Del guionista, productor y cineasta francés Gilles Legrand, cosecha del 58, sabemos que su producción cinematográfica se remite a cinco películas, con esta que nos ocupa, en las que ha transitado por dramas rurales y familiares fundamentalmente y también de ambiente bélico, etre los que destacan, por su acogida crítica, ‘Le jeune fille et les loups’ (2008) y ‘Tu seras mon fils’ (2011).
Aquí se centra en el universo contemporáneo, y muy urbanita, de una mujer madura cronológica, pero no emocionalmente, llamada Isabelle que abraza las causas de las personas más vulnerables descuidando a l@s suy@s y a sus propios intereses. La llegada de una nueva profesora al centro social donde trabaja cuestionará sus métodos y harán que afronte una nueva aventura solidaria más bien improbable que le traerá muchos quebraderos de cabeza.
103 minutos de metraje. El guión lo coescribe su responsable junto a Léonore Confino. Su correcta fotografía la firma Pierre Cottereau y su banda sonora ad hoc, su habitual Armand Amar.
Desde la visión de esta firmante, hay que hilar muy fino para hacer una crítica a la solidaridad mal entendida y no caer en presupuestos reaccionarios. Para poner en solfa ciertos tics progresistas y no caer en otros de signo contrario. Para hacer una sátira sin desvirtuar el genuino compromiso social de personas muy entregadas y empáticas. Para ser irreverente y no ofensivo. Para ser ácido, sin caer en la caricatura. Para encarnarlo en una mujer, sin caer en lugares comunes sexistas, esquemáticos y conservadores. Para hacer un retrato coral de la Francia multirracial sin paternalismos. Y el realizador, como tal y como coguionista, no siempre lo consigue.
Además de todo eso, se resienten el tono, la escritura, el tratamiento y el enfoque, tan dispersos como contradictorios. Es de agradecer, no obstante, que no haya recurrido a la sal gruesa, salvo excepciones, ni a ciertas concesiones burdas y comerciales de algunas comedias taquilleras de su país. Pero le han faltado inteligencia, ritmo, lógica y coherencia interna que ordenen el conjunto.
Su protagonista, la singular actriz y realizadora Agnès Jaoui – ‘El gusto de los otros’ (2000), ‘Como una imagen’ (2004)… – se resiente de tales bandazos de fondo y de forma en su composición de Isabelle, aunque haga lo que pueda por insuflarle vida y verdad. Resulta curioso que interpretara a un personaje similar en otra de sus películas ‘Llenos de vida’, con una visión crítica e iconoclasta de cierta burguesía, como en este caso, pero mucho más sutil y divertida.
Quien esto firma cree sinceramente que ‘Las buenas intenciones’ hubiera resultado mucho más interesante y compleja de haberla dirigido ella.
Escrito queda. La pelota, en sus tejados.