‘Al descubierto’: Derecho de pernada

Jodi Cantor, cosecha del 75, y Megan Twohey, cosecha del 77, son dos periodistas estadounidenses del New York Times quienes, en octubre de 2017, tras una larga, dura, compleja, díficil y complicada investigación, publicaron un reportaje sobre las décadas de abusos sexuales del productor Harvey Weinstein que fueron el antecedente del movimiento #MeToo y que les valió a ambas y al periódico en 2018, el Premio Pulitzer al Servicio Público.

Sobre el libro que ambas escribieron documentando estos hechos, «She Said» (título original de ‘Al descubierto’), cuya adaptación firma Rebecca Lenkiewicz, se basa esta película de la actriz, guionista y cineasta alemana Maria Schrader – cosecha del 65, entre cuyos créditos se encuentran la notable ‘Aimée y Jaguar’ y la aclamada serie ‘Unorthodox’.

Maria ha recibido importantes reconocimientos como intérprete de cine, teatro y televisión, como escritora y como directora. Además, es una activista feminista que lucha por la igualdad salarial de las mujeres en la industria del cine y por el apoyo a la financiación de filmes realizados por ellas.

De la extraordinaria combinación de talentos y compromiso con la verdad de Jodi, Megan y Maria no podía salir nada que no fuera excelente. Porque estamos aquí ante una excelente película, de entre las mejores en este género que ha dado grandes títulos – como ‘Spotlight’ (2015), de Tom McCarthy o ‘Los archivos del Pentágono’ (2017), de Steven Spielberg, por citar tan sólo dos ejemplos – sobre periodistas y medios que sacan a la luz oscuros hechos reales de cuyas revelaciones se derivan importantes consecuencias políticas y sociales. Como es el caso de la que nos ocupa.

El caso que nos ocupa aquí es el de un relato fílmico tan intenso y apasionante, como austero y comedido. Ningún plano sobra, ni falta. Todo está narrado a tiempo y en su tiempo. Porque los tiempos son los de un proceso extraordinariamente delicado en el que las investigadoras tuvieron que tratar con materiales muy sensibles: el miedo, el terror de las afectadas, su silencio, el dinero que algunas aceptaron por no denunciar, su desconfianza…

Todo ello con un respeto escrupuloso a las víctimas, a sus encuentros, fructíferos o fallidos, con ellas, a sus dudas y vacilaciones, a su enorme dolor y al daño que un poderoso, que se creía intocable y con derecho de pernada sobre ellas, les había inflingido.

Precisamente ‘Intocable’ es el título de una mirada documental extraordinaria sobre el caso debida a otra cineasta feminista, la británica Ursula Macfarlane, cuyo enlace a su crítica en este blog es: https://sevillacinefila.com/2019/09/07/intocable-el-puto-sheriff-de-este-puto-pueblo/ en el que se mencionan también este reportaje, junto con el paralelo hecho por Ronan Farrow para The New Yorker, premiado igualmente con el Pulitzer al Servicio Público.

Todo este modus operandi periodístico que siguieron las protagonistas, tan riguroso como empático, lleno de sororidad y sutileza, en las antípodas de cualquier amarillismo sensacionalista, es mostrado por la realizadora con un compromiso, un talento, un cuidado, una fidelidad y una sutileza admirables.

Los mismos valores que exhibe cuando muestra pinceladas necesarias de cada una de ellas en sus esferas más íntimas, en un proceso en el que tuvo lugar el embarazo de Megan, tratando de conciliar un trabajo abrumador y sin horarios, con la ayuda de sus igualitarias parejas.

Tampoco se le olvidan las dificultades para conseguir testimonios probatorios con la escrupulosidad y el rigor informativo de un medio que les exigía documentaciones fehacientes para publicar. Una exigencia digna, pero también el apoyo del director y la editora con los que contaban incondicionalmente.

A Weinstein, de quien fueron cómplices y encubridores, todo su entorno familiar y profesional y toda una industria cinematográfica conocedora de sus «hazañas», nunca le muestra más que a través de algún audio telefónico o entrando de espaldas en la redacción con aires de matón. Otra decisión narrativa digna de aplauso.

Sí nos es dado contemplar, por contra, el valor de actrices como Ashley Judd, que supo dar un paso adelante. Porque la película va de una investigación que destapó estos horrores, no del #MeToo que vino después de ese emocionante final, de esa tecla que se pulsa dando origen a todo…

Porque, se reitera, austera y contenida, sobria y ejemplar como es, está habitada por la emoción profunda del sufrimiento de las víctimas, de su desamparo, de su vulnerabilidad, de su culpabilidad incluso, tales fueron los daños colaterales inflingidos. Y por la tensión absorbente de un trabajo exhaustivo, riguroso y complejo.

Producción estadounidense, fechada en 2022, de 129 minutos de metraje. Su guion, adaptando el libro citado, lo escribe Rebecca Lenkiewicz, como se ha escrito al principio de esta entrada. La fotografía muy bien otra mujer, Natasha Braier y su banda sonora tan solvente la firma Nicholas Britell. La interpretan con excelencia la siempre magnífica Carey Mulligan y Zoe Kazan, agradeciéndose mucho las presencias y talentos de Patricia Clarkson, Jennifer Ehle y Andre Braugher. La preceden nominaciones y reconocimientos importantes. Todos le son debidos.

Es una de las tres miradas de mujeres elegidas para debatir en la próxima sesión de nuestra tertulia de cine Luis Casal Pereyra, y primera del año, del miércoles que viene, 11 de enero, a las 19.30, en Casa del Libro Velázquez. EN CARTELERA EN NERVIÓN, EN UNA ÚNICA SESIÓN TARDÍA Y DOBLADA. VÉANLA CUANTO ANTES.

En cualquier caso, ni se les ocurra perdérsela.

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