Quien esto firma – que sufre un confinamiento estricto y solitario de presencia humana, aunque disfrute de las de sus dos gatas y compañeras de vida, por pertenecer al grupo cronológico de riesgo – ignora si está facultada para comentar críticamente algunas de las series que lleva visionadas en estos tiempos oscuros. Pero va a intentarlo. Y lo hará de una manera informal, desordenada e incluso caótica, pues el aislamiento hace estragos también en la capacidad de concentración, luego de expresión escrita. Así que les pide disculpas de antemano por ello.
Y lo hace con estas producciones audiovisuales – de tanto interés, por otra parte – porque, de momento, ha sido incapaz de ver cine en las plataformas, cadenas o canales televisivos. Le resulta muy doloroso y duro al asociarlo a esas pérdidas devastadoras provocadas por el maldito virus maldito: salas, festivales, rodajes, estrenos, tertulia… que, aquí y ahora, se le antoja tan lejano recuperar.
Con esta necesaria introducción, extensiva también a futuras entregas de lo que ha llamado episodios, comienza con ‘Citas’ o ‘Cites’, en su título original catalán. La emite completa Amazon Prime Video desde 2018. Lo hizo también Filmin. Pero fue TV3 en Cataluña quien la estrenó: su primera temporada en 2013 y la segunda en 2015 respectivamente. Cada una de ellas tiene 13 episodios de aproximadamente 45 minutos de duración.
Creada por Pau Freixas adaptando libremente la original inglesa ‘Dates’ de Brian Eisley, tiene una factura muy cuidada, un competente equipo de guionistas, una excelente banda sonora con temas muy sugerentes que subrayan lo narrado y un reparto atractivo en el que destacar nombres como los de Leticia Dolera, Eva Santolaria, Eduardo Noriega, Pep Munné, Carme Elías o Álvaro Cervantes entre much@s otr@s. Realizada en solitario, o en régimen de codirección, contando casi siempre con una mirada de mujer, por cineastas como el aludido Freixas, Patricia Font, Paco Caballero, Éric Navarro, Marta Pahissa… Fuente: Wikipedia.
Los ejes conductores de las historias son personas de edades, circunstancias, extracciones sociales, trabajos, profesiones, objetivos, y apariencias diversas que se encuentran por primera vez en un entorno urbano – maravillosa Barcelona en sus plazas, parques, jardines, bares, restaurantes, tabernas, discos, tiendas, hoteles, librerías… sin caer nunca en los clichés turísticos al uso – tras sus contactos previos en una aplicación.
Vidas cruzadas que nos hablan de soledades, de vacíos, de ilusiones, de incomunicación en una época hiperconectada, de expectativas, de las dificultades y torpezas en los cara a cara tras la fluidez, el anonimato y la libertad que ofrecen las pantallas. Vidas cruzadas buscando amor, sexo, romance, estímulos para matrimonios con una intimidad marchita, pasiones, deseos, novedades, parejas en todas sus variantes, intercambios eróticos, compromisos o su ausencia, normas o su ausencia. Con estados civiles y opciones sexuales diferentes. Con paternidades, maternidades clásicas o heterodoxas. Con…
Vidas cruzadas en la gran ciudad, que ofrecen un retrato complejo y poliédrico de esta experiencia humana, tan singular como contemporánea, que, de momento, la pandemia nos ha arrebatado. Vidas cruzadas a la mayoría de las cuales seguimos en otros capítulos hasta su conclusión o similar y cuyos lazos e interrelaciones se nos van desvelando y revelando. Entre el drama, la comedia romántica o la comedia. Con un mimo por los personajes que nunca son de una sola pieza, aunque haya alguno más bien deplorable, y que son representados en sus contradicciones, indecisiones, fortalezas, debilidades y paradojas.
Yo que ustedes no me la perdería.