamiento de la historia.

Una historia que tiene lugar en los años 50, en Coney Island, y que nos es narrada por uno de sus protagonistas, el salvavidas del parque de atracciones en cuyo entorno vive un matrimonio infeliz, al que se suma la hija del marido que, tras años sin hablarse con su progenitor, recurre a él, perseguida por los esbirros de un cónyuge mafioso. Estas personas se verán unidas por vínculos de amor, deseo, rivalidad , celos y violencia.

101 minutos de metraje. La bellísima fotografía, con toda su intensidad y matices, se debe a Vittorio Storaro. Las piezas musicales, tan hermosas y bien integradas en el relato, se deben a la selección del propio realizador, quien firma también su irregular y, desde el punto de vista de quien esto escribe, tendencioso guión.

En un escenario, pese a tener exteriores, y con una atmósfera densamente teatral – a no confundir con teatro filmado… – Woody Allen y su excelente equipo aciertan al transmitir la nostalgia, la amargura, la tristeza, la infelicidad de unas criaturas llenas de frustraciones y dañadas por la vida, con reminiscencias de las creadas por ese caballero sureño conocido como Tennessee Williams.

Pero… el esquematismo tendencioso y misógino, marca de la casa, con el que reviste a su protagonista, una enorme Kate Winslet – muy, muy, muy superior a su personaje, al que imprime una complejidad de la que carece sobre el papel – lastran y comprometen la credibilidad del conjunto.

En efecto, no se puede dotar de ternura y vulnerabilidad a un maltratador confeso – un excelente James Belushi – y cargar todas las tintas contra su víctima – en todos los sentidos posibles, «consentidora» y tirana,  sin matices apenas salvo en algunos mínimos momentos de deseo y autenticidad, e in crescendo hasta esa decisión final…  – aunque no se concrete más para evitar spoilers. No, Woody, no.

En todo caso, está claro que hay que verla. Además, es una de las elegidas para comentar- tiene un debate… – en la próxima sesión de nuestra tertulia de cine Luis Casal Pereyra del próximo miércoles, 10 de enero, a las 19.30, en Casa del Libro de la calle Velázquez. La entrada es libre y les esperamos para coincidir o discrepar.

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