Archivo diario: mayo 26, 2022

‘La maniobra de la tortuga’: Negros terrores machistas

Dos teléfonos móviles marcan el día a día de un hombre y una mujer que, habitando el mismo bloque, no se conocen aún. El de él – un policía francés de origen afincado en nuestro país que, como marcan las pautas del género, es profundamente infeliz, está separado de una mujer que no quiere verle ni oirle y tiene una niña pequeña, que hace las cosas a su muy peculiar manera y por la última, que costó la vida al hombre equivocado, lo han desterrado a los archivos de una comisaría gaditana – le une al último mensaje de una voz amada, grabado en el último día de su vida. Una voz cariñosa, alegre y perdida para siempre, la de su hija mayor.

El de ella – una joven enfermera, competente, generosa, sensible y solidaria, pero aterrorizada por un verdugo violento que está a punto de salir de la cárcel – la acosa con llamadas inquietantes desde números ocultos con un ruido de fondo que siempre es el mismo. La intimida y advierte que el peligro está cerca y la acecha. Condiciona e interfiere con su modus vivendi, obligándola a mirar a todos lados en su trabajo, en la calle, en su casa, al salir, al entrar, en el rellano, pasillo o ascensor…

En este último espacio se conocen ambos protagonistas. Él apenas si la ve pues está perjudicado, ella habitada siempre por el miedo, se encoge durante el trayecto de segundos hacia los pisos pretendiendo hacerse invisible. Un caso les unirá, sin embargo. Un caso terrible y lacerante que hará que estrechen sus vínculos, se conozcan y se cuiden mutuamente.

Un caso que no está a su cargo, un caso que le remueve sus dolor y duelo. El caso de una chica inmigrante que, como su hija querida, salió de noche y no volvió. El caso de un padre y una padre rotos que lamentan la falta de interés de los investigadores en el tema y le piden que lo haga él y que les mantenga informados.

Un caso, al que se unen otros similares del pasado. Un caso que remite al abuso de poder, a los peores y más negros terrores machistas, a la impunidad de los agresores, a la desprotección de las víctimas, a los vínculos de los primeros con altas, y mafiosas, instancias.

Un caso que remite a la falta de, o tibia, respuesta de las autoridades y organismos implicados. Un caso que genera más interrogantes que respuestas. Un caso, unos casos, el investigado y el de la protagonista que requieren métodos y escoltas, por llamarlas así, no oficiales.

Esta firmante no concreta más para no hacer spoilers. Pero sí quiere dejar constancia que ‘La maniobra de la tortuga’ le ha interesado y le ha «tocado» mucho, pese a ciertos desequilibrios narrativos y algunos subrayados innecesarios. Pero sí quiere dejar constancia de que su tratamiento y puesta en escena resultan eficaces, sólidos y desasosegantes.

Pero sí quiere dejar constancia de que es un noir andaluz más que digno. Pero sí quiere dejar constancia de que aplaude su denuncia sin reservas de las violencias machistas, de esos negros terrores machistas que tiñen de sangre y duelo este país, día sí y día también.

Pero sí quiere dejar constancia del escalofrío que atraviesa el patio de butacas con las perturbadoras e intensas imágenes del miedo atroz de una mujer «yo soy la que estoy en una cárcel», magnífica, espléndida, Natalia de Molina, actriz fetiche del realizador. Pero sí quiere dejar constancia de lo bien que suena el habla andaluza no impostada.

Producción española, fechada en este mismo año, de 103 minutos de metraje. La filma y la escribe, junto a José Rodríguez, el guionista y cineasta jerezano Juan Miguel del Castillo – cosecha del 75, cuya ópera prima ‘Techo y comida’ (2015) obtuvo el Premio Asecan Ópera Prima y las Biznagas de Plata, Premio del Público y a la Mejor Actriz – adaptando la novela homónima de Benito Olmo, que esta firmante no ha leído. La fotografía muy bien, con garra y dramatismo, Gina Ferrer y la música, de la que se puede escribir otro tanto, es de Xavier Font.

El reparto, mayoritariamente andaluz, rezuma talento y credibilidad y en él destacamos, sin contar a Natalia de Molina ya citada, a Fred Tatien, Mona Martínez y Carlos Manuel Díaz junto a un@s excelentes secundari@s.

Deberían verla.