‘El amante doble’: Distorsiones

El conocido, y prestigioso, guionista, editor y realizador francés llamado François Ozon, cosecha del 67, ha aportado al cine títulos muy estimulantes y otros no tanto. Entre los que se integrarían en el primer apartado estarían, por citar solo algunos y en la personal e intransferible opinión de quien esto firma, ‘El tiempo que queda’ (2005), ‘En la casa’ (2012) o ‘Frantz’ (2016). Y es de temer que esta que nos ocupa, ‘El amante doble’ pertenecería al segundo…

107 minutos de metraje. La escriben el propio director y Philippe Piazzo, que adaptan libremente la novela de Joyce Carol Oates, ‘Vidas gemelas’. La fotografía bella y turbiamente Manuel Dacosse y Philippe Rombi firma su tan sutil como dramática banda sonora. La historia sigue a una frágil y hermosa joven de 25 años, que se enamora de su psicólogo y es correspondida. Al finalizar su relación profesional, comienza la personal y todo parece marchar bien hasta que…

Tiene un arranque impactante y simbólico, junto a una media hora inicial más que estimable, en la que la protagonista femenina va desgranando sus dificultades, su vulnerabilidad emocional y sus circunstancias personales, en las diferentes sesiones de la terapia. Así,  la vemos crecer y afirmarse, al menos aparentemente, hasta encontrar trabajo como vigilante en un museo y cambiar de casa y de vida.

Hasta ahí, todo bien si aceptamos la improbable premisa, contraria a cualquier código deontológico y hasta a la lógica más elemental, de la relación entre un profesional de este tipo y su paciente. Quien esto firma desconoce el material literario de partida y, al ser esta una adaptación libre, le faltan datos sobre si estaba o no en el texto original.

Lo que falla rotundamente es, se dirá en términos muy abstractos para no desvelar la trama, es esa mezcla indigesta entre realidad y fantasía, entre thriller psicológico y erótico, tan artificiosa, confusa, distorsionada, retorcida y, a la postre, banal. Todo respira falta de autenticidad. Un pseudodrama envuelto en un lujoso papel de celofán y vacío de contenido. En él, además, como se ha comentado con mucho acierto, se busca, y no se encuentra, a De Palma, Cronenberg y hasta a Polanski.

Esta circunstancia afecta al reparto sin personajes de carne y hueso a los que componer. Y ello, pese al magnetismo de Marine Vacth, la protagonista. Por si esto fuera poco, Ozon ha declarado que esta es una película feminista… Otra distorsión más. Porque lo que queda claro es que, en este relato, la antiheroína es «liberada» conforme a los códigos más sexistas y patriarcales.

Una pena. No obstante, deberían comprobar sus acuerdos, o discrepancias, con esta reseña, viéndola.

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