Esta producción británica – fechada en 2020, de 93 minutos de metraje, escrita y dirigida por el actor, guionista y realizador Harry Macqueen, cosecha del 84, muy bien fotografiada por Dick Pope y cuya sugerente banda sonora firma Keaton Henson, con el marchamo de factura impecable made in BBC y British Film Institute y con dos pesos pesados interpretativos al frente como Colin Firth y Stanley Tucci – tenía de entrada todas las papeletas para que quien esto firma se propusiera verla con las mejores expectativas.
Más aún cuando la historia, un drama prometedor sobre una pareja compuesta por un pianista y un escritor cuyas vidas cambiarán radicalmente a partir de que, dos años antes, al segundo se le diagnostique alzheimer en su fase temprana. Desde entonces, uno abandona sus conciertos, el otro intenta infructuosamente abordar una nueva obra y ambos viajan a ver amistades y familiares dolorosamente conscientes del inmenso valor del tiempo que comparten antes de que la mente del autor, otrora maravillosa y creativa, se funda en negro sin remisión.
Pues a pesar de todo ello, que jugaba a su favor, a esta firmante le ha resultado díficil entrar en la historia y aún más sentirse conmovida, concernida incluso, con los personajes y su tragedia. El retrato de su relación -mostrada como una intimidad llena de ternura y afecto, pudorosa incluso y de cuidado mutuo, algo muy valioso – que debería haberla emocionado, le ha parecido, por contra, tópica, difícilmente creíble e impostada. Le aburrió ese bucle repetitivo al que el guión y el director les abocan sin profundizar paradójicamente en nada, ni aportar nada nuevo.
Incluso la labor actoral se resiente, a su parecer, de tan esquemático planteamiento. Quien esto rubrica cree que se ha perdido una oportunidad de oro de mostrar un amor homosexual maduro con todas las consecuencias y de abordar, lo hace muy epidérmicamente, una enfermedad terrible para cualquiera pero, si cabe, aún más para un intelectual. Y ese final, tan terrible y tan legítimo, tendría que haber sido más complejo.
Pero por supuesto que es una película digna, de calidad, sensible y con valores que hacen recomendable su visión.