Permitan a quien esto firma alterar los tiempos y comenzar por el final: Este documental tan valioso, tan espléndido, tan conmovedor, tan complejo, tan a ras de tierra y al tiempo tan elaborado, tan sensible, tan empático, tan triste… no retrata a la cerda Gunda y sus bebés, los grandes protagonistas, a gallos y gallinas y a vacas, a imagen y semejanza de la especie llamada humana. No, no lo hace. Antes al contrario, les muestra tal como son en contextos tan opuestos como granjas y santuarios de Noruega, España y Estados Unidos, según rezan los títulos de crédito finales. En blanco y negro, tomándose su tiempo y en silencio.
Pero, no obstante, su mirada animalista, lúcida y respetuosa sí nos permite reconocernos en ell@s. Nos permite reconocerles, sin sentirnos superiores ni modelos o referentes, como nuestr@s compañer@s de planeta, aunque, ay, no les tratemos como a tales. Nos muestra, con el más delicado de los respetos como no podría ser de otra manera, cómo respiran, cómo salen de sus contenedores, a veces tan pequeños…, cómo disfrutan del aire y del sol, cómo disfrutan del hecho milagroso de vivir, de su derecho a la vida.
Cómo pisan la tierra, cuidadosa y prudentemente como gallos y gallinas y a saltos de incontenible alegría como las vacas. Nos muestra sus lenguajes, sus expresiones, sus vínculos mutuos, sus caricias, sus amistades. Nos muestra, sobre todas las cosas, el proceso de crecimiento de la casi docena de preciosos bebés del personaje central que da título a la película, la cerda Gunda, bajo el amoroso cuidado de su madre.
Encerrada en un hábitat pequeño para sus grandes dimensiones, ella se las arregla, no obstante, para alimentarles, cuidar sus juegos, vigilar a un@ con problemas de cojera, bañarles con ese barro tan saludable e imprescindible para sus cuerpos, enseñarles a ser independientes, besarles, jugar con ellos y llenarles de amor. El documental nos muestra a estas hermosas criaturas creciendo ante nuestros ojos, siendo todavía muy pequeños, pero luciendo a cada plano, en cada elipsis, con más salud, alegría, energía y fuerza. ADORABLES HASTA DECIR BASTA…
… HASTA QUE LA PRESENCIA LLAMADA HUMANA, que nunca es visible, utiliza un tractor con trampa para llevárselos ya sabemos con qué fin, con qué fines. Y el dolor de esa madre se hace sentir, nos traspasa y desgarra, durante 10 minutos necesarios y sobrecogedores, llamándoles, buscándoles, oyendo impotente sus gritos y lamentos, dentro y fuera, en los alrededores, sin comprender nada, ROTA. Y nos rompemos con ella.
Coproducción entre Noruega y Estados Unidos, fechada en 2020, de 99 minutos de metraje. Producida por el excelente actor y activista por los derechos de todas las especies no humanas, Joaquin Phoenix. Filmada y escrita, junto a Ainara Vera por el guionista, ayudante de cámara, editor y documentalista ruso Viktor Kossakovski, cosecha del 61, que tiene en su haber 11 títulos en su filmografía, de los que ‘Aquarela’ (2018) es el más conocido y premios muy importantes en Festivales como los de Amsterdam, Karlovy Vary y Edimburgo. Fotografiada con excelencia por él mismo, junto a Egil Haskjold Larsen.
«No hay sangre, ni violencia, solo animales mostrando sus sentimientos en estado puro… Hay que dejar de comerlos e iniciar la revolución de la empatía», ha declarado su responsable. Parece que muchas personas al verlo han decidido seguir ese camino haciéndose veganas. Ojalá que hicieran lo propio algun@s de quienes lean estas líneas…
En Sevilla, el Avenida solo la proyectó ayer en un único pase a las 19.30. Merecía muchos más. Pero, no obstante, estará disponible en la plataforma Filmin cuando termine su exhibición en los cines.
Miren a los ojos a estas hermosas criaturas sintientes, sientan sus alegrías, sus juegos, sus sufrimientos, su duelos, su orfandades… Perciban cómo les interpelan. Pónganse de su parte, véanla y actúen en consecuencia