No solo cine: Clubs, lectoras y autoras

Triple y jubilosa celebración la de este martes, 17 de diciembre, de 2019: las del Dia de la Lectura en Andalucía, que se celebró ayer, y el de los décimos aniversarios de dos clubs de lectura el de la Fundación Tres Culturas – espacio que nos acogió – y el del Centro de Documentación María Zambrano, al que quien esto firma se honra en pertenecer, junto al de La Tribu de Sevilla que se reúne en la librería Casa Tomada. Todos ellos con perspectiva de género y coordinados respectivamente por Olga Cuadrado, Aure Daza y Paola Fernández Zurbarán quienes – junto a Carmen G. de la Cueva, escritora y, como ellas,  dinamizadora cultural feminista – fueron las organizadoras de este evento. Con el broche de oro del encuentro con dos narradoras andaluzas tan importantes como Sara Mesa y María Sánchez.

Esta firmante no se propone hacer una crónica convencional de un día intenso y muy estimulante, pleno de sugerencias y aportaciones. Así que recogerá – esquemáticamente, por la limitación del espacio – algunas de las palabras y reflexiones de las ya citadas intervinientes, escritoras incluídas. En especial las de Carmen que hizo sendas, valiosas, documentadas y necesarias introducciones a las señas de identidad de estos clubs, con perspectiva histórica, y a las autoras andaluzas desde los años 60, 70 y 80.

A saber, las razones de un club de lectura feminista o sus señas de identidad, como un espacio seguro donde debatir, aprender y conversar sobre literatura de género. Con una vocación de reparar y reconstruir nuestra genealogía literaria. Con valentía, a través de textos que dan testimonio del abandono, de la desigualdad y de la injusticia que han sufrido las mujeres a través de los siglos. Integradores y no excluyentes. Incluso mixtos, en algunos casos.

O en otros, en los que se comparten bebidas, comidas y hasta la música que evocan los textos. Con herramientas analíticas y dinamizados por mujeres con formación literaria y de género. Con sororidad, poniendo en valor la experiencia femenina, su calidad e interés y la mirada universal que tantos le niegan. Un espacio de aprendizaje, «un cuarto propio compartido, una genealogía propia, un abrazo de hermana». Con horizontalidad y miradas violetas.

En cuanto al panorama literario, masculino plural tanto en la escritura como en la crítica, se recordaron preguntas tan pertinentes como las de por qué copan ellos la mayoría de los premios, por qué tienen ellas menos crédito literario, por qué ellos parecen no leerlas, por qué con la edad van desapareciendo la mayoría de jóvenes promesas, en qué medida el ser mujer afecta a la escritura, qué razones hay detrás de todo ello y qué estrategias para luchar contra este estado de cosas, o si perciben las escritoras esta desigualdad…

Escritoras cuyos textos son pronto descatalogados, que transitan por editoriales diversas.  Que parecen recién llegadas cuando llevan años escribiendo. Presionadas en temáticas y tiempos. Cuya remuneración, derechos incluídos, es sensiblemente menor a la de sus compañeros masculinos. A las que la maternidad, trabajo doméstico y cuidados les roban el tiempo imprescindible para crear, lo que no ocurre con ellos. Que ven sus voces deslegitimadas y son tratadas de forma condescendiente, sexista y paternalista. Cuyas reseñas aparecen, sobre todo, en revistas femeninas. Pero que, por si esto no fuera poco, son «acusadas» de copar todos los galardones y de triunfar por su sexo…

Aure, Carmen, María, Olga, Paola, Sara, Fundación Tres Culturas, IAM, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.

 

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