Dos citas de twitter. La primera de una cuenta de referencia de quien esto escribe, Contra el borrado de las mujeres, fechada el 8 de marzo. Dice así: «El reino misógino de Arabia Saudí encarcela mujeres acusadas de desobediencia a la tutela masculina. Solo salen de su encierro cuando su tutor lo consiente. El velo, que aquí llaman algunas empoderante, entierra a las mujeres, borra a las mujeres»
La segunda, fechada el 29 de febrero, la firma Teresa Domínguez, Dice así: «Mujeres marroquíes vendidas como esclavas en Arabia Saudí. El comercio de esclavas está resurgiendo en Arabia Saudí, con la impactante publicación en las redes sociales de imágenes de mujeres marroquíes exhibidas para la venta al público»
Por otra parte, tenemos el caso sangrante de la luchadora por los derechos de las mujeres Loujain Al Hathloul que lleva encarcelada dos años – en los que ha sufrido torturas, agresiones sexuales y aislamiento – por defender pacíficamente libertades esenciales para sus compatriotas y afronta cargos de terrorismo en su próximo juicio en Riad. Junto a ella, en su misma inicua situación de abusos de poder y pendientes de juicio, hay ocho militantes feministas más. Esas, de las conocidas. Para no hablar de las anónimas…
Aunque las «reformas», tras una lucha sin cuartel de las heroicas militantes feministas, han conseguido el derecho a conducir… no han afectado a su situación laboral, ni socioeconómica, ni vital, dada la aberración de que ellas necesitan siempre un tutor masculino sin cuyo permiso no pueden ejercer prácticamente ninguna actividad. Por si todo ello no fuese poco, están segregadas en todos los espacios: bancos, transportes públicos, parques, playas, lugares de ocio, entre un largo etcétera.
De tal tutelaje habla esta película de la guionista y realizadora del país Haifaa Al-Mansour, cosecha del 74 y primera realizadora de cine saudí, con amplio prestigio internacional de la que esta que nos ocupa es la cuarta de su filmografía tras ‘La bicicleta verde’ (2012), ‘Mary Shelley’ (2017) y ‘Desmelenada’ (2018).
101 minutos de metraje. La escriben su directora, quien también la produce, y Brad Niemann. Su luminosa fotografía se debe a Patrick Orth y su excelente banda sonora, además de las hermosas melodías autóctonas incluidas en ella, a Volker Bertelmann. Su historia sigue a una médica que no puede hacer un viaje importante porque su tutor masculino llega tarde al aeropuerto. Ello, y las segregaciones que la afectan como profesional y ciudadana, hace que vaya tomando progresivamente conciencia de la necesidad de luchar por su autonomía personal hasta el punto de llegar a presentarse como candidata a la alcaldía de su ciudad y a colarse en ámbitos exclusivamente masculinos para que sus propuestas sean escuchadas.
Y ello a pesar de que su padre es un hombre tolerante, músico cuya gira nos es contada en paralelo a la experiencia política de su hija, de que su madre fue una referente artística y personal como excelente cantante ( como la progenitora real de Al-Mansour y su padre también, poeta en este caso) y de la unión con sus hermanas. Si bien su campaña no se basa en ninguna reivindicación feminista sino en que se asfalte el camino a su hospital.
Ella ha declarado ser cineasta, no activista, aún reconociendo que su cine «abre ventanas». Esta declaración de principios encaja muy bien con el tono de ‘La candidata perfecta’. Un tono amable, con una inevitable crítica a los aspectos más aberrantes de la situación de sus compatriotas, pero profundamente reformista. Podría haber sido demoledora y resulta bienintencionada y muy generosa, pese a todo, con los hombres que la habitan.
Lo que es tanto un acierto, ser didáctica para consumo interno, como una carencia ya que se queda muy corta teniendo en cuenta el estado de cosas de su país descrito al principio. Su denuncia es eficaz pero… muy light. Está financiada en parte por un fondo gubernamental, lo que puede explicar su enfoque. Y atravesada por una esperanza y un optimismo contagioso en el futuro. Algo muy apreciable.
En cualquier caso, una película valiosa que debe verse. Era una de las elegidas para debatir en la próxima sesión de nuestra tertulia de cine Luis Casal Pereyra del miércoles, 1 de abril, a las 19.30, en Casa del Libro Viapol. Ocasión y película que el maldito virus maldito nos arrebató.
Intenten verla. Háganse con ella.